La terrible situación generada por las explosiones ocurridas la semana pasada en el puerto de Beirut se suman a una profunda crisis económica y a una verdadera tragedia histórica que se remonta al establecimiento del Líbano como colonia francesa, expresó Miguel Ángel Pérez Pirela en una emisión de Desde donde sea dedicada a este país del Medio Oriente.

Para comenzar, resumió los datos hasta ahora disponibles de lo ocurrido el pasado martes 04 de agosto: fueron dos explosiones consecutivas equivalentes a 240 toneladas de TNT, veinte veces más rendimiento que la madre de todas las bombas que lanzó Estados Unidos a Afganistán en 2017. Generaron una nube en forma de hongo similar a la que produciría una bomba nuclear. El primer boletín a de la Cruz Roja, el miércoles 05, registraba 100 fallecidos y más de 5 mil heridos. La cifra ha aumentado a medida que se desarrollan las labores de rescate. El desastre causado equivale a un terremoto de magnitud 4.5. Hay 300 mil personas desplazadas. Los restos podrían tener efectos letales a largo plazo. Se decretó el estado de emergencia por 14 días, razón por la cual hospitales públicos y privados están bajo control del Ejército. Hace pocas horas, el gobierno renunció. Ha habido protestas durante todo el fin de semana. Han tratado de tomar sedes de ministerios y del Parlamento.

«Esos son los hechos, pero acá queremos asumir un enfoque cuasiaristotélico, viendo causas y efectos. Vimos la situación social previa, las consecuencias geoestratégicas, qué significa para la región -explicó-. Hay mucho de geohistórico que explota o implota con esta tragedia. Hay un silencio sepulcral en torno a este fenómeno. Se dice poco o nada. Todo se queda en el ‘en vivo’, en mostrar la explosión desde diferentes ángulos, en jugar con el amarillismo, pero sin ahondar en causas y efectos».

Señaló que algunos actores están tratando de desviar la atención de las pesquisas. «Inicialmente se dijo que fue una gran cantidad de fertilizante que estaba almacenado desde hace seis años en el puerto de Beirut. Se desconoce que hizo encender dicho material. El presidente, Michael Aoun, tuiteó que es inaceptable que hubiera 2 mil 750 toneladas de nitrato de amonio, almacenados en forma insegura y ordenó el arresto domiciliario de todos los funcionarios supervisores».

El filósofo y comunicador dijo que hay muchas preguntas sin respuestas y citó algunas de las planteadas por Mohsen Khalif Zade en un artículo titulado ¿Guerra atómica en el puerto de Beirut? ¿Saben por qué?:

– ¿Por qué la cantidad de nitrato no salió del país?

– ¿Quién es el responsable que decidió  guardar estos artículos sin ninguna medida de precaución?

– ¿Quién paga el subsidio de alquiler por almacenarlo?

– ¿Quién se beneficia de su permanencia en Beirut?

– ¿Por qué el servicio de la Inteligencia, que es responsable de proveer la seguridad en el país, no interfirió para evitar el almacenamiento de materiales explosivos en instalaciones sensibles como el puerto de la capital?

«Son preguntas que siguen de respuesta pues las averiguaciones están abiertas por organismos internos, ya que el gobierno ha rechazado que se haga una investigación internacional, como lo pide la oposición. Inicialmente Aoun había achacado la explosión a una intervención extranjera y pidió al presidente francés, Emmanuel Macron, que facilite imágenes de sus satélites para determinar si había aviones o misiles en el espacio áreo.  Eso es poner zamuro a cuidar carne», comentó Pérez Pirela, quien deploró el silencio mundial sobre la colonialista visita de este mandatario en medio de la emergencia.

La crisis económica

Reseñó que Libano enfrenta esta catástrofe mientras está sometido a una crisis económica que ha sido comparada con los peores momentos de la larga guerra civil que duró de 1975 a 1990.

«La libra libanesa se ha devaluado 90% desde 2019 y la deuda suma 90 mil millones de dólares, lo que significa 170% del PIB. Un 45% de la población está por debajo del umbral de la pobreza, y el país registra al menos 25% de desempleo… Y pensar que se habla de Beirut como la París de la región», subrayó.

Leyendo algunos de los materiales recopilados por el Equipo de Investigación de Desde donde sea, apuntó que «la crisis se acentúa sobremanera con la desaparición del puerto, pues es un país que vive de la actividad del comercio exterior. Acarrea para el país la destrucción de más de 80% del grano que se guardaba para un año».

Prosiguió indicando que todas las actividades económicas de Líbano venían afectadas  por la crisis económica, se pusieron peor con la pandemia y ahora se enfrentan a un panorama crítico con la tragedia de Beirut. «Líbano se ha convertido en una especie de país-banco, donde también la especulación inmobiliaria juega un rol fundamental. Otra fuente de ingresos es el turismo, y se vio afectada por la pandemia».

