Tenía 18 años cuando sufrió un grave accidente de coche en Londres. Desde 2005, Al Walid bin Jalid bin Talal al Saud ha permanecido en coma ante la negativa de sus padres de seguir los consejos médicos y desconectarlo de la máquina que mantiene su último hálito de vida. La familia del bautizado «príncipe durmiente» de Arabia Saudí ha asistido esta semana a una nueva desgracia: Mohamed, uno de los hermanos del príncipe en muerte cerebral, ha padecido un accidente de tráfico en similares circunstancias.

Sus parientes han compartido en las redes sociales las imágenes del vehículo, un lujoso deportivo, quemado y reducido a un amasijo de hierros. Mohamed, sin embargo, ha corrido mejor suerte que su hermano. Una de las instantáneas difundidas en los últimos días muestran al joven en una camilla de hospital, plenamente consciente y con sus brazos dispuestos en señal de fortaleza.

Al Walid y Mohamed son sobrinos de una de las principales fortunas de Arabia Saudí, el multimillonario Al Walid bin Talal (64). El más atípico y liberal de los príncipes saudíes, con millones de seguidores en las redes sociales, es dueño de Kingdom Holding, la sociedad que agrupa unos activos repartidos por medio mundo con una riqueza que la revista Forbes calcula en 17.000 millones de dólares (unos 14.000 millones de euros). Tiene participaciones en Apple, Twitter, Citigroup, Four Seasons o Disney.

El «príncipe durmiente» se ha convertido en un símbolo en los pasillos de la corte saudí. Durante más de una década permaneció ingresado en una unidad de cuidados intensivos de un hospital de Riad. Hace cuatro años, sin embargo, fue trasladado a la residencia familiar. En enero, su hermano, el ahora convaleciente Mohamed, desmintió en Twitter el fallecimiento de Al Walid. El año pasado la familia irrumpió en las redes para celebrar que el joven en estado comatoso había movido la cabeza.

«Al Walid ha estado en coma más de 15 años y así sigue», señala a LOC una fuente conocedora de la situación familiar. Durante estos años el padre del joven, Jaled bin Talal, ha mantenido su rechazo a desconectar a su hijo, con la esperanza de que «algún día se obrara un milagro y pudiera recobrar al vida». «Dios que guardó su alma durante más de una década es capaz de devolverle la vida», declaró hace un año, con el anuncio de los tímidos movimientos que había protagonizado.

El clan de Jaled está bien posicionado en la vasta familia real saudí. El abuelo, fallecido en diciembre de 2018, era hermano del actual rey Salmán (84) y fue ministro de Finanzas saudí a principios de la década de 1960. Poco después, se exilió brevemente tras defender el establecimiento de una monarquía constitucional en un reino que los Saud administran como su coto privado. Su parentesco no ha salvado a Jaled, muy crítico con las reformas sociales y políticas que vive el país.

A finales de 2017 fue detenido por mostrar su rechazo público a la decisión real de despojar a la polémica policía religiosa de potestad para firmar arrestos. Previamente había mostrado su repulsa al regreso de los cines al país. Desde entonces ha pasado varias temporadas entre rejas. En la actualidad, según ha podido saber este suplemento, se halla en libertad con restricciones de movimiento. En las instantáneas familiares publicadas esta semana, aparece sentado en silla de hospital a la espera de noticias de su hijo Mohamed.

(elmundo.es)