El humor no tiene por qué ser otro de los tantos factores para la división nacional. Puede ser un puente que una, sonrisas mediante, a los partidarios y adversarios del gobierno, opina Andreína Alcántara, quien presentó en la 13ª Feria Internacional del Libro de Venezuela el material humorístico “De risas y lamentos”.

 

Alcántara es una periodista zuliana, cuya carrera profesional se ha desarrollado en Mérida y Lara. Es estudiosa del periodismo humorístico y también cultora del género, a través de esta obra, de formato muy original, un desplegable, idea surgida en Contra Viento y Marea Ediciones, un emprendimiento que lleva adelante en Barquisimeto, al lado de su esposo y asesor literario, Félix Gutiérrez.

 

A continuación, La Iguana.TV ofrece una versión del diálogo que Alcántara sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-¿De verdad el humor es una característica del venezolano o eso es una matriz de opinión?

 

-No, para nada. El venezolano tiene esa característica fundamental: todo lo resuelve con humor, y eso lo descubrimos nosotros cuando vamos a cualquier espacio. Hace unos días, en la cola de un abasto de unos chinos, no pasaba el punto de venta, y me recree muchísimo con el humor de toda la gente que estaba allí. La salida nuestra siempre es humorística, y en estos tiempos se comprueba en cualquier espacio: un banco, un abasto… la gente siempre te sale con un chiste, una salida jocosa, y eso nos ayuda a oxigenarnos, a mantenernos vivos en esta situación tan dura que estamos viviendo. No es ningún mito, somos un pueblo con un humor muy arraigado.

 

-¿Cómo es el humor de los periodistas? A veces parece que fuera más bien un humor negro, amargo, cínico, producto del vínculo con la realidad del que no es posible evadirse…

 

-Sí, bueno, tú mismo eres bastante cínico, he aprendido eso de ti. Pero, quienes hemos estudiado el periodismo humorístico que se ha hecho en Venezuela, desde Aquiles Nazoa hasta personajes como Graterolacho, quienes hemos leído y nos hemos formado en esa escuela nos hemos dado cuenta de que el periodismo de humor en Venezuela es de gran tradición. De hecho, mi publicación es un homenaje a Aquiles Nazoa, a Otrova Gomas, a Jesús Rosas Marcano, a Kotepa Delgado, a todos esos humoristas que leíamos en los medios impresos un tiempo atrás, que dejaron huella en nosotros. En ellos vemos ese humor, ese cinismo también de repente, pero igualmente ese amor tan grande que manifestaba por ejemplo Aquiles Nazoa en muchos de sus versos. Entonces, hay cinismo, pero hay humor… hay de todo, una mezcla de formas de reflejar el humor: con amor, con cinismo, con amargura, hasta con tristeza. En estos momentos, hay periodistas que nos podemos tomar la vida con más humor que otros. A algunos los veo muy amargados. He tratado de que mi publicación sea para todos porque a veces las personas que escribimos humor tendemos a inclinarnos hacia una tendencia política. Para mí ha sido una satisfacción ver que mi trabajo suelta una sonrisa de un opositor. Eso significa que podemos hacer humor y llegar a todas las personas.

 

-Se ha dicho mucho que para ejercer el humor hay que estar en contra del gobierno. ¿Cómo ves ese aparente conflicto entre hacer humor y estar identificado con un gobierno?

 

-No estoy de acuerdo con esa opinión de que para hacer humor es necesario estar siempre en el bando contrario, en este caso del gobierno. Tú puedes tener tu corazoncito, como todos, tener una visión política, que todos la tenemos, hasta los que dicen que no la tienen, y ser capaz de criticar el mismo bando donde estamos y también al bando contrario. Los que respaldan a quienes están en el poder pueden hacer un chiste. Nos reímos de nuestras mismas tragedias y somos capaces de hacer humor sobre lo que estamos viviendo.

 

-A veces se identifica el humorismo con el chiste, con la comedia, ¿pero son cosas distintas, no?

