Si se hace un análisis a fondo del brote de protestas que sacude a Estados Unidos, es posible arribar a una conclusión que tal vez para muchos resulte un contrasentido: Donald Trump podría tratar de alcanzar la reelección agudizando el conflicto racial, para capitalizar el miedo de los estadounidenses blancos a perder sus privilegios.

Este enfoque fue presentado por el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela y el Equipo de Investigación de su programa, Desde Donde Sea, que fue dedicado el viernes 29 de mayo a la ola de disturbios en EEUU, tras el asesinato por asfixia del afrodescendiente George Floyd, cometido por policías blancos en Minneapolis.

«Hoy deberíamos estar hablando de la decisión de Donald Trump de romper definitivamente las relaciones de EEUU con la Organización Mundial de la Salud, en medio de la pandemia. Podríamos analizar su Intención de culpar a un organismo internacional de lo que está pasando en EEUU: 102 mil 709 fallecidos y 1 millón 744 mil 258 contagiados. Pero en EEUU, lejos de estar respetando una cuarentena y cuidándose, lo que hay son grandes manifestaciones, ciudades enteras quemadas porque asesinaron a otro afrodescendiente. Puedo darles la noticia tal como sucedió, pero ustedes la conocen. Vamos por datos, antecedentes y reflexiones», dijo, al iniciar el espacio de televisión 2.0.

«Vamos a fijarnos en la estructura, no en  la coyuntura; no en el detonante, sino en la causa; no en la moda, sino en los clásicos; no en el hecho, sino en el contexto que lo produjo. La muerte de George  Floyd fue el detonante para que esto ocurriera. Recordemos someramente: durante 8 minutos un policía blanco colocó la rodilla en el cuello del detenido, quien repitió ‘no puedo respirar’, hasta que murió. Fue asesinado delante de otros tres policías que se limitaron a ver la escena. Estoy tentado de decir que lo mataron como a un perro, pero es que ni siquiera fue como un perro».

Entrando en el contexto histórico estructural del racismo en EEUU, explicó que lo ocurrido con Floyd devolvió a la palestra el caso de Eric Garner, quien murió en 2104, en Nueva York por el abrazo mortal de un policía, tras gritar hasta once veces ‘no puedo respirar’. Se volvió símbolo del movimiento Black Lives Matter, que ha encabezado las protestas contra el racismo en EEUU desde entonces. 

Aunque se estima que unos 700 afrodescendientes han sido asesinados desde 2017 a manos de los cuerpos policiales estadounidenses, sin tanto ruido, algunos casos causan especial conmoción. Por ejemplo, en marzo de este año asesinaron en Kentucky a Breonna Taylor y en febrero, habitantes blancos asesinaron a tiros al joven Ahmaud Arbery en un barrio de Georgia. «Había cometido el simple error de salir a correr. Para el racismo estadounidense, un afrodescendiente que sale a trotar está escapando de algo», comentó el director de LaIguana.TV.  

El tema ha motivado investigaciones de los grandes medios estadounidenses. The Washington Post publicó que  desde 2015, un total de 4 mil 728 personas han muerto en tiroteos policiales: 2 mil 385 eran blancas; 252 negras; 877 hispanos y 214 de otros grupos étnicos. Pero, como quiera que los afrodescendientes representan menos de 13% de la población, se puede concluir de esta estadística que la policía blanca mata a tiros a los negros a un ritmo que es más del doble que a los blancos.

En tanto, The New York Times ha asegurado que los negros tienen tres veces más probabilidades de ser asesinados por la policía que los blancos.

Según el científico de datos Seth Stephens-Davidowitz, que mapeó y analizó palabras en la web como niger, una de las expresiones más ofensivas para referirse a personas afroamericanas, las zonas más racistas se EEUU son Georgia, Nueva York, el sur de Vermont, la costa del golfo, la península superior de Michigan y una gran parte de Ohio.

Un rasgo histórico… y electoral

«Cuando hablamos de racismo en EEUU no nos referimos a 2020, ni siquiera a 2014, con el caso mencionado. Estamos hablando de cien o doscientos años de racismo. Es un rasgo histórico que se cuenta por cientos de años. Si no entendemos que el racismo y el supremacismo blanco están radicados ‘genéticamente’, no en lo biológico, sino en la raíz misma de la simbología y la psique estadounidense, no vamos a entender lo que está pasando», prosiguió Pérez Pirela en su análisis.

Pero, ese origen raigal no debe hacer creer que el racismo actual en EEUU es un hecho natural. «Por el contrario, es voluntario, intencional, posee intencionalidad y, por cierto, uno de los dos grandes partidos estadounidenses tiene el racismo como elemento estratégico para ganar elecciones y aquí vamos a basarnos en las investigaciones de Ian Haney López, de la  Universidad de Berkeley, quien habla del racismo como estrategia de vieja data para controlar la economía y diría yo que también la política», sostuvo.

