Con base en los conceptos de amistad desarrollados en la antigua Grecia, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela explicó a la audiencia de Desde Donde Sea las razones que habrían motivado el reciente encuentro entre el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y su homólogo estadounidense, Donald Trump, en Washington el pasado 8 de julio, así como los particulares rasgos que esa recién labrada «amistad» tendría, al menos desde el punto de vista del inquilino de la Casa Blanca.

Pérez Pirela inició su disertación comentando que a López Obrador le había resultado particularmente difícil reunirse con Trump, toda vez que el aspirante a la reelección no atraviesa su mejor momento político: su país es epicentro de la pandemia de Covid-19, protestas antirracistas recorren el territorio estadounidense, unos 50 millones de personas se encuentran desempleadas y, adicionalmente, el gobernante decidió abandonar la Organización Mundial de la Salud e imponer sanciones a China. 

Este panorama, añadió, configura «un final de mandato moribundo, un final de mandato más bien arrastrado, empujado» para Donald Trump, aunque se cuidó de matizar que si bien todo indicaba que perdería los comicios de noviembre –las últimas encuestas le dan a su rival unos 12 puntos de ventaja–, «en política es muy difícil afirmar con certeza que alguien puede estar muerto».     

En contraste, al mandatario de México «no le esta yendo tan mal», pues «ha logrado mantener ciertos equilibrios en México» y en parecer del analista, «no necesita en este momento reunirse con ese Donald Trump que apenas acabamos de describir», pero «a contrapelo, a contramano, a contravía, decide irse para Washington, decide irse para la Casa Blanca», aún a sabiendas «que México y los Estados Unidos están entre los primeros diez países a nivel planetario con más casos de Covid-19». 

«Pero si queremos hacer todavía más complicada la cuestión, además tenemos que decir que no hay vuelos directos en este momento entre Ciudad de México y Washington», añadió. 

Seguidamente, el filósofo detalló cómo esa definición «política» de la amistad entre los dignatarios, poco o nada tienen que ver con aquellas concepciones y matices para el lazo descritos por los antiguos griegos hace 26 siglos: «No creo que sea una amistad erótica, que está planteada en la antigua Grecia a través del *Eros*; tampoco creo que sea una amistad fudamentada en la *philia*, es decir, en la sangre, porque recordemos que Trump es un supremacista blanco de rasgos caucásicos y López Obrador es un fruto de la mezcla criolla e indígena propia además de México, así que no creo que sean amigos de *philia* y tampoco creo que sean amigos de lo que los griegos llamaban *Eros*, *philia* y amigos de pensamiento, de *ágape*», explicó.

Tampoco su «amistad» se correspondería con amigos enlazados por la afinidad de las ideas –las almas–, porque mientras López Obrador «se inscribe en una tradición de izquierda, progresista, de gobiernos populares», Trump representa el supremacismo blanco y el nacionalismo estadounidense, y ello es todavía menos probable si se considera que López Obrador y su esposa son personas instruidas, al tiempo que Donald Trump exhibe todo el tiempo ignorancia supina de temas que por su cargo y posición, debería manejar antes de emitir juicio alguno.

Así las cosas, Pérez Pirela se preguntó entonces de qué amistad hablaban Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump. Para él, la relación puede ilustrarse a través de un viejo adagio popular: «el amor y el interés se fueron al campo un día y más pudo el interés que el amor que te tenía».

Del lado de Trump, comentó, habría un interés manifiesto en limpiar su imagen como racista, dado que su país está «crispado» por el tema del racismo y las numerosas protestas antirracistas que recorren el país hace semanas. 

«El tema del racismo en los Estados Unidos no es solamente contra los afrodescendientes. También es contra eso que ellos llaman ‘los hispanos’, es decir, nosotros los suramericanos, los latinoamericanos, los que estamos del Río Grande para abajo, terminando en la Patagonia, allá en el sur del continente», agregó. 

(LaIguana.TV)