La realidad política venezolana de cara a las venideras elecciones parlamentarias, fue el tema que Miguel Ángel Pérez Pirela seleccionó para debatir en la edición 147 de Desde Donde Sea, transmitida este jueves 13 de agosto a través de las redes sociales. 
 
El comunicador destacó que aunque se trata de uno de los temas más tratados en la prensa internacional, no siempre se hace «con el equilibrio, la pluralidad y el respeto que quisiéramos los venezolanos».
 
Por otro lado, Pérez Pirela dedicó el programa de hoy a la memoria del dirigente revolucionario Darío Vivas. La noticia del deceso de Vivas, a quien calificó como «gran combatiente y activista popular», se difundió a finales de la tarde. 
 
El jefe de Gobierno del Distrito Capital «enfrentó la pandemia en la calle» y en su opinión era de esa clase de personas que mueren conforme vivieron. «¡Honor y gloria a Darío Vivas, a quien va dedicado este programa!».
 
Un contexto preelectoral signado por la división en la oposición
 
El analista entró en materia recordando que faltan poco menos de cuatro meses para los comicios legislativos, en los que «se conocerán los nombres de los hombres y las mujeres que se empeñarán en la creación de leyes en una realidad política tan compleja como la venezolana», al tiempo que subrayó que durante los últimos años, la Asamblea Nacional ha estado en el epicentro de la diatriba política venezolana, una situación que se agudizó todavía más cuando Juan Guaidó, electo como presidente del Legislativo, «levantó la mano en una calle del Este de Caracas y se autoproclamó presidente interino». 
 
Tras esta acción inicialmente desconcertante, acotó, poco a poco se develó que el gobierno de los Estados Unidos no solamente respaldaba la nueva iniciativa opositora para derrocar a Nicolás Maduro, sino que el parlamentario era el producto de la avanzada desestabilizadora y golpista de la administración Trump.
 
No obstante, tras un año de promesas incumplidas, de escándalos de corrupción y de fracasar en todos los intentos por derrocar a Maduro, la AN, que desde 2016 había funcionado como un bloque unificado contra el Gobierno Bolivariano, se dividió y con la llamada «rebelión de las regiones», en la que un grupo de diputados opositores que inicialmente respaldó a Guaidó se distanció de él, el autoproclamado «presidente interino» perdió el control del Parlamento.  
 
Tras la derrota, relató Pérez Pirela, la respuesta de Juan Guaidó, Leopoldo López, Voluntad Popular y Primero Justicia, fue nombrar una AN paralela, como ya habían hecho en el caso del gobierno paralelo, el Tribunal Supremo de Justicia paralelo y otras pseudoinstituciones con las cuales pretendía mostrarse una capacidad operativa para ejecutar decisiones, y si bien ese gobierno ficticio no logró cuajar nunca, la llegada de la pandemia terminó por dejarlo completamente en evidencia, pues quedó claro que el único que tiene capacidad para hacer acuerdos, diseñar políticas y atender la emergencia es el gobierno que encabeza Nicolás Maduro.
 
A lo anterior, estimó importante añadir que este evento electoral será organizado y ejecutado por un Consejo Nacional Electoral cuyas autoridades fueron renovadas por el TSJ, debido a la omisión legislativa de la AN, como ya ha ocurrido en otras ocasiones y en apego a lo que reza en la Carta Magna. 
 
En criterio del analista, es en este escenario donde la división en el seno de la oposición se hace más evidente, toda vez que los dos bloques mantienen posturas antagónicas e irreconciliables: un sector insiste en la ruta electoral como el mecanismo adecuado para destrabar la conflictividad política en Venezuela –y con ello poder atender eficazmente algunos temas acuciantes, como el económico– y otro, encabezado por Guaidó, se niega en redondo a medirse en las urnas, lo que para él sucede porque no les conviene hacerlo. 
 
Finalmente, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), agrupación de obispos católicos que durante los últimos 22 años ha funcionado como una plataforma política antichavista, primero contra Chávez y luego contra Maduro, sorprendió a propios y a extraños cuando realizó un llamado categórico a la población para que ejerciera su derecho al voto, reconociendo que el abstencionismo era una estrategia que no producía saldos políticos favorables. 
 
La CEV llama al voto y Guaidó le cae encima
 
Tras el llamado a la participación de la jerarquía católica en las elecciones del 6 de diciembre, Juan Guaidó, figura principal del abstencionismo, la emprendió contra su hasta entonces aliada incondicional en una serie de tres tuits que Miguel Ángel Pérez Pirela citó y comentó.
 