El racismo, según esta catedrática, es una estrategia que el Partido Republicano adoptó hace 50 años, en la época de la lucha por los derechos civiles. «A medida que EEUU avanzó hacia la igualdad racial, eso causó ansiedad a una cantidad de blancos y el Partido Republicano dijo ‘si agregamos combustible a esa sensación de ansiedad de los blancos podemos lograr que los votantes apoyen al partido de las grandes empresas porque sienten que están bajo amenaza racial. Es decir, el Partido Republicano, uno de los dos del sistema bipartidista de EEUU, toma el racismo como estrategia e instrumento para ganar elecciones».

Esto conduce a Pérez Pirela a considerar la hipótesis de que Trump está tendiéndonos a todos una trampa. «Quiere que creamos que solo tenemos dos opciones: llamarlo racista a él y a sus seguidores para propiciar la agudización del conflicto racial, que en realidad no existe, es creado. O no decir nada sobre su racismo para no ofender a nadie, pero al mismo tiempo lo dejamos difundir mensajes de odio racial. La investigadora citada asegura que  hay una estrategia mejor: decir que esto no se trata de racismo blanco, sino de que Trump es un estafador. Su juego, en medio de una pandemia, es causar odio racial y que  la sociedad arda, que los blancos se sientan saqueados por los afrodescendientes, que se sientan en peligro. Así el Partido Republicano tomará ese miedo y lo convertirá en campaña electoral. Esto genera una nueva parrilla de interpretación. Al contrario de lo que se piensa, las manifestaciones por el asesinato de Floyd no van contra Trump sino que son una de sus estrategias para radicalizar la sociedad y poder ganar las elecciones a partir de un conflicto racial. Interesante interpretación».

Ahondando en esta visión del problema, recalcó que antes de 1960, la supremacía blanca era abiertamente aceptada en EEUU.  Reflexionó que si lo vemos en términos históricos, esto fue hace nada. Apoyándose en la investigación de López, explicó que  el movimiento de los derechos civiles demostró que esa superioridad de la raza blanca era inmoral, injusta y una gran mentira, pero los políticos conservadores no dejaron de avalar el supremacismo blanco, sino que cambiaron el código. «Comenzaron a decir que necesitamos proteger a la mayoría silenciosa, es decir, a los blancos; a los verdaderos estadounidenses, que son los blancos; al corazón de EEUU, que son los blancos. Se posiciona el conflicto racial como un elemento republicano para ganar elecciones».

Trump podría necesitar más que nadie ese argumento, pues se encamina a las elecciones del 3 de noviembre con  102 mil muertos por Covid-19. «Estoy tentado a decir que no son muertos ni fallecidos, sino asesinados por Donald Trump, quien dijo que la enfermedad, por arte de magia, iba a desaparecer. Ahora saca una carta de debajo de la manga y coloca el conflicto racial en el centro del debate. De ese  modo, la discusión electoral no será su ineptitud para combatir el Covid-19, ni el que él haya roto con la OMS en plena pandemia mundial. El problema que está colocando en el tapete es el racial, porque podría tener una oportunidad de ganar, de forma desesperada, unas elecciones que tiene perdidas».

Trump, sin embargo, niega que sea racista.  Como prueba, dice que el desempleo entre latinos y negros está en mínimos históricos en EEUU. En la campaña de 2016 les pidió a los negros que confiaran en él. «Muchos confiaron y  lo que hizo fue bajarles los impuestos a las corporaciones y destruir la red de seguridad social que había dejado su antecesor, Barack Obama, se redujo la atención médica a los más vulnerables, se intensificó la violencia contra las comunidades de color. Es claro que juega con el racismo de manera calculada, medida, estratégica, para generar un conflicto en la sociedad estadounidense, que ya no es el Covid-19 ni 40 millones de desempleados, sino entre negros y blancos, entre afrodescendientes y caucásicos».

Según la profesora López, 90% de los republicanos niega que Trump sea racista  y al hacerlo, niegan que ellos mismos lo sean. Y opina que es muy difícil cambiar esa percepción, por lo que considera mucho mejor tratar de convencerlos de que Trump es un timador que usa el racismo contra los negros y contra los blancos.

Llevado a la realidad latinoamericana, menciona ejemplos como el de Bolsonaro, quien está activando estrategias racistas para ganar elecciones. “Radicalizas la sociedad y pescas en río revuelto”. 

