El tema cripto ha sido una de mis grandes pasiones, y quienes me conocen lo saben. Cuando supe que la gasolina podía pagarse en Petro, sin duda alguna quise saber de qué se trataba, cómo sería el asunto. Así que me fui a la calle, a ser testigo, a ver con mis propios ojos la concreción de tan importante anuncio. No quería que me lo contaran, así que me propuse vivirlo de primera mano. Por eso quiero contarles a quién conocí y cómo le fue.

Jacinto es un jubilado de 63 años del sector público venezolano, perteneciente a la clase obrera, laboró por más de 25 años para la administración pública, siendo el sostén de un hogar de dos hijos con su esposa, también trabajadora del mismo sector. Vive en Guarenas, una ciudad del estado Miranda, a poco más de 25 kilómetros de la ciudad de Caracas, en donde trabaja una de sus hijas como enfermera.

Desde que inició la cuarentena por el Covid-19, Jacinto se comprometió a hacerle transporte a su hija y a dos compañeros más que también trabajan en el sector salud. Como es obvio, esto implicaba un consumo de gasolina importante para su vehículo, lo que ameritó que tuviera que invertir mucho tiempo y esfuerzo para surtir gasolina durante la cuarentena, debido a la escasez que vivió el país durante un mes, como consecuencia de las sanciones y el bloqueo unilateral que Estados Unidos implementó contra PDVSA, la estatal petrolera del país.  

Sin embargo, el 30 de mayo el presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció un nuevo esquema de pago para el combustible en el país. A partir del 01 de junio, los ciudadanos podrían cancelar la gasolina que consumían en modalidad multimoneda, tanto nacionales como extranjeras, incluyendo una novedad sin precedentes a nivel mundial: el uso de criptomonedas como medio de pago.

Jacinto y su esposa fueron beneficiarios del medio Petro que en diciembre el presidente Nicolás Maduro anunció y entregó como un bono de Protección Social para el pueblo venezolano, a través de la plataforma Patria. Ella pudo gastarlo en las tiendas a través del sistema biopago, pero debido a la magnitud y la numerosa cantidad de transacciones que se realizaban en un corto lapso, este sistema colapsó y fue necesario pausar las transacciones para reforzar la plataforma y el sistema operativo del mismo. Esta pausa generó movimientos importantes en el mercado secundario que llevaron a una reducción constante de la cotización del Petro.

Sin embargo, Jacinto confiaba en el criptoactivo soberano y en la premisa que acompaña al mismo: la reserva de valor y la protección al pueblo. Durante parte de 2018 y todo 2019, invirtió parte de su pensión y los bonos de Protección Social que el gobierno nacional le otorgaba, en el Plan de Ahorro en Petro, viendo resultados increíbles en la revalorización de sus ahorros, los cuales lejos de perder valor, como suele suceder en los bancos tradicionales, aumentaba de manera progresiva y, además, recibía amortizaciones en los lapsos convenidos.

Apostando a tales virtudes, Jacinto se acercó a una estación de servicio en Caracas y haciendo cálculos, entendió que los 120 litros subsidiados que el gobierno nacional le otorgaba, los consumiría en aproximadamente dos o tres semanas, pues al ritmo de viajes que conllevaba subir a su hija y sus compañeros a sus trabajos en Caracas, debía surtir dos veces por semana, en promedio a 30 litros cada vez. Entonces aprovechó la existencia de las estaciones de servicios “internacionales”. Entonces, el 3 de junio entró y surtió combustible pagando a través del sistema biopago con su medio metro. El sábado siguiente volvió a surtir, cancelando con el mismo medio de pago.

Sin saberlo, Jacinto se convertía en una de las primeras personas en el mundo y en la historia de la economía del país, en pagar gasolina con criptomonedas, un hecho inédito hasta el pasado 1 de junio. Al igual que él, existe un importante número de personas que aún conservan el medio Petro otorgado en diciembre del 2019, y que vieron en este medio de pago una vía rápida y segura para cancelar el combustible que consumían, el cual sigue siendo el más barato de Sur América.

El criptoactivo de la inclusión

Tras las huellas de Jacinto y su familia, me resultó inevitable reflexionar sobre todo esto. Entre urgencias y amenazas, a veces pasamos de largo esos necesarios momentos para el debate, para el análisis, para dejar, además, documentación sobre este momento histórico que vivimos.

No es secreto para nadie que desde su lanzamiento en 2018, el Petro ha despertado controversias de todo tipo. Calificado por la firma Dagong International Credit Rating Group, como una idea innovadora que podría poner en jaque al sistema económico tradicional a nivel mundial, este criptoactivo es la primera moneda de este tipo emitida por un gobierno soberano y respaldada con recursos naturales conmensurables. Si pensamos que esta última cualidad no la tiene ni siquiera el dólar, el cual como moneda tiene un valor implícitamente subjetivo, cuando objetivamente solo vale el papel en el que se imprimió, podríamos entender la magnitud del significado económico y financiero que el Petro puede tener para las potencias mundiales. Es, inherentemente, una gran amenaza.

Por esta razón, Donald Trump emitió ordenes ejecutivas para bloquear y sancionar su uso, lo cual no detuvo su comercialización a nivel nacional e internacional. En Venezuela, por ejemplo, el Petro marcó hitos sin precedentes. Fue la primera criptomoneda usada por grupos etarios de la tercera edad, quienes se incluyeron a la tecnología cripto y a la Blockchain como mecanismo de intercambio y protección de sus ingresos. También fue la primera criptomoneda masificada en una población, siendo el gobierno bolivariano el primero en entregar bonos de protección social en este tipo de activo.

¿Se imaginan el significado y la magnitud de que las ayudas sociales de su gobierno fuesen entregadas en Bitcoin? Tendría un impacto y cobertura mediática importante, además de intervenir en la economía nacional por representar tal ayuda en una moneda que se revaloriza más allá de los movimientos de la bolsa del dólar mismo, pudiendo intercambiarse sin la mediación de la banca tradicional, excluyéndose de las tasas e impuestos asociados al uso de las plataformas bancarias tradicionales.

No queda duda: el Petro es la moneda de la inclusión social, de la construcción de una economía cooperativa e interactiva entre los individuos y las naciones. Hoy sigue marcando pauta al usarse como medio de pago para la gasolina que las personas surten a nivel nacional, teniendo tanta eficiencia en su proceso de intercambio, que al final de la primera semana de aplicación del nuevo esquema de pago del combustible, alrededor de un 15% de las transacciones totales para optar a este servicio se pagaron en Petro en todas las estaciones de servicio y un 40% en las internacionales.

Esta dinámica va a permitir que en un lapso de entre 45 y 60 días, el Petro vuelva a tomar fuerza en la interacción económica nacional, afectando las matrices de intercambio en el mercado secundario, lo que repercutirá en el equilibrio de su precio y la homologación del valor entre el mercado primario y secundario, permitiendo construir una estructura económica estable para el mundo cripto en el país.

En definitiva, estamos haciendo historia. Y qué privilegio para mí, un joven venezolano de a pie, ser testigo y protagonista de todo esto.

(Geopolítica Coyuntural)