Mary Daniel, de 57 años, tomó el empleo de medio tiempo de US$ 9 la hora para estar con su marido enfermo, luego de 114 días de separación por la pandemia.

Steve, el esposo de Mary Daniel, tiene 66 años y sufre de Alzheimer, señala USA Today, y por esa razón está aislado en el Centro de Memoria Jacksonville, Florida, para protegerlo de infectarse con coronavirus.

Cuando Mary logró hacerse con el empleo, que dos veces por semana le implica lavar platos, trapear y sacar la basura, lo primero que hizo fue ir a visitar a su esposo, a través de un cristal, pero aunque él la reconoció, no entendía por qué no podían tener contacto, recoge The Washington Post.

El motivo de la confusión de Steve tenía que ver con que antes de la pandemia, su esposa solía ir a diario a visitarlo y acostarse con él durante un par de horas hasta que se dormía, dice el ‘Post’, al tiempo que siempre le prometía “que estaría con él durante todo el camino”.

Daniel explica que luego de más de 3 meses sin poder verlo, por la pandemia de coronavirus, meditó sobre las formas de tener contacto con él y fue cuando se presentó la oportunidad de trabajar en la clínica de reposo.

En cuanto al dinero, los 9 dólares por hora no constituyen lo que se dice un “empleo soñado”, pero eso no importa, pues Mary Daniel es presidenta de la firma ClaimMedic, por lo que el trabajo de lavaplatos lo hace por amor a su esposo, concluye el diario capitalino.

Daniel cuenta que antes de entrar a trabajar en la clínica, y al ver que la cuarentena se extendía indefinidamente, acudió al gobernador de Florida para que le permitieran visitar a su marido, pero la excepción no fue concedida; incluso pensó en comprar un perro asistente, para que le permitieran ingresar.

Ahora, ya puede tener contacto físico con su esposo, para cambiarlo de ropa y estar con él un rato, apunta el medio de Washington, mientras que las visitas a pacientes se mantienen restringidas, lo que motivó a Mary Daniel a hacer marchas por las demás cónyuges que no pueden ver a sus parejas.

(Pulzo)