En la edición de Desde Donde Sea correspondiente a este lunes 03 de agosto, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela disertó en torno a las consideraciones que distintos actores han hecho en torno a la duración de la pandemia del COVID-19, una contingencia que ha obligado a miles de millones de personas en el mundo a permanecer confinadas durante varios meses y se ha cobrado la vida de más de 600.000. 

Para ello, el experto recopiló, entre otros testimonios, los provenientes del mundo de la ciencia y las previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las interpretó al contexto de los intereses geopolíticos y geoestratégicos, cuya influencia en el escenario pandémico y pospandémico es insoslayable.  

Por otro lado, anunció que el venidero viernes 07 de agosto, el programa tendrá como invitado al filósofo Enrique Dussel, pionero de la Filosofía de la Liberación y el Pensamiento Decolonial, quien en su dilatada trayectoria ha sostenido diálogos con importantes filósofos del siglo XX como Jürgen Habermas y Emmanuel Lévinas. 

Inmunidad del rebaño: la estrategia soterrada de Trump y Bolsonaro

Haciendo referencia a declaraciones de epidemiólogos españoles, alemanes, estadounidenses, ingleses, rusos y chinos en relación con la inmunidad de rebaño –una estrategia de inmunización colectiva que supone que las personas deben exponerse a un agente patógeno y enfermar, para que el cuerpo produzca naturalmente anticuerpos–, destacó que los científicos habían llegado a la conclusión que, de ponerse en marcha en un país como España para frenar la pandemia de COVID-19, causaría unas 400.000 muertes.  

Esta es, puntualizó Pérez Pirela, la estrategia que «de forma torpe» han tratado de plantear como «solución» los presidentes Donald Trump (Estados Unidos) y Jair Bolsonaro (Brasil), y en el caso del último, es particularmente difícil de aceptar su apuesta, toda vez que su país, de manera similar a lo que ocurre en todos los de la región, el sistema sanitario es muy precario y carece de las capacidades para brindar la atención médica adecuada a las personas que sufren la enfermedad de manera más severa. 

Más precisamente, de acuerdo con los resultados de un estudio de prevalencia realizado por el Ministerio de Salud de España el pasado junio, «cerca del 6% de la población» ya tiene inmunidad contra la COVID-19, pero en el proceso fallecieron más de 40.000 personas, por lo que lograr el tope mínimo de 60% fijado para que la inmunidad de rebaño sea exitosa, supondría que deben morir 400.000 españoles. Por ello, la investigación concluye que «promover la inmunidad de rebaño no sería ni ética ni epidemiológicamente apropiado». 

La realidad da cuenta de lo acertado de estos hallazgos, explicó, pues no en balde, países como Estados Unidos y Brasil han tratado de avanzar soterradamente en esta estrategia de inmunidad de rebaño, con las consecuencias ya conocidas: ocupan las dos primeras casillas en cuanto a número de infectados y de fallecidos en todo el mundo.  

Si la inmunidad de rebaño no es una alternativa, el filósofo insistió en repreguntarse cuánto durará esta pandemia, pero añadiendo otra interrogante que apuesta también por la inmunización masiva, sin costo de vidas humanas. Así, la cuestión se remitiría entonces a responder cuándo –y para quiénes– estará disponible la vacuna contra la COVID-19. 

¿Habrá vacuna pronto?: Esto es lo que se sabe hasta ahora

Miguel Ángel Pérez Pirela inició la discusión sobre este punto, destacando que se trata de «una pelea de todos contra todos» en ámbitos variados, que van, naturalmente, desde el sanitario-epidemiológico, hasta el electoral, pues el inquilino de la Casa Blanca «está apostando todo lo que tiene a encontrar la vacuna para poder tener alguna oportunidad de ganar las elecciones de noviembre».

Sobre esto, la OMS comunicó en fecha reciente que 25 empresas de todo el mundo ya han sido autorizadas para realizar ensayos clínicos de «candidatas» a vacuna y otras 139 se encuentran en estudios preclínicos. 

Respecto de esta información, destacó que 17 de las 25 empresas autorizadas para hacer ensayos clínicos son rusas y están desarrollando «más de 25 vacunas distintas». Así las cosas, en su parecer, no resulta muy difícil colegir que la empresa que «llegue primero», obtendrá «unos dividendos muy grandes» y tampoco el porqué Donald Trump ha invertido ingentes cantidades de dinero para financiar las actividades de la empresa Futura y las investigaciones que adelanta la Universidad de Oxford (Reino Unido) al respecto. 

De vuelta a Rusia, comentó que voceros gubernamentales anunciaron este 03 de agosto que la vacunación masiva y gratuita iniciará en el mes de octubre y los médicos y profesores serán los primeros en recibir las dosis de esta primera vacuna que, de acuerdo con la información oficial, crea inmunidad y no produce efectos secundarios. 

No obstante, aunque se trata de un panorama alentador, el también director de LaIguana.TV insistió en que si bien ese país aspira producir unos 10 millones de unidades al mes al final del año, esta cifra se queda muy corta, dada la extensión de la enfermedad en el orbe y el tamaño de la población. 

