Dan y Mandy Sheldon, de Chesterfield (Inglaterra), fueron a registrar a su hijo con ese nombre y se encontraron con varias trabas por parte de la encargada.

Ella trató de persuadir a la pareja para que cambiara esa decisión, al considerar que, en futuro, el nombre privaría al pequeño de conseguir trabajo y tener una buena educación, informó The Independent.

La registradora también puso el ejemplo de Nueva Zelanda, donde es ilegal que un niño se llame Lucifer, indicó el medio y agregó que la mujer les sugirió a los padres que le dijeran de esa manera en casa.

“Traté de explicarle que no somos religiosos y que en griego Lucifer significa ‘portador de luz’ y ‘alba’, pero no me quiso escuchar”, manifestó el hombre, de acuerdo con el periódico británico.

En entrevista con The Sun, Dan manifestó que él y su esposa piensan que el nombre es “bonito” y “único”, por lo que no esperaban tener tanto problema al registrar a su bebé.

Y es que el nombre Lucifer hace referencia a Satanás (o al diablo) en el cristianismo, por eso la registradora trató de evitar que al pequeño lo llamaran de esa manera.

Al final y a regañadientes, la mujer tuvo que aceptar la decisión de Dan y Mandy, pues en Inglaterra hay muy pocas restricciones legales para los nombres; de hecho, lo único que no se aceptaría serían obscenidades y números, concluyó el rotativo.

(Pulzo)