El presidente de EEUU, Donald Trump calificó como uno de los principales objetivos de la política exterior estadounidense «asegurar la libertad religiosa» en otros países. Aquellos que, según los estadounidenses, violan estas libertades se castigarán con unas sanciones. China es el primer objetivo, luego viene Rusia.

«Asegurar la libertad religiosa» es una nueva herramienta de EEUU para presionar a otros países. Donald Trump firmó un decreto correspondiente.

Ahora Washington puede imponer sanciones a los países que, según el Departamento de Estado, violan la libertad religiosa de los ciudadanos. En los próximos seis meses, los diplomáticos de EEUU prepararán una lista de estados y organizaciones que causan «especial preocupación».

De acuerdo con el documento, «las asociaciones religiosas y otras instituciones de la sociedad civil» locales ayudarán a los estadounidenses a «promover el derecho a la religión». Se les proporcionarán varios programas de apoyo, principalmente financiero. Trump ordenó que se asignaran «al menos 50 millones de dólares» para este plan.

Incluso uno de los socios prioritarios, la India, no apoyó a EEUU en la «protección de los derechos religiosos» en otros países, observa Antón Skripunov, columnista de la edición en ruso de Sputnik.

Nueva Delhi no dejó entrar al país a los miembros de la Comisión de Libertad Religiosa Internacional del Departamento de Estado, que supuestamente debían reunir información sobre la «persecución de los creyentes». El ministro de Relaciones Exteriores de la India, Subrahmanyam Jaishankar, dijo que su país no toleraría ninguna interferencia en asuntos relacionados con los derechos constitucionales de los ciudadanos.

China es el objetivo número uno 

Según Skripunov, EEUU no oculta que China es su objetivo número uno. 

Cada año, el Departamento de Estado publica un informe sobre la situación religiosa en todos los países, en el que da recomendaciones a la Casa Blanca sobre cómo actuar respecto a uno u otro Estado.

Unos días después de la publicación del último informe a principios de junio, Trump promulgó la ley sobre la etnia uigur que establece nuevas sanciones a China. El documento condena «las graves violaciones a los derechos humanos de los grupos minoritarios étnicos musulmanes en la región china de Sinkiang».

Mientras tanto, EEUU no piensa castigar a otros países a solas. A principios de año, por iniciativa del secretario de Estado Mike Pompeo, se creó la Alianza de Libertades Religiosas, que incluye a decenas de países, entre ellos Albania, Austria, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Brasil, el Reino Unido, Hungría, Gambia, Grecia, Georgia, Polonia y Ucrania.

Rusia es la siguiente meta

El decreto de Trump también afecta directamente a Rusia. Desde hace tres años, el Departamento de Estado acusa a Moscú de «violar sistemáticamente las libertades religiosas», observa Antón Skripunov.

El último informe del ente menciona la «persecución de los Testigos de Jehová». En 2017, Rusia los incluyó en la lista de organizaciones extremistas.

Además, el informe presta mucha atención al grupo Hizb ut Tahrir, también prohibido en Rusia, así como en muchos otros países del mundo, incluida Alemania, la mayoría de los Estados árabes, de Europa del Este, Asia y Oriente Medio.

En EEUU, también se declaró que Hizb ut Tahrir «contribuye a la propagación de los sentimientos extremistas». Según los medios de comunicación, un miembro del grupo fue uno de los organizadores del ataque del 11-S en Nueva York en 2001, que se cobró la vida de más de 3.000 personas.

Sin embargo, a las autoridades estadounidenses les preocupa más la «persecución» de los miembros de esta organización en Rusia, especialmente en Crimea. El Departamento de Estado calificó los arrestos de sus miembros como «violación de los derechos de los musulmanes» y de los tártaros de Crimea.

«Los Testigos de Jehová y Hizb ut Tahrir son criados del Departamento de Estado diseñados para desestabilizar la región e influir en la población. Estas organizaciones llevan exclusivamente los intereses estadounidenses a las masas y son un trampolín para las revoluciones del color», comentó a Sputnik el diputado por Crimea de la Duma del Estado de Rusia (Cámara Baja del Parlamento) Ruslán Balbek, tártaro de Crimea.

Las organizaciones religiosas en Rusia están amenazadas: «pueden convertirse en rehenes de la política estadounidense», advirtió, a su vez, Oleg Goncharov, secretario general del Consejo de la Asociación Rusa de Libertades Religiosas. «Se convierten en medios para alcanzar propósitos políticos de Washington», señaló en declaraciones a Sputnik. 

Goncharov subrayó que los líderes religiosos están en contra de este enfoque, y que los problemas asociados a las libertades religiosas deben solucionarse solo dentro del país y sobre la base de la legislación rusa.

(Sputnik)