«Ya el Pueblo lo sabe, pero no está de más recordárselo a la dictadura: no vamos a participar en fraudes, como no participamos en la farsa de 2018. Vencer a la dictadura implica que esta mayoría que somos sepamos ejercerla con las vías que tenemos estratégica y correctamente», reza el primer trino y sobre esto, el también director de LaIguana.TV, cuestionó la mayoría que invoca el todavía parlamentario, pues «no representa a nadie, luego de hacer una promesa por mes y no cumplirla». 
 
Asimismo, criticó que hable de una farsa electoral en 2018, cuando él obtuvo su curul en 2015 con el mismo CNE con el que Nicolás Maduro resultó reelecto para un segundo período presidencial. Empero, consideró que solo se trata de una excusa para no concurrir al evento, puesto que para el grupo que conforma el llamado Proyecto Guaidó, enfocado en hacer negocios con los activos de la República, no les conviene medirse en elecciones y con ello, arriesgarse a perder la posibilidad de seguirse enriqueciendo a manos llenas. 
 
El segundo trino leído y comentado fue: «Vamos a aglutinar y movilizar a la mayoría del país en una ruta que facilite la transición. Y ese es el siguiente paso: reconstruir el Pacto Unitario que ha demostrado efectividad, tal y como en 2015 y 2018, e impulsar el Gobierno de Emergencia Nacional».
 
«¿Aglutinar y movilizar a cuál mayoría del país?», cuestionó nuevamente y recordó que antes de la gira multimillonaria, quien ejerce como cara visible del extremismo opositor trató de llenar Bello Monte, una urbanización tradicionalmente identificada con la oposición y fracasó. 
 
«Guaidó está escondido porque le tiene miedo al Covid-19, a contrapelo de los dirigentes del gobierno que él critica», que han estado en la calle haciéndole frente a la pandemia, resultando algunos de ellos contagiados e incluso, fallecidos, como es el caso de Darío Vivas. Mientras -continuó-, él está alojado en la embajada de Francia y sale ocasionalmente a tomarse fotografías en una gasolinera, para fingir que está acompañando las vicisitudes del pueblo», fustigó el analista. 
 
No conforme con esto, el dirigente derechista esperó un día para responder la crítica a la abstención que realizara la CEV en un comunicado en el que se señala que «no participar en las elecciones parlamentarias y el llamado a la abstención lleva a la inmovilización, al abandono de la acción política y a renunciar a mostrar las propias fuerzas», al tiempo que se compara la situación con la ocurrida en 2005, cuando la negativa de la oposición a participar en los comicios legislativos de ese año, hizo que el chavismo se hiciera con todos los curules de la AN.
 
El también filósofo resaltó que se trata de «un hecho inédito», puesto que la CEV históricamente se ha alineado con la derecha local e internacional, avalando incluso golpes de Estado, sanciones económicas y financieras así como otras iniciativas injerencistas e insurreccionales. 
 
En este último tuit, Guaidó intentó justiciar por qué el sector que representa se niega a acudir a las urnas en diciembre, y para ello se valió de una lista de condiciones que, según él, han de garantizarse para que ellos concurran a una elección. 
 
Sin embargo, el experto rememoró que se trata de una estrategia ya manida por parte de la oposición en la cual el gobierno decidió no caer más: denunciar ausencia de condiciones, sentarse a dialogar con el gobierno, conseguir que este ceda a sus demandas, redactar los términos del acuerdo y, finalmente, levantarse de la mesa tras recibir una llamada de Estados Unidos. 
 
La primera de estas condiciones exigidas por el abstencionismo sería contar con un CNE electo por la Asamblea Nacional. Al respecto, Pérez Pirela inquirió cuál AN debería nombrar  al CNE, «¿la suya?», criticó, e insistió en que justamente la omisión legislativa fue la causa de la designación de los actuales rectores por parte del TSJ. 
 
La segunda solicitud invoca el derecho a participar, el derecho a elegir y ser elegido, mas  desde su punto de vista, tras esta lo que está es la pretensión de que «los políticos presos encarcelados por graves delitos, que ellos venden como presos políticos», salgan libres. 
 