Por su lado, mencionó que la viceprimera ministra rusa, Tatyana Golikova, informó que tanto esta vacuna como la desarrollada por el Centro Nacional de Virología ya fueron ensayadas con éxito. La primera cumplirá el proceso de registro estatal en pocos días y seguidamente se pondrá en marcha su producción masiva, mientras que en el caso de la segunda, los procesos de registro e inicio de su producción se prevén para el venidero mes de octubre.  

Pero Rusia no solamente está ganando la carrera-batalla por la vacuna, sino que ya en junio registró el primer medicamento específico contra el SARS-CoV-2, el Avifavir, que fue desarrollado con base en el Favipiravir, un antiviral japonés utilizado para la gripe. Hasta el momento, indicó el experto, de los resultados, puede decirse que «no se han detectado efectos secundarios o desviación del funcionamiento del organismo en los participantes». 

Pérez Pirela estima que no se trata solamente de la búsqueda de una solución sanitaria para una enfermedad de alcance pandémico o de una «vacuna electoral» para la malograda carrera presidencial de Donald Trump para la reelección, sino que «su búsqueda deviene en un hecho geoestratégico que de alguna forma determinará los equilibrios del mundo pospandémico» y en ese sentido debe asumirse que «las investigaciones rusas son buena noticia para América Latina».

En relación con esto, refirió que hoy se conoció que, tras arribar a acuerdos con un socio boliviano que se encargará de elaborar el medicamento en el continente, Rusia proveerá un mínimo de 150.000 unidades de Avifavir a siete países de América Latina (Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Paraguay y Uruguay). 

Tales esfuerzos de Rusia por compartir sus hallazgos y procurar que lleguen a países pobres afectados por la pandemia, contrastan con la conducta exhibida por Donald Trump, quien ha procurado que tanto los medicamentos empleados para tratar la COVID-19 así como una eventual vacuna, no beneficien a nadie más que a los estadounidenses. 

La impaciencia, el gran enemigo de la salud de los pueblos

Lo hasta ahora expuesto le permitió a Pérez Pirela especular que aunque ya están apareciendo unos primeros intentos sistemáticos para frenar la pandemia, «lo que parece detener una salida a esta situación es la impaciencia de los gobiernos», a causa de las presiones económicas, empezando por los Estados Unidos, donde se produjo una gran polémica sobre la reapertura de las escuelas tras un cierre de varios meses, por el temor a que se produzcan nuevas olas de contagio en lugares donde la infección ha permanecido bajo control.  

A este respecto, indicó que Trump y algunos gobernadores son partidarios de la reapertura y estados como Georgia y Tennessee, se preparan para hacerlo la semana próxima, mientras que en Indiana las clases iniciaron la semana pasada, pero fue justamente en este último lugar donde se encendieron las alarmas y se recordaron las voces que se opusieron tenazmente a la medida, puesto que el primer día de clases, la prueba de un estudiante resultó positiva.    

En el caso de España también hubo polémica, pero por una causa distinta. Según relató el experto, al relajarse el confinamiento, se realizó una corrida de toros a casa llena, lo que abrió «la posibilidad cierta» de que se produzca un rebrote en el corto plazo. 

Del lado del continente americano, las cosas están, en su criterio, en el peor momento, pero hay países como Venezuela que están tratando de hacer frente a la situación y en ese sentido recordó que el pasado 31 de julio, el presidente Nicolás Maduro anunció que se había acondicionado el Poliedro de Caracas –amplio espacio usualmente utilizado como centro para conciertos, eventos deportivos y encuentros de masas– como un hospital de campaña que tendrá la capacidad de atender a 1.200 pacientes con PCR positivo para COVID-19 si no tienen síntomas o sus síntomas son leves.

Manifestaciones del absurdo bajo la falsa bandera de la «libertad individual»

El confinamiento prolongado es causa de tensiones sociales y personales, pero ante la imposibilidad de contar con medicamentos y vacunas que eviten las nuevas infecciones o sanen a quienes contraigan la COVID-19, no hay otra alternativa que las reaperturas «controladas», aún en países dentro de Europa donde se ha apostado por una «vuelta a la normalidad». 

Empero, la ciudadanía parece haber sucumbido al hartazgo y sin medir consecuencias, se ha echado a las calles en distintos puntos del continente para manifestarse en contra de las inabandonables medidas de distanciamiento social. En Berlín, comentó Pérez Pirela, 45 policías resultaron heridos durante una multitudinaria protesta. 

Por otra parte, en Argentina, que atraviesa un crecimiento de los casos positivos para la afección, el gobierno prohibió las reuniones sociales familiares, extendió por novena vez la cuarentena e impuso penas de hasta dos años de cárcel para quienes violenten las medidas de confinamiento, bajo la imputación de delitos en contra de la salud pública, un hecho que ha sido utilizado por la oposición para acusar al gobierno de aprovechar la pandemia para implementar un régimen represivo y ha generado malestar dentro de la población, que el pasado 01 de agosto se volcó a las calles bonaerenses para protestar «contra todo confinamiento» y convocó otra manifestación para el venidero 17 de agosto.  