 

-Sí, son distintas. Por ejemplo, en mi casa vimos mucho Radio Rochela. ¿Qué venezolano de ese tiempo no vio Radio Rochela lo lunes? Y Radio Rochela tuvo épocas y humoristas de gran talla, no todo era comicidad. Había comicidad y también humor. De hecho, yo admiré muchísimo a Laureano Márquez, que como libretista de Radio Rochela hizo cosas geniales. ¿Quién, entre las generaciones más viejitas, no vio a Joselo? Nos criamos con esos programas de cómicos. No era humor como tal, pero tenía sus pinceladas de humor. Eran más para hacer reír con menos profundidad. Ahora vuelvo a ver Radio Rochela y noto que había mucho racismo. En el momento no me daba cuenta, pero con la información que manejamos ahora nos percatamos de que había racismo, burla fea hacia los pobres, hacia ciertas preferencias sexuales… es decir, había cosas que en este momento no las aceptamos, pero en ese momento nos hacían reír.  En este momento me identifico más con el humor que, como siempre se ha dicho, es una sonrisa en los labios y una lágrima en los ojos.

 

-Tú, que ha estado en la prensa del interior del país, en Mérida y en Barquisimeto, ¿dirías que hay espacio en los grandes medios regionales para hacer humor? ¿O se trata de iniciativas de los propios humoristas?

 

-Más que todo, iniciativas propias. En Barquisimeto, uno de los medios más importantes y de mayor circulación es El Impulso, que siempre ha sido un diario sumamente “serio”, digámoslo así, para la gente del este de la ciudad. Antes se decía que de la avenida Vargas hacia el este, la zona de más poder adquisitivo, era territorio de El Impulso, mientras de la Vargas para arriba se leía El Informador, que es un diario de corte más popular. Ahora, yo diría que de la 42 para arriba se lee más La Prensa de Lara, que es un medio terriblemente amarillista, que juega con la sangre, con la muerte, pero que lo compran, lamentablemente, los obreros, los buhoneros, la gente más pobre. En ninguno de esos segmentos hay espacio para el humor, aunque los titulares de La Prensa pueden ser sumamente cómicos, al menos para mí, que lo manejo todo con humor. También puedo ver un titular de El Impulso y me da risa…

 

-¿…Por lo “serio”?

 

-Por lo “serio” o por lo disparatado. El humor está en donde tú lo busques, mas no porque ellos quieran apoyarlo. No son capaces de publicar un verso nuestro o un artículo de un humorista de Caracas, no es la política de ninguno de los tres medios. Nosotros nos reímos de la política editorial de ellos, de sus titulares, de la forma como enfocan la noticia.

 

-¿Hay diferencias en el enfoque del humor entre las regiones, por ejemplo entre Mérida, Maracaibo y Barquisimeto?

 

-Claro, imagínate. Yo tengo casi 25 años fuera, pero cuando voy a Maracaibo y empiezo a pasar el puente (bromea con la letra de la gaita)… llego en calidad de turista  y eso me encanta porque puedo ver la realidad de la ciudad y valorar a la gente. Allí la gente todo el tiempo anda con un chiste en la boca. De hecho, mi maestra en el humor es mi madre, a quien le dedico el desplegable. Es una persona con un sentido del humor extremadamente alto y me da insumos para escribir. En Mérida deben tener su sentido del humor, pero yo nunca logré identificarlo, son bastante conservadores…

 

-¿Y Barquisimeto está en un punto intermedio?

 

-Bueno, como tengo tanto tiempo allá (se declara barquisimetida) he conocido la ciudad y su gente y puedo reírme mucho de muchas cosas. Mi desplegable surge en Barquisimeto. Los versos son tomados de la realidad de esa ciudad. Por eso es que se trata de periodismo de humor, porque se nutre de la realidad, la recrea.

 

-¿Cómo surgió la idea del desplegable?