Continuó aportando algunos de los datos investigados. «La tragedia pone de relieve las profundas divisiones de la sociedad libanesa, alzada desde 2019 en protestas que acusan a la élite política dominante de acumular riquezas en lugar de realizar reformas en beneficio de la población. Como en Chile, las protestas fueron detenidas por la pandemia».

Como elemento para nada sorprendente, se ha denunciado la injerencia de Estados Unidos, que a través de su embajada atiza el fuego y apoya en forma abierta las protestas que se han tornado violentas. No es el único factor externo en la pugna, pues Líbano es un escenario en el que se disputan también los intereses de Francia, Irán, Arabia Saudí y Siria.

Hijo maldito del colonialismo

Citó fragmentos de un trabajo del analista Alberto Rodríguez García, publicado por RT, en el que se plantea que los problemas profundos del Líbano han quedado desvelados por la explosión en el puerto de Beirut.

«Este analista dice que Líbano se caracteriza por un sistema un sistema cleptocrático, sectario, clientelar y disfuncional. Está configurado como estado moderno bajo el mandato francés. El Líbano de hoy lejos de ser el resultado de un proceso de construcción y liberación nacional, es el hijo maldito del colonialismo francés».

«Cuando Francia llegó a Siria tras desintegrar el Imperio Otomano con el tratado de Sèvres, se encontró con un pueblo que bajo el liderazgo del rey Faisal, no quería someterse a otro imperio. Y fue tras la batalla de Maysalun de 1920 en la que las tropas francesas masacraron a la revuelta árabe, cuando Henri Gouraud después de escupir sobre la tumba de Saladino entendió la importancia del ‘divide y vencerás’ en la región. Es por ello que en septiembre del mismo año anunció la creación del ‘Gran Líbano’ como campo de prácticas para la cantonalización del resto de la Siria natural», continuó leyendo.

«Los franceses establecieron una élite rentista de cristianos maronitas principalmente. Dedicados al mercadeo, el estado libanés se mantenía dependiente de su vecino sirio, del mismo modo que los sirios (divididos en cantones) dependían de Beirut como el principal puerto de entrada y salida de materias en la zona. Mantener las divisiones en un rompecabezas étnico y religioso tan complejo como el de la región resultó ser la mejor estrategia para mantenerla débil, sumida en disputas internas y, como ha sucedido con Líbano desde el 75, en guerras fratricidas».

Acotó Pérez Pirela que es este pasado histórico el que nos hace ver con muy mal ojo la visita de Macron, quien, a pesar de tener  Francia tantos problemas internos, llega al Líbano dando discursos hasta morales.

Siguió la lectura del trabajo de Rodríguez García: “A falta de una identidad colectiva, la población se ha refugiado durante años en sus líderes espirituales, dividiendo incluso los barrios en base a la confesión, los partidos y las milicias. Cuando el estado no existe, cada uno encuentra refugio en su fe, tanto espiritual como mundana, materializada en el partido. Si hubiese que simplificar algo tan complejo, no sería desacertado afirmar que Líbano, hasta cierto punto, es la simbiosis entre el sistema tribal y el Estado moderno. El mandato francés trató de hacer de Líbano un espacio aislado del resto del Medio Oriente. Todo esto ha llevado a una situación política caracterizada por la confrontación».

Explicó que Líbano reconoce oficialmente a 18 comunidades religiosas: cuatro musulmanas, 12 cristianas, una drusa y una judaista. Esto, de por sí no es bueno ni malo, pero el cuadro se complica al observar la influencia que estas comunidades tienen en el ejercicio del poder político.

«Las tres principales instituciones políticas -el presidente, el presidente del parlamento y el primer ministro- se dividen entre las tres comunidades más grandes, cristiana maronita, musulmana chiíta y musulmana sunita, respectivamente. Los 128 escaños del Parlamento también se dividen en partes iguales entre cristianos y musulmanes, incluidos los drusos. Si en política es difícil encontrar equilibrio entre partidos, imagínense lo que es hacerlo entre comunidades religiosas».

Volvió al  artículo de RT para dibujar la situación política actual. “El gobierno se ha desmoronado con dimisiones en bloque, forzando la disolución del mismo, de cara a forzar unas nuevas elecciones bajo la ley sectaria de siempre, abriendo un abanico de escenarios inciertos fruto de la improvisación. El bloque del 14 de Marzo, con una clara tendencia occidental y liberal, no propone más que el sometimiento al mercado. Los humildes, generalmente los más empobrecidos del norte (Trípoli), anteponen el acercamiento a Arabia Saudí a un sistema propio y soberano. Los cristianos de Fuerzas Libanesas representan a esa población afrancesada, a esa élite establecida durante el mandato que desde 2006 ha visto cómo sus privilegios cada vez están más amenazados por una población chií reforzada con Hezbolá, que demográficamente no para de crecer mientras que los cristianos en Oriente Medio no dejan de disminuir».

