En esta edición de los viernes filosóficos en Desde Donde Sea, Miguel Ángel Pérez Pirela contó con la participación del filósofo y doctor en Teología venezolano Ian Carlos Torres, con quien debatió acerca del pensamiento filosófico en los planteamientos del Libertador Simón Bolívar contenidos en su planteamiento sobre el Poder Moral, una estructura política original que introdujo en el pensamiento político en su célebre Discurso de Angostura (1819). 
 
Bolívar pensador y teórico: aportes de la hermenéutica para el estudio de este ángulo de su figura
 
Se trata, por tanto, de un ángulo distinto al que habitualmente se adopta para reconocer la trascendencia del padre de la patria, a quien indubitablemente se le reconoce su genio militar, al punto de ser reconocido como el personaje más importante del siglo XIX por instancias como la BBC. 
 
Así, explicó, el enfoque que plantea Ian Carlos Torres en su obra, muestra a un Bolívar «pensador, filósofo, teórico», como «fundador de teorías que sustentan su postura republicana» y como «teórico que avanza el poder moral», a partir de la aplicación de una metodología innovadora para el estudio de manuscritos políticos derivada de la tradición hermenéutica bíblica. 
 
A este respecto, el autor precisó que la hermenéutica es un problema fundamental del pensamiento actual, de la Historia de las ideas contemporáneas y que abarca a todas las áreas del saber humano, pues todas están a la búsqueda de cómo interpretar y reinterpretar las ideas. 
 
Asimismo, comentó que ya estaba familiarizado con este enfoque porque lo utilizó en su doctorado en Teología, donde se planteó como tema de investigación la lectura de textos bíblicos desde América Latina, para lo cual tuvo que interpretar una producción que había sido concebida y escrita en un contexto ajeno y distante a la realidad cultural de nuestros pueblos en la actualidad. 
 
En este punto, Pérez Pirela, intuyendo que no se trata de la aplicación a rajatabla de un método diseñado con otros propósitos, quiso saber qué aspectos de esa propuesta había recuperado y adaptado para interpretar, en lugar de textos bíblicos, un contenido político. 
 
Torres especificó que había tomado principios metodológicos de interpretación del texto bíblico y se los aplicó al Discurso de Angostura, particularmente al fragmento en el que se expone el planteamiento del poder moral.  
 
Aportes del análisis hermenéutico del Discurso de Angostura
 
Para el doctor en Teología, en primer término, estudiar un texto de Simón Bolívar con esta metodología, condujo a múltiples aportes, pues no solamente se trata de un hecho inédito sino que su lectura hermenéutica supone la consideración de aspectos que permiten recuperar aspectos de trascendencia actual sin incurrir en tergiversaciones.
 
Asimismo, destacó que tiene un efecto desde el punto de vista bibliográfico, pues nunca se había estudiado en profundidad el Discurso de Angostura desde el punto de vista de su historia redaccional, es decir, considerando todos los borradores y versiones conocidas. 
 
De este modo, la posibilidad de comparar los distintos «Discursos de Angostura», permitió determinar qué era exactamente lo que Bolívar quería resaltar, además de dar cuenta del proceso de depuración del escrito. 
 
Lo novedoso del pensamiento republicano del Libertador: más allá del contractualismo inglés y el iluminismo francés
 
El también director de La Iguana.TV inquirió a su colega sobre lo novedoso de la figura de Simón Bolívar desde el punto de vista de la Filosofía Política de su tiempo, que bebía principalmente de dos fuentes: el contractualismo inglés, al modo de Hobbes, el parlamentarismo de Locke y el iluminismo francés, con las ideas de Montesquieu y Rousseau. 
 
Ian Torres estima que Bolívar, analizado desde la Filosofía Política resulta en «una figura interesantísima», pues al estar «preocupado por la guerra, quiso sujetar la República desde las estructuras políticas y sociales», proponiendo la creación de un Estado conforme a lo que demandaba la realidad que le circundaba. «Es quizá la figura más original del pensamiento político de su tiempo», dijo.
 
Por otro lado, refirió que en el Discurso de Angostura, el Libertador da fe de conocer bien a Hobbes, Locke, Rousseau, Montesquieu y de todos los contractualistas, pero se distancia de ellos, pues produce una síntesis latinoamericana a partir de la reinterpretación de esas fuentes, en las que, sin dudas se inspira, pero que no duda en trascender, para elaborar una propuesta original del más alto vuelo intelectual y político. 
 
En lo que toca al poder moral, Bolívar investigó dónde conseguir los fundamentos para la creación de un cuarto poder republicano y para ello, Atenas, Esparta y Roma sirvieron de modelo, para luego, con los aportes de las instituciones morales de la antigüedad y las ideas ilustradas, elaborar una suerte de fusión completamente novedosa. 
 
¿El poder moral nace, efectivamente en el Discurso de Angostura?
 
En virtud de lo anterior y atendiendo a la precisión que caracteriza al estudio de la Historia de las ideas, Miguel Ángel Pérez Pirela insistió en que Ian Carlos Torres detallara el proceso tras la elaboración de la idea de un poder moral como parte del Estado que proponía para la naciente República, preguntándole específicamente si éste había nacido con el Discurso de Angostura o, por lo contrario, había surgido tras un trabajo sostenido sobre el texto. 
 