La tercera demanda con la que se pretende justificar el abstencionismo es la devolución de «símbolos de los partidos a sus los legítimos líderes». «¿Entendiendo por partido político qué? ¿Voluntad Popular?», inquirió y enfatizó que los venezolanos están al tanto del rol que jugó esa organización, que cree que puede estar por encima de la ley, en la comisión de actos terroristas, amén de que sus miembros más prominentes profesionalizaron su condición de opositores y la convirtieron en un mecanismo de hacer negocios. 
 
El último punto al que Guaidó apeló para argüir a favor de la abstención está relacionado con la observación internacional y a este respecto, Pérez Pirela indicó que esto significa, en otras palabras, «traer a la OEA para que haga lo que le hizo en Bolivia a Evo Morales».
 
En todo caso, para él resulta claro que «ya nadie le cree a Juan Guaidó, a Leopoldo López o a Julio Borges», pero en su afán de hacerse millonarios manteniendo su posición de opositores a Maduro, acabaron por quedarse sin dirigencia.  
 
La derecha también ataca a Guaidó y a su abstencionismo
 
Seguidamente, el analista político procedió a leer y a comentar algunas reacciones de actores de la derecha, quienes se oponen a la negativa de la cara visible de la oposición antidemocrática a concurrir a las elecciones parlamentarias. 
 
El periodista Rafael Poleo, a quien se le sindica de ser agente de la CIA y del Departamento de Estado, la cargó contra líderes opositores en un programa de televisión de Miami:
 
«Es ridículo pensar que Henry, Leopoldo, Julio, Henrique Capriles, que tienen organizaciones fuertes, que cualquiera de ellos pueda gobernar solo, ninguno tiene el 15%», destacando el hecho de que Guaidó no aparece en la lista de dirigentes capaces de convocar al electorado y remató indicando que «la oposición es un archipiélago de poderes, un archipiélago de aspiraciones, un archipiélago de ambiciones; de ambiciones personales, de egoísmo, de egolatría, uno de ellos se siente como tocado por la mano de Dios, ¡no! nos falta a todos un poquito de humildad».
 
Para Miguel Ángel Pérez Pirela, claramente «hay una parte importante de la oposición que está llamando al voto», pero no es aceptada ni validada por Juan Guaidó, Henry Ramos Allup o Leopoldo López, quienes se abrogan en exclusividad la condición de opositores y mientras acusan a Maduro de dictador y de perpetuarse en el poder, ellos ejercen microdictaduras dentro de sus organizaciones políticas o permanecen en cargos sin pasar por el juicio de las urnas, tal y como hace Cecilia García Arocha, rectora de la Universidad Central de Venezuela, quien tiene más de 10 años en su puesto y no desea que se convoque a elecciones. 
 
Empero, esa «parte importante» de la oposición que sí participará en las elecciones –más de 50 partidos, de los 78 que confirmaron–, incluye incluso partidos tradicionales, como Acción Democrática y Copei. 
 
En la tolda blanca, los propios dirigentes terminaron disputándose a golpes el control de la sede principal del partido, en Caracas, y de inmediato medios de comunicación afines a la oposición y dirigentes alineados con Guaidó, responsabilizaron al chavismo, pero luego se quedó claramente establecido que no era el caso, sino que en el partido hay una confrontación entre quienes pulsan por participar y una minoría que no desea hacerlo. 
 
Por su lado, Miguel Salazar, presidente nacional de Copei, señaló que el nuevo CNE «ha mostrado signos de inviolabilidad a través de varios procesos de auditorías, donde participan todos los factores involucrados en cada contienda en por lo menos 20 años».
 
Asimismo, insistió en que es preciso «callar rumores de otros partidos políticos, que apuestan a su deserción del proceso parlamentario del próximo diciembre. Usurpadores de oficio se hacen portavoces de una militancia que ya no les corresponde».
 
Bernabé Gutiérrez, actual secretario general de AD, condenó a Henry Ramos Allup por apoyar declaraciones de quienes llaman a la abstención, esto, como rememorara el comunicador, tras haber dicho hace algunos meses que había que ir a las elecciones. 
 
Estimó, además que los promotores de esa postura, carecen de representatividad en la militancia, pues su interés radica en seguir recibiendo dólares desde Estados Unidos y la Unión Europea, así como de algunas Organizaciones No Gubernamentales, en tanto han hecho del oposicionismo un negocio. 
 
