La designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral es una forma de destrancar el juego político, pero oscuros intereses de la élite opositora han hecho todo lo posible por evitarlo, ya que su negocio multimillonario en dólares es mantener el estatus actual.

Este es el punto medular del análisis hecho por Miguel Ángel Pérez Pirela respecto a la decisión del Tribunal Supremo de Justicia destinada a allanar de inmediato la ruta de los comicios parlamentarios que, por mandato constitucional, han de realizarse este año.

En la emisión del programa Desde donde sea del lunes 8 de junio, mientras aún se esperaban los anuncios del TSJ sobre los nuevos rectores del Poder Electoral, el filósofo y comunicador expresó que el grupo que ha dominado hasta ahora a la oposición no está en absoluto interesado en ir a elecciones porque su gran negocio consiste en mantener su condición actual de aliados de Estados Unidos y otras naciones en las operaciones de desfalco de los activos y cuentas de la República en el extranjero.

«Parecemos secuestrados de una parte del mundo político que no tiene ninguna intención de ir a elecciones porque el negocio redondo es no hacer elecciones, seguir con el juego trancado y con la mal llamada comunidad internacional aupando más guerra, polémica y desestabilización. Ser oposición para Juan Guaidó, Leopoldo López, Julio Borges, María Corina Machado, David Smolansky y Carlos Vecchio es un negocio multimillonario en dólares», enfatizó.

A su juicio, el avance hacia una medición electoral podría ser la clave para solucionar el problema fundamental del país que, como lo ha planteado muchas veces, no es económico, sino político.

Pérez Pirela se propuso explicar lo que está ocurriendo y responder algunas dudas. Por ejemplo, por qué el TSJ ha asumido la designación de los rectores electorales, si esa es una responsabilidad Asamblea Nacional.

Para explicar la intervención del máximo tribunal leyó el artículo 336 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que estipula las atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia (numeral 7):

«Declarar la inconstitucionalidad de las omisiones del poder legislativo municipal, estadal o nacional cuando haya dejado de dictar las normas o medidas indispensables para garantizar el cumplimiento de esta Constitución, o las haya dictado en forma incompleta; y establecer el plazo y, de ser necesario, los lineamientos de su corrección».

«De la lectura de este artículo se concluye que es potestad del TSJ realizar esta designación porque la AN no tuvo acción concreta en el momento en que le correspondió y el TSJ tiene que llenar el vacío. Ahora, según la oposición el hecho de que lo designe el TSJ indica que no es equilibrado… Si no te coge el chingo te agarra el sin nariz: la AN no hizo nada, buscando que fracasase cualquier acuerdo político y luego, cuando actuó el TSJ, dicen que es una dictadura».

Otra pregunta interesante es si está vencido el período de los actuales rectores. La respuesta es no. Pero se había llegado al acuerdo político de renovar la directiva, en lo que estuvieron a favor parte del G-4 (Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular), el ala democrática (a la que algunos, despectivamente, llaman «la Mesita»), el chavismo y representantes de la sociedad civil.

«Se creó un Comité de Postulaciones, que, según se dijo entonces, estaba integrado por seis opositores, cinco chavistas y diez representantes de la sociedad civil. Cuando tenían que llegar las credenciales de los postulados para nuevos rectores, no hubo más nada. Rompieron el acuerdo político, hicieron todo lo posible para parar el juego. Hicieron lo mismo que aquel 6 de enero de 2018, en República Dominicana, cuando la delegación que encabezaba Julio Borges se paró, no de la mesa de negociación, sino de la mesa donde iban a firmar el acuerdo ya alcanzado –rememoró-. La semana pasada, la oposición democrática, esa  a la que llaman ‘la Mesita’, que es democrática porque no estuvo en el golpe ni en la invasión, pidió que se declarara la omisión inconstitucional y también que se adecue la forma de elección de diputados indígenas para que sean seleccionados de acuerdo a sus tradiciones. La Sala Constitucional declaró la omisión, es decir, dejó en evidencia que la AN no hizo lo que debía hacer en el lapso que tenía para ello».

La razón para tal conducta es, insistió, el negocio multimillonario en dólares que implica ser una oposición aliada con fuerzas extranjeras para saquear el patrimonio nacional expresado en activos y cuentas en el exterior, así como disponer de ayudas humanitarias y donaciones.

Precisó que las actuales autoridades que estarían de salida son las rectoras Tibisay Lucena Ramírez (cuyo período vence en 2021), Sandra Oblitas Ruzza y Socorro Hernández. Mientras tanto, se especula que el rector Luis Emilio Rondón podría quedarse en el cargo. “Pero acá no vamos a especular. Cuando anuncien los nombres, hablaremos de eso”, puntualizó.

Recordó que el CNE ha realizado 21 elecciones en 21 años, incluyendo seis referendos.

De cara al proceso previsto para este año, hay un escollo que debe ser superado: la destrucción de los equipos del sistema automatizado de votación, producto de un incendio intencional en el galpón de Mariche. “Pero tanto el presidente Nicolás Maduro como la rectora Tibisay Lucena han dicho que habrá elecciones democráticas y automatizadas, lo que hace pensar que se han tomado medidas para atender ese problema”, señaló.

El buen desarrollo de la ruta acordada hasta ahora requeriría del cumplimiento de algunos preceptos, solicitados por los sectores opositores y aceptados por el gobierno:

 

Ampliación del programa de acompañamiento internacional (Unión Europea y Organización de las Naciones Unidas)

Revisión de los procesos de auditoría

Equidad en las campañas

 

Un dato fundamental a tener en cuenta en este debate es que con la supervisión del CNE que será reemplazado la oposición obtuvo en 2015 una contundente mayoría, por primera vez en 18 años de elecciones parlamentarias. “Fue con ese CNE. Lo que la oposición nunca ha logrado explicar es por qué a partir de ese momento no sirvió para más nada? En 2018, la oposición no se presentó a las presidenciales porque no confiaba en el CNE. Es, por cierto, el mismo CNE que certificó la elección de Juan Guaidó como diputado, y luego la de cuatro gobernadores opositores”.

