Los lugareños la llamaban la ‘isla del pederasta’. Palmeras, bungalós pintados de azul y blanco, una piscina, un extraño templo con una cúpula dorada… Tiene aspecto de parque temático, pero era la guarida de un monstruo.

 

Un insaciable minotauro que exigía un tributo incesante de chicas jóvenes. Al menos 80 de ellas aseguran, según la acusación, haber sufrido los abusos sexuales de una jauría de la alta sociedad. Muchas eran niñas de entre 12 y 16 años, algunas lucían brackets y habían sido captadas a la puerta de sus colegios.

 

Era la isla privada en el Caribe del magnate de Wall Street, pedófilo reincidente y proxeneta Jeffrey Epstein. Las fotos inéditas que acompañan a este reportaje fueron tomadas por una de sus víctimas, Chauntae Davies, una fisioterapeuta que trabajó para Epstein entre 2000 y 2005 como masajista y azafata en su avión privado, conocido como Lolita Express por las orgías a bordo.

 

Davies tenía 21 años cuando fue reclutada por la exnovia de Epstein, Ghislaine Maxwell, hija del magnate de la prensa Robert Maxwell. «Epstein era encantador en público, pero en privado se transformaba. Presumía de su amistad con el príncipe Andrés y se jactaba de haber pagado las deudas de Sarah Ferguson, la duquesa de York. Tenía fotos con ellos enmarcadas en las habitaciones», relata. El escándalo está lejos de amainar.

 

Ahora se ha sabido que Epstein estuvo en el castillo de Windsor en 2006, invitado por el príncipe Andrés y Sarah Ferguson al 18 cumpleaños de su hija la princesa Beatriz. Allí también estuvo otro buen amigo del príncipe, el productor Harvey Weinstein, acusado de agresión sexual por diversas actrices de Hollywood.

 

La víctima aportó estas imágenes como prueba

 

Davies asegura que fue violada sistemáticamente por Epstein durante años. La primera vez, en la camilla de masajes.

 

«Me agarró de la muñeca y me desabrochó los pantalones. Yo le decía: ‘No, por favor, para’, pero eso solo le excitaba más». En julio de este año, le contó su odisea al FBI y aportó pruebas; entre ellas, las fotos que tomó en la isla. Epstein fue arrestado. En agosto apareció ahorcado en su celda de una prisión de Nueva York mientras esperaba juicio por tráfico sexual de menores. Con su muerte, la investigación se detuvo.

Davies y otras once mujeres que han salido a la luz pública a denunciar los abusos a los que fueron sometidas piden que se reabra el caso y se lleve ante la Justicia a los amigos, clientes y cómplices de Epstein que participaron en las violaciones. Epstein ya fue condenado por abusar de una adolescente en 2007, pero solo cumplió 13 meses gracias a un acuerdo con la Fiscalía.

 

Las víctimas no quieren que el caso Epstein se vuelva a cerrar en falso. «Ha destruido mi vida en todos los sentidos. Relaciones, familia, salud, trabajo. ¿Cómo se las arregló para hacer esto durante tanto tiempo a tanta gente?», se pregunta Davies.

Otra de las denunciantes es Virginia Roberts, que, entre sus denuncias de Einstein, asegura que el príncipe Andrés participó en una orgía en la isla caribeña con ella y otras ocho chicas. El duque de York lo niega, aunque reconoció que estuvo hospedado en el recinto. Se trata de una finca de 300 hectáreas.

 

El financiero y sus amigos vips accedían en helicóptero. Las jóvenes, según su relato, que habían volado hasta el aeropuerto de Santo Tomás, eran trasladadas en yate. Nada más llegar, los guardias de seguridad les quitaban el pasaporte. Permanecían allí desde varios días a semanas o incluso más, siempre vigiladas. Sarah Ransome denunció que fue violada tres veces diarias durante seis meses.

Muchas de sus víctimas eran niñas que reclutaba a la salida del colegio

 

«Yo me había marchado de casa, en Sudáfrica, y había llegado a Nueva York con lo puesto. Una mujer me abordó a la salida de una discoteca y me habló de un tipo poderoso que me ayudaría a alcanzar mis sueños, y que me invitaba a pasar unos días en el Caribe». Aceptó. Un día intentó escapar en moto acuática, pero fue detectada por las cámaras e interceptada por los guardias. «El mar está infestado de tiburones, pero estaba tan desesperada que un tiburón hubiera sido mi mejor amigo».

 

También usó la isla como sede de congresos científicos

 

En una de las fotos se ve a Epstein hablando por teléfono mientras su secretaria, una sonriente Sarah Kellen, le masajea la espalda. Kellen, conocida como ‘la lugarteniente’, formaba parte de un grupo de mujeres que reclutaba a las niñas.

 

Esta red estaba presuntamente liderada por Ghislaine Maxwell, que aparece en otra de las imágenes; esta lleva semanas en paradero desconocido y aseguró que temía por su vida. Las captadoras les decían a las chicas que podrían codearse con gente poderosa: magnates, realeza, famosos… Y que tendrían la oportunidad de conocer a Donald Trump, Bill Clinton o Mick Jagger. Una aventura por la que, además, cobrarían entre 200 y 300 dólares. Algunas de las captadas eran inmigrantes y apenas hablaban inglés, otras provenían de familias desestructuradas.

 

Epstein también utilizó la isla como sede de congresos científicos; entre sus huéspedes estuvo el físico Stephen Hawkings, al que invitó a una travesía en submarino. Epstein, que antes de gestionar un fondo de inversiones con el que hizo una fortuna valorada en más de 500 millones de dólares, fue profesor de matemáticas y realizó cuantiosas donaciones a instituciones tan prestigiosas como el MIT. Según el New York Times, tenía dos obsesiones.

 

Una era la eugenesia, la mejora de la raza humana mediante la selección de las características más deseables, una idea relacionada con el nazismo. Fundó un banco de esperma que pretendía que sus donantes fueran Premios Nobel, aunque solo uno reconoció haber contribuido. Y quería perpetuar su propio ADN con un plan para dejar embarazadas a 20 mujeres a la vez. Su otro sueño era la preservación criogénica. Quería congelar su cerebro y su pene.

 

(xlsemanal)