Citó las palabras de la investigadora: “Muchos países latinoamericanos luchan con líderes políticos cuya estrategia principal es avivar la división social mientras secuestran al gobierno para ellos y sus cómplices. ¿Está alimentando Bolsonaro la división social y el odio porque va a proteger a algunos brasileños de piel blanca? No, de la misma manera que Donald Trump no está aquí protegiendo a los blancos. En ambos casos, los blancos son una excusa para sus campañas electorales»

Otros puntos relevantes del trabajo revisado son los siguientes:

  • Los candidatos presidenciales republicanos han ganado la mayor cantidad de votos blancos en todas las elecciones presidenciales desde 1968.

    El Partido Republicano hoy obtiene 90% de sus apoyos en votantes blancos. 98% de los funcionarios electos republicanos son blancos. Esto ocurre en un escenario global en el que 62% de la población es blanca.

  • Si se observa a quiénes han sido elegidos en el Partido Republicano, se comprueba que hacen campañas con estilos muy similares al de Trump. El fundamento de sus éxitos es que los afrodescendientes e hispanos son personas amenazadoras e indignas.
  • Trump es la voz del partido, elemento divisorio, provocador que hace explotar los desafueros racistas. Está intentando cambiar la idea de lo que significa ser estadounidense para dejar a afrodescendientes e hispanos fuera de la identidad nacional. La estrategia más amplia es que algunas personas no merecen ser estadounidenses y por eso hay que desmantelar los programas gubernamentales que quitan dinero a los ricos para dárselo a los pobres.
  • “Los ilegales están cruzando, te están robando, están invadiendo nuestros hospitales, están invadiendo nuestras escuelas”. Esa es la retórica de DT de la que estamos hablando. La agenda política que está por detrás es recortar prestaciones sociales, seguridad social, salud, fondos para educación, saneamiento del agua y dinero para las zonas rurales.

Con respecto a este último punto, Pérez Pirela acotó que uno de los resultados de esos recortes sanitarios es que una parte importante de los contagiados de Covid-19 son afrodescendientes y latinos, tal como se ha reseñado anteriormente en el programa. 

Se refirió al significado de la frase de Trump acerca de cómo serían enfrentadas las protestas. El mandatario dijo: “No puedo quedarme atrás y ver cómo le pasa esto a una gran ciudad estadounidense, ante cualquier dificultad asumiremos el control, pero cuando comience el saqueo comenzará el tiroteo”. 

«Eso que él llama saqueo es la expresión de la rabia de afrodescendientes y otras personas, frente a policías blancos supremacistas que asesinan a un hombre desarmado que estaba pidiendo que lo dejaran respirar. Ustedes se imaginan que el presidente  de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, diga que donde haya saqueos y protestas va a haber tiros. Sería un escándalo mundial… Bueno, tal parece que a Donald Trump se le acepta».

Rememoró el discurso de Trump en 2016, dirigido a los afroestadounidenses, el cual ya anticipaba lo que sería su gobierno. Decía: “Pido el voto de cada negro que hay en este país. ¿Qué pueden perder?: viven en la pobreza, sus colegios son malos, no tienen trabajo, el 58% de su juventud está desempleada… ¿Qué demonios pueden perder?”

«Lo que sucede, las protestas que se están dando, las inició Trump diciendo que los mexicanos y demás latinoamericanos llevaban a EEUU drogas y crimen y que eran violadores y asesinos. Solo en California, donde vive la mayor cantidad de latinos, 15 millones, ha visto un aumento sostenido de incidentes antihispanos en los últimos tres años. Evidentemente, si ganas las elecciones auspiciando el racismo, durante tu gobierno habrá actos de racismo. Según la investigación de la Liga Antidifamación (ADL), los delitos de odio se incrementaron en 226% en los condados que fueron anfitriones de eventos de campaña de Trump en 2016».

Según las investigaciones, el problema fundamental tiene que ver con el sistema de justicia. Hay impunidad total sobre este aspecto en EEUU: solo 1% de las quejas contra agentes por racismo acaban en acciones disciplinarias.

«En el caso de los policías que asesinaron a Floyd, teniendo un video como prueba, la fiscalía determinó que se trataba de un caso federal porque la técnica utilizada para inmovilizarlo es una alternativa de fuerza no letal. ¡Vaya si fue letal después de ocho minutos! Como dice Rubén Blades sobre el que murió de muerte natural: “Claro, si después de una rumba e palo, que te mueras es normal”. Tuvieron que incendiar Minneapolis para que decidieran arrestarlos y acusarlos de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario. La única sanción hasta ahora es que los despidieron. Ellos matan a un ser humano y el castigo es que los despiden. ¡Ah!, lo que pasa es que ese ser humano tenía la piel tostada, era afrodescendiente, por lo cual, según la lógica supremacista, era un ser inferior y es más que natural que muera», expresó.

