En su recorrido por los pasos irregulares que conectan la población de Maicao (Colombia) con Venezuela, la periodista Madeleine García constató las precarias condiciones en las que se realizan los traslados irregulares de connacionales que aspiran retornar al país sin pasar por los controles sanitarios. 
 
En un punto de recolección de venezolanos, García registró en imágenes a una joven mujer mientras abordaba una motocicleta con destino a Venezuela en compañía de su mascota, un perro de raza pitbull. 
 
Un motorizado apostado en la «parada» recalcó que él no trasladaría al can ni que le pagaran 100 dólares. El costo de cada viaje, según la corresponsal de teleSUR, asciende a 10 dólares, si bien los migrantes pueden llegar gastar incluso 200, sin la certeza de que llegarán a su destino, pues como apunta esta periodista, muchos «son robados y estafados» o detenidos en los controles dispuestos en la frontera por las autoridades de Venezuela. 
 
En el video compartido, se aprecia que el conductor no portaba tapabocas ni ninguna otra medida de protección para prevenir el contagio del Covid-19, incluso sabiendo que en Colombia la cantidad de infectados se ha acelerado exponencialmente; la pasajera, lo mismo: su barbijo estaba sobre el cuello. 
 
Ella no viaja sola. Su intento de retorno a Venezuela implica la movilización de dos motocicletas más. En la segunda se traslada otra joven, en la última, sus pertenencias, dispuestas en tres sacos que el chofer sujetó en la parte trasera con mecate. 
 
De fondo, se escuchan los comentarios de una mujer. Se pregunta de dónde vienen y especula que quizá de Barranquilla, una ciudad de la costa Atlántica azotada por la pandemia. 
 
Para ella, es indicio suficiente de que podrían estar enfermas y que quienes las trasladan, se exponen inevitablemente al contagio, algo que Madeleine García refrenda desde su observación directa. 
 
No en balde, concluye su reporte con una aseveración lapidaria: «ellos están claros que se pueden contagiar».    
 
(LaIguana.TV)