Desde los reveses generados por los generales José Antonio Páez y Francisco de Paula Santander, los ciudadanos venezolanos y latinoamericanos han padecido una larga fila de traidores a la visión unificadora de Francisco de Miranda y Simón Bolívar para América. Los hallamos incluso en quienes le ofrendan flores, cada año.

En esta entrega de Entre Líneas, la periodista Naile Manjarrés narra y detalla los actos de traición cometidos por diversos dirigentes y funcionarios latinoamericanos no sólo al proyecto bolivariano sino a sus toldas políticas e incluso a su palabra empeñada.

La cuna del Libertador Dentro de Venezuela, las ideas de Bolívar retrocedieron durante los regímenes autoritarios de Antonio Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez y las democracias representativas que – sin proyecto de país – se rindieron a la agenda del capitalismo mundial. Esa Venezuela no incomodaba ni era una “amenaza inusual o extraordinaria” para nadie más que para sí misma. Luego se ganaría el poder Hugo Chávez y durante un buen tiempo, otro gallo cantaría.

Pero si en 2020 hablamos de oportunismo y traición a un ideal de integración no podemos circunscribirnos a Venezuela y tampoco podemos referirnos a contrariar u oponerse a Nicolás Maduro como presidente de un solo país, sino realmente a la obstaculización del proyecto de unión de todo un continente, algo que en diversas ocasiones resulta beneficioso sólo a otros intereses.

Colombia cedió su territorio al libertinaje gringo. Iván Duque no respeta la autoridad venezolana, ni sus ideas socialistas, pero tampoco la soberanía territorial ni el Derecho Internacional. Perú, cuyos gobiernos saltan de la corrupción al fracaso desde Alberto Fujimori, pasando por Pedro Pablo Kuczynski, hasta Martín Vizcarra, se niegan a erradicar los códigos de una sociedad de castas que datan de los tiempos de la colonia y que se traducen en un muro que divide a sus habitantes y en una xenofobia contra los migrantes venezolanos que más bien es un desprecio a la pobreza.

Entreguistas camuflados Lenín Moreno, luego de usar a la Revolución Ciudadana para hacerse con el poder en Ecuador y posteriormente desatar una cacería de brujas, califica al régimen en Venezuela como un “socialismo corrupto y asesino”. Su postura recalcitrante no afecta solo al gobierno: los venezolanos que emigraron a territorio ecuatoriano han sufrido la vejación y una explotación laboral cargada de xenofobia, por cuenta propia. Moreno no solo traicionó la integración sino el derecho humano a la información luego de burlar los postulados internacionales y entregar a la justicia estadounidense a Julian Assange fundador de Wikileaks y responsable de que el mundo se enterara de grandes fiascos y crímenes de lesa humanidad que hacen parte de la política exterior de EEUU.

Desde el gobierno chileno solo se muestra un desprecio contra Venezuela tanto en los gobiernos de Sebastián Piñera como en los de Michelle Bachelet, esta última, cuyo padre fue detenido y torturado en 1973 por negarse a traicionar a su patria y a participar en el golpe de Estado contra Salvador Allende; cuya juventud se desarrolló en el seno el partido comunista chileno y cuya candidatura a la presidencia fue percibida como una oportunidad de cambio para el país. Actualmente es la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para lo que parece la oficina de los Derechos Humanos y ataques a Venezuela, mientras mira a otro lado ante los delitos que ocurran en cualquier otra parte del planeta.

Uruguay, por su parte, engendró a Luis Almagro, canciller y embajador de los gobiernos de José ‘Pepe’ Mujica y Tabaré Vázquez. Almagro, luego de obtener el cargo de Secretario General de la OEA en 2018, fue expulsado de su partido, el Frente Amplio, tras expresar que no se debía «descartar ninguna opción, incluyendo la militar», para sacar al gobierno de Venezuela. ‘Pepe’ Mujica luego reconocería la equivocación política que había sido postular a Almagro para esa silla. Almagro, traiciona a otros y a sí mismo al no cumplir con su palabra, pues asumió el cargo en la OEA asegurando que su gestión se basaría en acercar la organización a la «nueva realidad del hemisferio», pero en los hechos, su rol es hacer lobbys contra Venezuela.

Con el actual presidente de Uruguay, Luis LaCalle Pou de segundero. Los traidores a la idea bolivariana y a sí mismos como latinoamericanos, están a la orden del día.

Todos, embajadores de la guerra, parecen destinados por la providencia y sus mezquindades a plagar el continente de miseria, escondiéndose en una palabra ultrajada durante siglos, pero que Simón Bolívar sí supo poner en su lugar: la libertad.

(LaIguana.TV)