En Desde Donde Sea, Miguel Ángel Pérez Pirela recorrió las causas históricas que explican la situación de conflictividad que atraviesa el Líbano, en ascenso tras la explosión registrada en el puerto de Beirut el pasado 4 de agosto, a lo que se añade la injerencia de países como Francia y Estados Unidos, que han tratado de sacar ventaja del caos para favorecer sus propios intereses.

Específicamente, Pérez Pirela se refirió a la reciente visita del presidente francés, Emmanuel Macrón, sucedida a pocos días de la tragedia, así como al respaldo abierto de la embajada estadounidense en Beirut a las protestas antigubernamentales, a pesar de que estas se han tornado violentas.

Además de Francia y los Estados Unidos, precisó, al escenario conflictivo se suman Irán, Arabia Saudita y Siria. «Cinco intereses, por decir lo menos, se encuentran en estos momentos y desde hace ya varios años, jugando un papel estelar, un tira y encoge, una pugna por ese país entre el mar y la montaña», explicó.

Posteriormente, para ofrecer detalles del contexto histórico tras las las luchas internas en Líbano, el filósofo citó largamente y comentó un artículo intitulado: «Los problemas profundos de Líbano que devela la explosión en el puerto de Beirut», escrito por Alberto Rodríguez García y publicado en el portal de la agencia rusa RT.

En primera instancia, el autor caracteriza al sistema político del país como «cleptocrático –niveles de corrupción muy grandes–, sectario, clientelar y disfuncional».

Adicionalmente, precisó que «Líbano está configurado ‘como Estado moderno bajo el mandato francés (…) [y] lejos de ser el resultado de un proceso de construcción y liberación nacional, es –desgraciadamente, y así lo expresa el autor de este artículo–, el hijo maldito del colonialismo francés'».

El también director de La Iguana.TV estimó imprescindible comprender «las causas coloniales y el rol nefasto que jugó Francia en el Líbano», para entonces poder entender «qué explotó cuando explotó Beirut«.

Siguiendo con el texto de Rodríguez García, relató que el arribo de los franceses al territorio que hoy ocupa Líbano, en 1920, se sucedió a la disolución del Imperio Otomano y tras la batalla de Maysalun, se fraccionó una porción del territorio de lo que actualmente se conoce como Siria para establecer «un enclave entre la montaña y el mar» y «se anunció la creación del ‘Gran Líbano’–esa fue la gran promesa de los franceses– como campo de prácticas para la cantonalización del resto de la Siria natural».

Luego del establecimiento de la colonia, «(…) los franceses establecieron una élite rentista de cristianos maronitas principalmente. Dedicados al mercadeo, el Estado libanés se mantenía dependiente de su vecino sirio, del mismo modo que los sirios (divididos en cantones) dependían de Beirut como el principal puerto de entrada y salida de materias en la zona».

Así, pues, desde 1920, «se mantienen las divisiones en el tablero étnico y religioso de la región», parte de una estrategia de Francia «para mantener al Líbano débil, sumido en disputas internas y como sucedió a partir de los años 70, en guerras fratricidas, en guerras civiles internas, siempre aupadas por colonias extranjeras», remató.

Por ello, la visita de Macron a Beirut causa suspicacia, muy especialmente porque la situación interna de Francia en este momento, no es precisamente la mejor, como para que el mandatario arribe «al Líbano dando discursos hasta morales».

«Lo cierto es que, ‘a falta de una identidad colectiva, la población se ha refugiado durante años en sus líderes espirituales, dividiendo incluso los barrios en base a la confesión, los partidos y las milicias. Cuando el estado no existe, cada uno encuentra refugio en su fe, tanto espiritual como mundana, materializada en el partido. (…) Líbano [es], hasta cierto punto, es la simbiosis entre el sistema tribal y el Estado moderno'», concluyó el experto.

(LaIguana.TV)