Otro de los partidos que confirmó que participará es Cambiemos, que a través de Twitter expresó: «Ratificamos nuestro compromiso con el rescate del voto como herramienta de cambio pacífico y democrático. Entendemos la necesidad de unificar esfuerzos y estrategia para lograr avanzar hacia un cambio sostenible y viable. La gente lo demanda. Ratificamos nuestro compromiso».
 
En la misma red social, Soluciones para Venezuela, aseguró: «Vamos a votar para impulsar las soluciones que nuestro país reclama. Con participación, diálogo y entendimiento vamos a lograr entre todos un verdadero cambio en Venezuela».
 
Finalmente, Henry Falcón, secretario general de Avanzada Progresista y contendor de Maduro en los comicios presidenciales de 2018, señaló el pasado 4 de agosto que «de los 27 partidos que decidieron llamar a la abstención, 70 % no existe». Cuestionó, asimismo, la ausencia de alternativas democráticas de esas organizaciones y las increpó en torno a los beneficios que trae la abstención. 
 
El dirigente siguió el ataque, acusando a quienes mantienen la negativa a participar en las elecciones legislativas de «quedar bien con los que ordenan la abstención desde Estados Unidos y la UE, y recordó que se trató de los mismos que en 2018 le dijeron a las personas que no fueran a votar, bajo la falsa promesa de que en cuatro meses Maduro dejaría de ser presidente y ya han pasado casi tres años de eso. 
 
Miguel Ángel Pérez Pirela opina que el punto más álgido de la polémica que hoy atraviesa a varios partidos de la oposición, radica en la suspensión que hiciera el TSJ de sus directivos y la designación de otros, comprometidos con la participación electoral. 
 
Volviendo a los sucesos del 10 de agosto, cuando militantes de base de AD encabezados por Menfri París intentaron recuperar la sede del Comité Ejecutivo Nacional en Caracas, mencionó brevemente los comentarios del dirigente adeco, quien ratificó el liderazgo de Bernabé Gutiérrez y el compromiso de la mayoría con la ruta electoral. 
 
París aseveró que desde 2005, el liderazgo del partido solamente se comprometió con  golpes de Estado, por lo que las bases decidieron desmarcarse de la gente que busca horadar la institucionalidad del país.  
 
En Miami, en su programa Agárrate, la periodista opositora Patricia Poleo abordó los casos Monómeros, las cuentas bloqueadas, el oro robado por Inglaterra y presuntamente dado a Guaidó y al indagar en quiénes le rodean, se topó con que son los mismos nombres y apellidos que protagonizaron escándalos de corrupción en Venezuela 30 años atrás.  «Los miembros del gobierno interino ya eran corruptos cuando Guaidó nació», dijo Poleo.
 
Por último, el filósofo realizó la lectura comentada de un artículo aparecido en el diario español El País, bajo la firma del acérrimo opositor al Gobierno Bolivariano, Ibsen Martínez. 
 
«La grave emergencia alimentaria y las crecientes cifras de contagio y muerte nublan, a ojos de la mayoría de los venezolanos, la tragedia de una oposición sumida en una casi absoluta irrelevancia», inicia el texto, y sobre esto, acotó el experto que se trata de una afirmación cierta y que la palabra «irrelevancia» estaba muy bien escogida, puesto que para el pueblo venezolano, es irrelevante lo que diga o haga la oposición en este momento.
 
«Dos mercenarios estadounidenses, detenidos en mayo pasado luego de una fracasada incursión armada en las costa central de Venezuela, acaban de ser sentenciados a 20 años de prisión.
 
«Los dos exboinas verdes, Luke Denman y Airan Berry, reclutados por una empresa contratista de seguridad, fueron acusados, entre otros cargos, de terrorismo, tráfico ilícito de armas y concierto para delinquir. Sin garantías de ningún orden, sin el auxilio de defensores privados, fueron sentenciados en un juicio relámpago y secreto, evocación caribeña de los sótanos de la Lubyanka soviética. Junto con ellos, decenas de personas, entre civiles y militares, han sido detenidas desde mayo y permanecen literalmente secuestradas, sin hasta ahora oír cargos ni ser llevados a juicio.
 
En conjunto, los detenidos pueden llegar al centenar, en su mayoría desertores del Ejército venezolano reenganchados en Colombia por un antiguo general chavista con antecedentes como narcotraficante.
 
Denman y Berry son todo lo que queda de una delirante estrategia militar opositora, desplegada con gran aparato desde enero de 2019 por una coalición de fuerzas en apoyo del legislador Juan Guaidó y orientada a propiciar un pronunciamiento del Alto Mando venezolano que derrocase al dictador Nicolás Maduro. Ese pronunciamiento jamás se concretó (…).
 
