El cierre de las operaciones de Directv en Venezuela constituye, en la práctica, al menos para un importante segmento de la población, un apagón informativo.

 

Según algunos registros, la empresa satelital había alcanzado alrededor de 45% del mercado de la TV paga en el país, razón por la cual millones de hogares dependen de ese servicio y han quedado, al menos temporalmente, sin acceso ni siquiera a los canales de señal abierta, porque las antenas caseras hace tiempo que han caído en desuso.

 

Aunque puede resultar paradójico, uno de los sectores donde Directv registra mayor penetración es el de los barrios populares. Las antenas satelitales son parte del paisaje de las casas precarias en los cerros e incluso de los edificios de la Gran Misión Vivienda Venezuela.

 

La mayor parte de la grilla de Directv es de canales de entretenimiento y deportes, pero también venía alojando a los canales nacionales, entre ellos los del Estado, y a otros de carácter informativo, incluyendo las cadenas estadounidenses y europeas de noticias.

 

Particularmente compleja es la situación de la multiestatal Telesur, pues depende de la plataforma de Directv para su distribución en otros países de América Latina.

 

Blackout en un tiempo de alta tensión

El apagón o blackout informativo se produce un tiempo de alta tensión para Venezuela, dada la inminencia de nuevas acciones violentas, similares a la ocurrida el 3 de mayo, cuando se intentó una invasión con tropas formadas por mercenarios, paramilitares y desertores. También ha sido clara la amenaza de Estados Unidos de atentar contra los tanqueros iraníes que transportan gasolina hacia Venezuela.

 

Igualmente, en las actuales circunstancias de pandemia global, se han hecho muy importantes los reportes diarios del gobierno al respecto. Muchas personas, como se indicó previamente, solo tienen acceso a Venezolana de Televisión, a través de la plataforma satelital privada.

 

El episodio evoca en alguna forma lo ocurrido a partir de la mañana del 13 de abril de 2002, cuando comenzó a desmoronarse el gobierno de facto de Pedro Carmona Estanga, que había asumido el poder luego del golpe de Estado del día 11.

 

Los medios de comunicación televisivos privados, que eran parte de la jugada, decidieron silenciarse para no informar al país acerca del poderoso movimiento de contragolpe que se había iniciado. Por ello, cancelaron sus emisiones noticiosas y optaron por transmitir dibujos animados y otros programas de similar tenor. Las radioemisoras, salvo pocas excepciones, también se sumaron al apagón. Los diarios nacionales y regionales, igualmente involucrados en el golpe, no se publicaron el día 14, por las mismas razones.

 

(LaIguana.TV)

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