¿Qué pasará ahora?

Una vez que se conozcan los nombres de los nuevos rectores, comenzarán unos meses que Pérez Pirela anticipa como “nada aburridos”.

“Por una parte va a pasar lo mismo de siempre: la oposición que no quiso designar al nuevo CNE y obligó al Tribunal Supremo a intervenir, va a voltear hacia la comunidad internacional para decir que el dictador Maduro, abusivamente, colocó al TSJ por encima de la AN y que por eso no van a participar en las elecciones –vaticinó-. Pero hay que ver qué harán partidos como AD, si se plegarán o no ante la posición de los defensores del abstencionismo, de los abstencionistas de profesión”.

Respecto a procesos en los que la oposición ha decidido la ruta de la abstención, recordó el de 2005, que fue catastrófico para el antichavismo porque los partidos quedaron sin el chivo y sin el mecate.

“¿Va el abstencionismo militante a convencer a todos los partidos del G-4 de quedar fuera de las elecciones? Si es así, queda otra fracción opositora que sí va a participar: MAS, Copei, Avanzada Progresista, Soluciones para Venezuela y Cambiemos. Quedaría entonces una parte de la oposición legitimada por unas elecciones que excluirían a los golpistas, a los magnicidas, a los intervencionistas, a los invasionistas”.

En ese escenario, el presentador de Desde donde sea imagina a la oposición democrática dando una vuelta internacional para explicar a muchos países la legalidad y legitimidad de la ruta electoral, aunque prevé que a algunos países “ni que se lo expliquen como se lo expliquen porque hay demasiados intereses envueltos”.

Por lo pronto, mientras se espera el anuncio del TSJ, el debate está encendido en el seno de la oposición. El excandidato presidencial Henri Falcón criticó a Guaidó por no haber designado el CNE en su momento. “Que asuman su responsabilidad quienes tuvieron la oportunidad y no lo hicieron. El Parlamento Nacional tuvo la oportunidad de designar un nuevo CNE pero no lo hizo, no hubo la voluntad de hacerlo. Se priorizó el camino de la violencia (la ‘Salida’ con las guarimbas, el abandono del cargo, el llamado a alzamiento militar del 30 Abril, Operación Gedeón, las sanciones, la intervención militar extranjera… y muchas otras acciones, al margen de la Constitución). Y lo peor es que ahora han dividido hasta la Asamblea Nacional porque los diputados que proclamaron otra directiva fueron sus mismos compañeros de partido”.

Pérez Pirela subrayó que en el catálogo de intentos fallidos de tomar el poder por parte de la élite opositora deben destacarse dos fechas: el 30 de abril de 2019 (el llamado golpe de los plátanos verdes) y 3 de mayo de 2020 (el intento de invasión mercenaria por Macuto).

Al seguir indagando sobre los escenarios posibles, mencionó la hipótesis del politólogo opositor Carlos Raúl Hernández, partidario ferviente de la salida electoral: “1. Habrá elecciones y concurrirá parte de la oposición 2. El abstencionismo, igual que en 2018, hará esfuerzos para derrotar los ‘colaboradores’ y que gane el gobierno. 3. Pase lo que pase, esa será la AN  4. Los abstencionistas posiblemente desaparezcan de la escena política”.

Comentó que de concretarse ese escenario, lo positivo sería que por fin Venezuela tendría una oposición seria. La otra oposición seguirá insistiendo en llegar al poder por la vía no constitucional, pero sobre todo, viviendo de su negocio, que por ahora es no estar en el gobierno.

“Lo cierto es que con esta decisión se abre el camino para la movida del escenario político. En cinco meses, habrá elecciones de todas todas y prácticamente en paralelo a las elecciones presidenciales de EEUU, donde Donald Trump se está jugando su cabeza. Joe Biden (el candidato del Partido Demócrata) no ha dicho algo claro sobre Venezuela y eso tiene preocupados a los opositores del sector de Guaidó. Aquí nacerá una nueva AN en la que Guaidó no será diputado y se quedará sin sustento el cuento de que es presidente de la República porque es presidente de la AN. Guaidó quedaría fuera del juego político”, dijo.

Si se piensa en los partidos que participarán, cabe esperar una AN con una bancada de partidos opositores de vocación democrática, mientras Voluntad Popular y Primero Justicia quedarían raspados. “A menos que Henrique Capriles logre convencer a Julio Borges de postular candidatos. En cuanto a Voluntad Popular, actúa como si fuera un partido de masas, pero es… puro nombre. Iba a decir algo pero me voy a abstener sin ser abstencionista”, bromeó.

Otra de las incógnitas que se abren es que harán partidos dirigidos por políticos tradicionales como Henry Ramos Allup (AD) y de Manuel Rosales (Un Nuevo Tiempo). “Si no se presentan, se suicidan y quedan otra vez a la espera de las acciones violentas del sector opositor extremista”, advirtió.

“Los cinco o seis meses que vienen no van a ser nada aburridos, todo lo contrario. Esperamos el nombramiento del CNE”, concluyó.

Para finalizar anunció que en la emisión del miércoles 10 de junio estará conversando con la presidenta del Partido de los Trabajadores de  Brasil, la congresista Gleisi Hoffmann, mano derecha de Luiz Inácio Lula Da Silva.

Libro

La recomendación bibliográfica de la noche fue Las costumbres del corazón, del sociólogo estadounidense Robert Bellah.

(LaIguana.TV)