«Sin la baza militar de su estrategia, con la casi seguridad de una derrota electoral de Donald Trump —su inconstante, tibio valedor—, y comprometido con 27 formaciones políticas, grandes y pequeñas, a no participar en un fraude electoral, ¿con qué cuentan Juan Guaidó y sus seguidores en combate contra un Nicolás Maduro probadamente dispuesto de encastillarse a cualquier precio?»
 
«El tiempo de las grandes movilizaciones que Guaidó supo inspirar con ánimo de ‘conmover’ a los cuarteles ya pasó. No es posible avivar de nuevo aquel espíritu de enero de 2019 en mitad de una letal pandemia y con una población famélica confinada a punta de fusil».
 
Para Pérez Pirela, la razón asiste parcialmente a Martínez, puesto que después de un año de promesas fallidas, de bloqueos económicos, el liderazgo de Guaidó está claramente debilitado, al tiempo que en medio de la pandemia, Maduro se presenta como líder que ha gestionado la crisis de una manera apropiada, dado que las cifras de fallecidos son de las más bajas por millón de habitantes en todo el mundo. 
 
«(…) Guaidó preside un virtual Gobierno en el exilio sostenido con recursos de Washington».
 
«La titularidad de grandes activos petroquímicos en ultramar mueve apetencias bursátiles que, sin duda, han contribuido a su sostén. Todo hay que decirlo: se trata de un singular Gobierno que sin ocupar Miraflores ya ha cosechado señalamientos de corrupción. La provisión constitucional que legitima la presidencia interina de Guaidó cesará a fines de este año».
 
Este final que señala el opinador opositor es la explicación, a juicio del comunicador, tras la negativa de Guaidó a participar en las elecciones. «Por eso es que no quiere que la gente vaya a votar, porque se le cae su pantomima en cuanto la AN cese en funciones. ¿Va a ser presidente de qué? Después de graves atentados contra la Constitución y con un Trump en aprietos para reelegirse», opinó y siguió con la lectura, que ahora se enfoca, aunque resulte difícil de creer, en las fortalezas de Maduro, «archienemigo» de Ibsen Martínez. 
 
«En cuanto a Maduro, aun con la industria petrolera desguazada al punto de no tener ya un solo taladro en operación, maniatado financieramente por las sanciones estadounidenses, contando ya casi únicamente con el saqueo del Arco Minero guayanés, el juego sigue vivo para él».
 
«Moscú aún aprueba líneas de crédito; Teherán, valga lo que valiere como potencia mundial— los expertos dicen que muy poco—, desafía sin embargo el patrullaje naval americano en el Estrecho de Ormuz y envía sus tanqueros (…)». 
 
«Nadie contaba en 2013 con que Maduro se sostuviese siquiera seis meses. La formidable escuela de Fidel, experta en resistencia numantina, explica en gran medida los siete años de Maduro en el poder».
 
«Un noviembre de Biden puede traer a la dictadura alivio a las sanciones; ¿qué traería para Guaidó?», cierra el texto. 
 
El analista estima que el autor «se pregunta lo que todos nos preguntamos: ¿Qué va a pasar con Guaidó si Trump no es reelecto?», mas enfatizó que no decía que si gana Biden, las cosas van a cambiar para Venezuela, pues quien manda en los Estados Unidos no es un presidente, sino el aparato-militar industrial que vive de la invasión y el saqueo de los países del Sur. 
 
No obstante, si bien todo el andamiaje que puso a un charlatán como Juan Guaidó al frente de la oposición, fue creado por Trump y sus asesores y Biden no comulga con ellos, insistirá en tomar a Venezuela a través de otros medios y para ello han urdir otros planes.
 
En conclusión, una parte importante de la oposición irá a las elecciones, la CEV llamó a votar, los que se dicen líderes de partidos no cuentan con el respaldo de su militancia y por último, existe una oposición que se opone a Nicolás Maduro; pero también a Leopoldo López, a Juan Guaidó, a Julio Borges, a María Corina Machado, a Henry Ramos Allup y a todos aquellos que apuestan por las rutas antidemocráticas para conseguir un cambio político en el país. 
 
Libro del día
 
Del uruguayo Horacio Quiroga, Anaconda, volumen de cuentos editado por Anagrama-Lozada. 
 
(LaIguana.TV)