El pasado domingo 7 de junio, el diario español El País, un rotativo de una marcada línea editorial hacia la extrema derecha y consecuente difusor de campañas de guerra sucia contra Venezuela y el Gobierno de Nicolás Maduro, publicó un artículo en su sección de Internacionales referente al proceso de descomposición de Juan Guaidó, sus debilidades y fracasos.

«La hora más difícil de la oposición venezolana», es el artículo de El País, escrito por Alonso Moleiro, donde se resalta como el mal accionar de Guaidó ha generado rechazo en sus propios simpatizantes, llevándolo a una caída estrepitosa en apoyo a su imagen, así como también su casi nula capacidad de convocatoria para movilizar a protestas en la calle.

De acuerdo a Moleiro, «el chavismo» se «afianza» mientras «la pandemia, la desmovilización y las equivocaciones restan oxígeno a Guaidó».

En ese sentido, indica que Guaidó logró «hace menos de tres meses, tras regresar de una gira por Estados Unidos y Europa», revitalizar su imagen, aunque al llegar a Venezuela fue recibido literalmente a golpes por venezolanos que le expresaron su rechazo y lo calificaron de traidor por ir a promover en el extranjero la aplicación de medidas coercitivas unilaterales contra la población, que la oposición extremista, la Unión Europea y el régimen de los Estados Unidos mal llaman «sanciones».

Recuerda Moleiro que «un revitalizado Juan Guaidó» presentó «al país el ‘pliego nacional de conflicto’, una nueva iniciativa de presión a Nicolás Maduro con un plan de transición anclado a las demandas por mejorar las deterioradas condiciones de vida de Venezuela».

Pero, tal plan, que según Moleiro «fue respondido con una nueva concentración en las calles», en términos reales no generó impacto sobre la oposición y los intentos de llamar a concentraciones masivas quedaron en nada. Lo único cierto de esta gira internacional de Guaidó, es que logró recrudecer el bloqueo total contra los venezolanos, con fuertes medidas restrictivas para Venezuela como prohibir la importación de gasolina, aditivos químicos y repuestos para la producción nacional de combustibles -todo en medio de la pandemia del COVID-19- y además que empresas estadounidenses como Directv y Zelle decidieran unilateralmente dejar de prestar servicios a la población, lo que causó un impacto muy negativo a la ya desgastada oposición extremista.

Estancado, en picada y sin capacidad de convocatoria

«Tres meses después, en pleno encierro por la pandemia de coronavirus, en medio de restricciones y de una crisis de combustible sin precedentes, el proyecto de Guaidó está más estancado que nunca», indica el artículo, que también considera que «el fracaso de la Operación Gedeón, un disparatado intento de incursión marítima que tenía el objetivo de derrocar al Gobierno, ha lastimado su credibilidad (…) Su imagen ha caído en picado, según las encuestas, y son nulas las opciones para convocar a una protesta», añade el artículo.

Moleiro indica que los seguidores de Guaidó están «resignados», prefieren dedicarse «a sus asuntos domésticos» y según él «se respira (…) un clima de duelo y repliegue».

«Los estudios de opinión reportan una caída en torno a las expectativas de un cambio político. La popularidad de Guaidó, que sobrepasaba el 60% de la población hace unos meses, hoy acaso llega a la mitad», añade.

En el mismo artículo de El País, ante la estrepitosa caída de Guaidó y «aunque parece descartado, al menos por el momento, un cambio de liderazgo, aumenta el volumen de las voces que le piden un cambio de estrategia. Uno de ellos, el excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski».

Guaidó ha actuado con una inmensa irresponsabilidad

Según, Jesús Seguías, analista político y director de la firma Dataincorp, citado en el artículo de Moleiro, «Estados Unidos le puso a Guaidó una propuesta brillante y él la ha interpretado de forma equivocada».

“Guaidó aún no renuncia a una salida violenta. Un camino que es inviable y que la mayoría no quiere en Venezuela. Se ha actuado con una inmensa irresponsabilidad. No ha sido lo suficientemente maduro para conducir este proceso y debe reflexionar seriamente sobre sus próximos pasos», dice Seguías.

Entre tanto, el artículo de Moleiro recuerda que para finales de año Venezuela tendrá elecciones parlamentarias y reconoce que ya «el Gobierno de Maduro se prepara», así como también lo hace la oposición democrática que se ha venido convirtiendo en la opción de la población opositora no vinculada al radicalismo y el extremismo sedicioso que representa Guaidó.

Según Moleiro, estos sectores de la oposición no vinculada a Guaidó son «minoritarios», una narrativa que obedece a la línea editorial de El País y de Guaidó, pero que refleja lo profundamente dividido que está el sector opositor al Gobierno de Maduro.

Sin embargo, estos mismos sectores de la oposición ‘minoritarios’ son los que lograron sacar a Juan Guaidó el pasado 5 de enero de 2020 de la presidencia de la Asamblea Nacional, cuando mayoría de diputados opositores decidieron elegir una nueva directiva para el parlamento, que actualmente preside Luis Parra, un diputado electo por el partido Primero Justicia que se desvinculó de las acciones sediciosas de su propia organización, que se ha convertido en un grupo extremista que promueve el bloqueo total del país.

De hecho, Estados Unidos decidió recientemente «sancionar» a Luis Parra y al resto de la directiva de la Asamblea Nacional por impedir que Guaidó fuese reelecto en la presidencia parlamentaria.

Disperso, altanero y no lo toman en serio

Moleiro agrega que «la escritora y académica Colette Capriles» sostiene que Guaidó «tiene que tomar decisiones para restablecer la confianza entre sus aliados. Esta es una oportunidad que debe aprender a usar. Abandonar el unilateralismo. Repartir juego, expandir la plataforma de su alianza. El gobierno de emergencia que ha anunciado debe ser tomado en serio. La dispersión de esfuerzos es la que conduce a salidas anarquizadas».

El artículo resalta que en medio de la pandemia se han producido protestas aisladas por distintas razones que generan el bloqueo al país, estas «no pueden ser canalizadas políticamente» por Guaidó.

Además subraya que los mensajes de Guaidó a Maduro por las redes sociales «son todavía altaneros».

(LaIguana.TV)