 

-Surgió de ir a los sitios, de ir a los chinos, de pararme a las cinco de la madrugada y tomar café con la gente en una cola. Eso uno lo disfruta: se queja, pero lo disfruta. En esos espacios, buscando los alimentos para mis hijos, conversando con la gente… Me nutro mucho de la observación, de la conversación. Surgen muchos temas en forma de verso. Junto con mi asesor literario (su esposo), Félix Gutiérrez, hicimos una selección de nueve y decidimos publicarlo así (en medio pliego de papel que se dobla hasta alcanzar un formato muy manejable, incluso en el transporte público) debido a los altos costos de los libros y el material impreso. Nos inspiramos en unos amigos de Mérida, que son editores y publican en este formato. Esto nos permite llegar a mucha más gente porque hasta con lo digital hay problemas, pues en muchos espacios no tenemos internet. Si lo colocáramos nada más en la red, no llegaría a mucha gente. En el formato desplegable tenemos la oportunidad de llegar a muchas personas. Fíjate que uno de los temas es el de las arepas. Como no hay Harina Pan, el venezolano se las ha ingeniado: la harina precocida la cambiamos por plátano, topocho, ñame… un señor hasta me dijo que hace arepas de fororo. ¿Cómo no incluir allí ese detalle? Otro día me fui a ver con una amiga en el Sambil (de Barquisimeto) y ella estaba indignada porque antes, con sus vecinas, se tomaba todos los fines de semana una botella de whisky importado, y ahora no puede hacerlo porque “el precio está por las nubes”. ¿Cómo no hacer unos versos con ese tema de que el whisky puede ser, para alguna gente, un artículo de primera necesidad? Un día fuimos al funeral de un tío y estaba un profesor universitario que tiene posgrados, doctorados y posdoctorados en el exterior, y estaba disertando sobre por qué en Venezuela no vale la pena estudiar. De allí surgió otro grupo de versos. También escribí sobre los trueques de libros, ropa, comida… Una vecina me dio un champú como regalo de cumpleaños… Todo tiene un basamento en la realidad y fue recreado en estilo verso… No son versos profesionales, pero es algo sentido y hecho con el mayor cariño y con el conocimiento que tengo hasta los momentos porque no he estudiado rima ni métrica como mi paisano Víctor Hugo Márquez, un muy conocido decimista del Zulia, pero allí está mi trabajo y creo que ha llegado a la gente porque antes del desplegable lo he publicado en Facebook y, como decía antes, tengo lectores tanto en el lado del chavismo como en el de la oposición

 

-¿De qué se trata Contra Viento y Marea Ediciones?

 

-Surge a propósito de la necesidad que vemos. Las editoriales no tienen recursos para publicar libros, y notamos que hay una serie de soportes que podemos utilizar. Uno de ellos es el desplegable, otro es el volante, que puede imprimirse por las dos caras, llega a la gente, lo lee, se lo pasa a alguien más. De hecho, nos reunimos con una narradora oral de Lara, Flora Ovalles, y tiene cantidad de publicaciones de formatos alternativos que ella ha recogido en diferentes eventos. Allí queremos afincarnos, en publicaciones de bajo presupuesto, que llegan a la gente y que pueden ayudar a promover a nuevos autores, periodistas, gente que escribe cuentos o versos. Así nació esta editorial, por iniciativa de Félix y yo, que somos periodistas, soñadores… Estamos empezando con esta publicación y no nos ha ido mal porque hemos tenido una gran receptividad y creemos que podemos continuar el año próximo con mayor ahínco. Por eso le pusimos este nombre, Contra Viento y Marea, porque vamos contra la corriente, pero ahí vamos.

 

-¿Fue importante participar en la Filven?

 

-Sí, claro, porque queremos darnos a conocer como editorial, hacer enlace con otras agrupaciones y personas a las que no conocíamos personalmente y que están en sintonía con uno. Roberto Malaver (quien fue presentador del desplegable en la Feria) es una persona maravillosa a quien contacté por correo e inmediatamente me respondió, me dijo que iría a la presentación “porque todo lo que tenga que ver con humor, tiene que ver conmigo”. Queremos conectar Contra Viento y Marea con los proyectos que se están desarrollando actualmente. Fíjate que la Filven se incluyó la opción de descargar libros digitales. Nosotros queremos aprender de esa experiencia, para colocar nuestras publicaciones on line. Fue un espacio de aprendizaje para todos, para quien quiere comprar libros, para quien quiere publicar, para quien quiere editar…

 

-Además, es importante que ese tipo de eventos se realice a pesar de la crisis y del bloqueo económico…

 

-Claro, estamos dando un ejemplo al mundo. Mientras se dice que el país se está cayendo, nosotros estamos comprando libros, y eso es maravilloso.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])

 

 

Foto.jpg