Sin embargo, Miguel Ángel Pérez Pirela es de los que critican ampliamente esta clase de protestas, toda vez que no solo constituyen un escenario ideal para que se produzcan contagios masivos, sino que resultan irresponsables, visto que es ampliamente conocido que la COVID-19 se ha cobrado la vida de cientos de miles de personas en el mundo. Por ello, se preguntó: «¿Qué pueden tener en la cabeza quienes protestan en medio de una pandemia que ha dejado ya cientos de miles de muertos? ¿Cuál es la propuesta de una persona que sale a protestar en esas circunstancias?».

Del otro lado están los propios gobiernos. Algunos, «empujados las presiones empresariales», optan por abrir las sociedades y otros, por mantener a toda costa –y pese a las resistencias– el confinamiento. 

Para el analista, esta situación describe perfectamente la pugna que existe entre dos modelos sociales y de gubernamentalidad en el mundo: uno que apuesta por el confinamiento para mantener la vida y otro que privilegia las ganancias, y en su criterio, quienes salen a protestar, de algún modo tienen un velo que les impide ver que quienes les azuzan para que defiendan sus derechos individuales, en realidad están procurando que sus arcas no se vacíen. 

¿Qué dice la OMS a la pregunta cuándo terminará la pandemia? 

La OMS es el órgano rector de la salud a nivel mundial y en cierto sentido, la voz más autorizada para pronunciarse sobre la pandemia. Recientemente, el ente advirtió que la pandemia será «prolongada» –no da mucha esperanza– y que las medidas de respuesta, tanto epidemiológicas como económicas, crearán fatiga en la población. No obstante, no recomiendan dejar de lado las medidas de confinamiento y de distanciamiento social, en vista de que sus evaluaciones actuales del riesgo global que representa la COVID-19 para la vida, es «muy alto». 

En este orden de ideas, el analista trajo a colación las declaraciones del Comité de Emergencia para la COVID-19 de la OMS, que insistió en que se requiere una estrategia sostenida de todos los países para reducir el riesgo de fatiga frente a las medidas de confinamiento y las presiones económicas. Asimismo, la instancia exhortó a los países a hacer jornadas de preparación para la vacunación, así como de la ubicación de los vectores, los efectos de largo plazo de la COVID-19 y los riesgos epidemiológicos, entre otros aspectos centrales. 

Por su lado, Tedros Adhanom, director de la OMS señaló que «es aleccionador pensar que hace seis meses, cuando me pidieron que declarara, había menos de 100 casos y ninguna muerte fuera de China» e insistió en que una pandemia es un evento que ocurre una vez por siglo y sus efectos se prolongarán por décadas. 

Pérez Pirela cerró este punto destacando que si bien las declaraciones de la OMS eran vagas e imprecisas, ello se debía al desconocimiento que todavía impera sobre el SARS-CoV-2 y su enfermedad asociada. 

El rastreo de contactos: entre el biopoder, la salud y el derecho a la privacidad

Como último tema, se introdujo una breve discusión acerca de las tensiones que imperan en la sociedad por el uso de aplicaciones móviles que permiten rastrear contactos y cortar las cadenas de transmisión del nuevo coronavirus y el derecho a la privacidad.

Para ello, aludió a un estudio aparecido en la prestigiosa revista Science, en la que epidemiólogos advierten que en California, donde se concentra cerca del 10% de todos los casos de COVID-19 de los Estados Unidos, no se está realizando ningún rastreo por la preocupación de los ciudadanos por su privacidad. 

Previamente, países como China y Corea del Sur, en donde la pandemia está bajo control, utilizaron aplicaciones móviles para rastrear –con nombre y apellido, entre otros datos personales– contactos y en Europa, Alemania e Italia apostaron por una idea similar, pero manteniendo el anonimato del registro, mientras que en Francia y Reino Unido se adoptó un modelo similar al empleado en Asia. 

Este tema, señaló, está muy relacionado con el concepto de biopoder –gestión de la vida de las poblaciones humanas por parte de los Estados– que desarrollara el filósofo francés Michel Foucault en sus investigaciones y va de la mano con la noción de vigilancia. Por ello, se preguntó, con ánimo de responder en otra sesión: «¿Dónde está el límite entre la vigilancia a un individuo para prevenir contagios masivos en medio de una pandemia y la que se hace sobre el individuo mismo?».

No es un asunto sencillo, pues en su criterio, «resulta difícil pensar que gobiernos o empresas privadas que posean los datos sanitarios, no hagan uso político o comercial de ellos».

Finalmente, opinó que «la Filosofía Política y de la Ética tienen mucho qué decir» acerca de dónde termina la privacy y dónde termina la validez de la utilización de aplicaciones con fines sanitarios, que, evidentemente, entran en la vida privada de los individuos.

Libro del día

«Resistencia y participación», escrito por la antropóloga venezolana Iraida Vargas Arenas y publicado por Monteávila editores.

(LaIguana.TV)