domingo, 8 / 06 / 2025
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A 161 años de su siembra: Manuelita Sáenz y su historia como «libertadora del Libertador»

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Un 23 de noviembre de 1.856 muere Manuela Sáenz a los 59 años de edad. Es reconocida como heroína de la Independencia de América del Sur; también llamada por el propio Bolívar, como Libertadora del Libertador.

 

Biografía 

Manuela Sáenz nació en Quito, Ecuador el 27 de diciembre de 1797, siendo sus padres, Simón Sáenz Vergara, español, y María Joaquina Aizpuru, ecuatoriana. Su infancia transcurrió en Quito, donde rápidamente se hicieron sentir los ideales de los movimientos independentistas, organizándose grupos revolucionarios. Manuela y su madre se identificaron con la gesta emancipadora; no así su padre quien permaneció fiel a la Corona española, por lo que fue hecho preso al estallar el movimiento, aunque posteriormente recuperó su libertad. Debido a su apoyo al proceso de independencia americano, Manuelita fue internada en el convento de Santa Catalina donde aprendió a leer, escribir y rezar.

 

Sáenz muere producto de una epidemia de difteria que azotó a Paita en esa época. Su cuerpo fue sepultado en una fosa común del cementerio local y todas sus posesiones, para evitar el contagio, fueron incineradas, incluidas una parte importante de las cartas de amor de Bolívar y documentos de la Gran Colombia que aún mantenía bajo su custodia.

 

Manuelita entregó a O’Leary gran parte de documentos para elaborar la voluminosa biografía sobre Bolívar, de quien Manuela dijo: «Vivo adoré a Bolívar, muerto lo venero».

 

Vida tras su exilio 

En 1834, el gobierno de Francisco de Paula Santander destierra a Manuela de Colombia y ella parte hacia el exilio en la isla de Jamaica. Regresa a Ecuador en 1835, pero no alcanza a llegar a Quito: cuando se encontraba en Guaranda, su pasaporte fue revocado por el presidente Vicente Rocafuerte, por lo que decidió instalarse en el puerto de Paita, al norte del Perú. Allí fue visitada por varios ilustres personajes, como el patriota italiano Giuseppe Garibaldi, el escritor peruano Ricardo Palma (que se basó en sus relatos para redactar parte de sus Tradiciones peruanas) y el venezolano Simón Rodríguez. Durante los siguientes 25 años se dedicó a la venta de tabaco, además de traducir y escribir cartas a los Estados Unidos de parte de los balleneros que pasaban por la zona y de hacer bordados y dulces por encargo.

 

Por otro lado, en 1847, su esposo murió asesinado, siendo incapaz de cobrar ni siquiera los 8000 pesos de la dote entregada por su padre al momento de su matrimonio.

 

(Globovision)

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