«El bloque del 8 de Marzo, por su propia unión forzada y artificial, no puede articular una estrategia de éxito. El Movimiento Patriótico Libre intenta jugar a varias bandas, con un modelo liberal, mientras se encuentra con fuerzas socialistas que tienen objetivos muy distintos. Por otro lado, Amal, la principal fuerza chií en el gobierno, está dentro del 8 de Marzo, pero bien podría ser parte del 14 de Marzo; con una agenda propia y un Nabih Berri que ha negociado la disolución de su propio gobierno con Walid Jumblatt como representante de los intereses del 14 de Marzo», finalizó la lectura.

«Como están observando, la explosión terminó propiciando una implosión de la clase política, a la que se agregó la visita de Macron», dijo el moderador del programa, antes de citar la noticia al respecto:

«El viernes llegó a Beirut el presidente francés, Emmanuel Macron, quien avivó el clima de crispación del país con sus declaraciones sobre la corrupción del gobierno libanés, aunque su visita habría sido para ‘mostrar solidaridad internacional’».

«Qué tupé tienen los franceses: vienen de dos presidentes como Chirac y Sarkozy, acusados de corrupción, y llegan a Beirut en medio de una crisis de estas dimensiones a hablar de corrupción. Oh, lalá», enfatizó Pérez Pirela.

Subrayó que el discurso de Macron estuvo cargado de pautas fijadas por el interés del Fondo Monetario Internacional. «Francia que ha hecho todos los millones en Líbano, ahora pretende organizar una videoconferencia para entregar ayuda con la condición de que llegue al pueblo. Son migajas», exclamó.

Refirió la posición asumida por Irán, otro actor internacional importante en la región: “Es totalmente inaceptable el hecho de que varios individuos, grupos o países extranjeros instrumentalizan la trágica explosión en Beirut como excusa para lograr fines políticos”, dijo el portavoz de la cancillería iraní, Seyed Abás Musavi.

Para cerrar la revisión del tema, recurrió a un tercer analista que hemos, Pablo Jofré, quien cuestionó la vista de Macron, calificándola de indignante, pues se presentó como una especie de salvador, de luz dentro de la oscuridad, dando recetas de qué es lo que tiene que hacer el Líbano, estableciendo que está en una crisis política, económica y habla hasta de moral, habla de reformas».

El analista deploró que esa actitud colonialista no haya recibido un claro rechazo en el Líbano y otras naciones del Medio Oriente.

«En nuestra investigación pudimos comprobar que nadie los increpó. Predomina una mentalidad imperial y una sumisión inaceptable de la prensa internacional. Nos tomamos horas buscando análisis críticos. Parece normal que un presidente excolonial llegue allí ofreciendo recetas, mientras en su país, Francia, siguen las protestas por la brutalidad policial, el manejo del Covid 19 y la caída en la popularidad de Macro, según el resultado de recientes elecciones.  Además, quedó claro que Macron solo anda buscando contratos para empresas francesas, como Total en materia de gas».

«También apareció en Beirut el multimillonario mexicano Carlos Slim, que es de origen libanés, y dice que se propone, en forma filantrópica, para reconstruir el puerto. Toman a los pueblos por pendejos», aseveró Pérez Pirela.

Para cerrar, expuso sus conclusiones sobre la situación libanesa, tras la tragedia del puerto:

– Líbano es un país creado desde la atomización, desde la segregación, desde la lógica imperialista  de divide y vencerás, y se están viendo resultados.

– La proyección del Gran Líbano no se concretó. Fue una promesa colonial que rompió el equilibrio de la región.

– Cada vez más ciudadanos se refugian o en la resistencia islámica en el sur o en la francofilia del centro y otra parte en el norte.

– Líbano no es la Suiza del Medio Oriente, Beirut no es la pequeña París, como la pinta en la propaganda. Cambiará cuando sea estado-nación basado en la unión y no en la división y cuando surja generación de políticos que estructuren e hilen una identidad nacional en lugar de mirar hacia los aliados extranjeros.

– Tiene grandes potencialidades, siempre y cuando se base en intereses propios y de la región

Libros

En la acostumbrada sección de recomendaciones bibliográficas, esta vez presentó uno de los manuscritos de su novela Pueblo. Se trata del que fue el presentado en la Société des gens de lettres, la Sociedad de hombres de Letras, entidad ante la que se registran las obras literarias en Francia.

También mostró el libro Zones de Recherche, Perspective Antarctique, de Vincent y Feria, artistas y profesores de la Sorbona que reseñaron en esa obra sus montajes e instalaciones en la Antártida.

(LaIguana.TV)