Ítems históricos


El  moderador insistió en buscar los elementos históricos. Recordó que EEUU alcanzó su independencia en 1776, pero la esclavitud siguió siendo parte de la vida cotidiana de los estadunidenses, sobre todo en las plantaciones de los territorios del sur. Fue un elemento estructurante de la realidad y de la identidad de los EEUU. 

«Todos los países necesitan un mito de padres fundadores. En América esto se ubica entre los siglos XVIII y XIX. Algunos son ridículos. Gabriel García Márquez, en su discurso de aceptación del Premio Nobel, hablaba de los dictadorzuelos que, al inicio del siglo XX o finales del siglo XIX,  iban a Europa, a París, a comprar estatuas usadas de generales y comandantes de revoluciones y guerras europeas y colocaban dichas estatuas en las plazas principales centroamericanas o suramericanas. Aunque la figura no representase al héroe homenajeado, no importaba. Se ponía una estatua de un héroe francés o europeo y se decía que era un héroe nacional porque las identidades nacionales también tienen sus aspectos carnavalescos. Todo país necesita de héroes. EEUU también. Algunos de los padres fundadores de EEUU fueron racistas y xenófobos, hay que decirlo, pero eso pasa en la historia en letras muy chiquitas, así como la de los bancos cuando te van a estafar. Parte del racismo en EEUU surge precisamente de esa identidad forjada por padres fundadores racistas que desde el principio excluyeron a afrodescendientes e hispanos”.

«La esclavitud fue un fenómeno extendido desde sus primeros pasos como país, incluso entre los padres fundadores, como Thomas Jefferson, quien tenía 200 esclavos. Podemos entender esta estructura histórica y simbólica en EEUU. Esa es la sociedad de Mickey Mouse, la de Disneylandia, de la Estatua de la Libertad, de ese Hollywood en el que matar vietnamitas resulta un hobby, aunque EEUU hayan salido perdedores de la guerra de Vietnam. Esos grupos están decidiendo elecciones en EEUU, así que bueno es el cilantro, pero no tanto, y bueno es el racismo, pero no tanto porque hay estados como Florida, que decide elecciones y tiene un alto componente de cubanos y venezolanos. Allí el racismo de Trump contra los hispanos se convierte en una manera de ganar votos hispanos en Miami: qué paradoja, qué país tan complejo”.

Libro y poesía


La lectura recomendada fue  Sobre héroes y tumbas, del escritor argentino Ernesto Sábato.

Por tratarse de la emisión del viernes, el programa tuvo un colofón poético. Reveló que se está haciendo un proyecto con un gran maestro del jazz venezolano y un grupo de cineastas para grabar un tema musical para cada poema, un paquete audiovisual multimedia que supere el formato de libro, de disco o de videoclip, todo eso a la vez.

Luego leyó el poema de su autoría titulado En primera fila

En primera fila te veo volar los ojos, sujetar el mundo, patear todo con tus extremidades aladas

En primera fila me colé en tu café caliente y soy el primero

aunque llegué de último a la fila de tu peores y nadas.

En primera fila arañas la butaca en mi cuerpo

Araña boca arriba, con tus patas venenosas rozándome este adentro mío.

En primera fila planeo en esa cama, alfombra voladora, blanca como tus ojos volteados

como tus medias pantys que ahorcan porque me ahorcan.

El primero de tu fila soy, lanzado al derrumbe de almohadas suspendidas en el aire
sábanas ondeando como banderas piratas, televisores hablando solos.

Primero en fila india, negra, roja, como esa grama oscura que se traga el mundo y lo devuelve resuelto.

En primera fila aprieto los tornillos flojos de tu Luna con la herramienta erecta esta que ahora ahorcas con tus manos obscenas de reina obrera y sin reino de este mundo.

En primera fila acabas con mi insomnio.

En primera fila viéndome dormir.

En primer fila después del desastre.

En primera fila de onomatopeyas.

En primera fila, el terremoto.

En primera fila de líquidos y olores.

En primera fila espero paciente el aplauso de tus pechos, el temblor de tu ombligo, la maraca aguda de tus nalgas, la tijera abierta de tus piernas cortándome en pedazos y pegándome en la hoja arrugada de tus fantasmas.

En primera fila con la pega de tus líquidos más tuyos, pegando a este tu cuerpo más mío.

En esta fila feeling soy el primero y acaso el último que te vea hacer tantas a la vez y hacerme todos los hombres que tú ves, de vez en vez, sentado en esta primera fila india, en esta primera fila negra.

(LaIguana.TV)