Torres destacó que la propuesta del poder moral es única y novedosa, original de Simón Bolívar y se encuentra estructurada por primera vez en la propuesta de Constitución que presenta en el Congreso Constituyente de 1819. Sin embargo, la si bien la sistematización está contenida en el Discurso, ya en 1813, tras la Campaña Admirable, sintió la necesidad de sujetar la República, sus victorias militares y llama al pueblo a conformar un congreso, que por la dinámica que impuso la guerra durante ese año, no se pudo realizar.
 
La idea no fue abandonada, sino que surgió con fuerza nuevamente en 1816, después de la Expedición de los Cayos. Entonces, relató, Bolívar insiste en la urgencia de instalar un Congreso para conformar las primeras instituciones que permitieran darle forma a la República y al año siguiente, 1817, se sucede un «primer intento de institucionalización», con la instalación de un Consejo de Estado conformado por «notables» y que tenía facultades consultivas y deliberativas. 
 
En 1818, este Consejo de Estado se encargó de convocar, previa solicitud de Bolívar, al Congreso Constituyente de 1819, escenario en el cual el prócer venezolano pronunció su célebre Discurso en el que aparece su propuesta de un cuarto poder, el poder moral, lo que lo distancia sustancialmente de las ideas contractualistas. 
 
Si bien la propuesta fue rechazada en el Congreso de 1819, en 1826, Bolívar se aventura a presentar un poder moral reformulado, ya no como poder autónomo sino como una dependencia del poder legislativo. Así, en en la Constitución de Bolivia, propone que el Congreso de la naciente República debía ser tricameral, con una cámara de diputados, otra de senadores y una última de «censores», sobre quienes recaerían las funciones de ese cuarto poder que adelantó en Angostura.  
 
La educación, aspecto central de la propuesta bolivariana
 
El profesor Ian Carlos Torres explicó, asimismo, que el poder moral definido por Bolívar en el Discurso de Angostura como una cuarta rama del poder público estaría conformado por dos cámaras: una moral y otra educativa. 
 
En su día, el padre de la patria lo catalogó como un «tribunal verdaderamente santo», puesto que con él buscaba reconstruir la sociedad venezolana, completamente atomizada, aniquilada y despersonalizada, tras tres siglos de anclaje cultural «a la tiranía, a la ignorancia y al vicio». 
 
De esta manera, redondeó, el poder moral se presenta como una oportunidad para sacar al país de las tinieblas y conducirlo por el camino de la virtud, lo que da cuenta no solo del interés de construir un Estado fuerte, sino también un Estado virtuoso.  
 
El Iluminismo y la realidad local: las dos fuentes de la construcción teórica bolivariana
 
Pérez Pirela le inquirió a su invitado acerca de las influencias concretas del Iluminismo y de la realidad concreta de América Latina durante la Independencia, en los planteos bolivarianos hoy analizados y sobre ello, destacó que «Simón Bolívar fue siempre un personaje incómodo», tanto para patriotas como para realistas, pues tenía sus propias ideas y las expresaba sin resquemores. 
 
Para mostrar su punto, resumió la configuración de poderes que sugirió el Libertador en el Discurso de Angostura, a saber: un poder Legislativo con senado vitalicio y hereditario, al que pertenecerían los «padres de la República», es decir, aquellos que «la combatieron», con el propósito de «eternizarla»; un Ejecutivo también vitalicio; un poder Judicial y un Moral electo por el Congreso.
 
Esta estructura de Estado bolivariana, en su criterio, abreva de Rousseau y de los liberales, de Locke y Montesquieu, particularmente en lo tocante al equilibrio de poderes, mas quiere que el Estado naciente tenga unas estructuras propias, no calcadas de ninguna parte sino adaptadas a la realidad venezolana.
 
El anfitrión invocó en este momento del intercambio la «aristokratía», como se definía al gobierno de los virtuosos en la antigua Atenas e increpó a su colega sobre los rasgos que de ésta conservaría la propuesta de Simón Bolívar o si, por lo contrario, se separaba de este modo de entender la conformación de un gobierno.  
 
Para Ian Carlos Torres resulta claro que Bolívar se distancia del planteamiento de una democracia aristocrática, pues en su lugar propone «una democracia popular» que se nutre del asambleísmo de Rousseau y toma de Locke la necesidad de reelegir a los gobernantes.
 
Esto se expresa, en su criterio, en los propósitos que persigue el componente educativo del poder moral, puesto que la educación bolivariana se entendía como no aristocrática, popular y gratuita, impulsada desde el Estado para todos los ciudadanos, una propuesta que incluso sobrepasa la que en su momento presentó la Revolución Francesa, destacándose además que «fue el primero en instituirla, en practicarla y ponerla en la estructura del Estado». 
 
Inclusive, agregó, pese a que el Discurso de Angostura es una pieza inevitable unida a la propuesta de Constitución que presentara en 1819 no adoptada plenamente, pues el Congreso rechazó el senado hereditario y el poder moral, insiste en esto último, porque estimaba que la República debía fundamentarse en la relación entre el gobernante y el gobernado, en la que el ciudadano se adhiere a través de la educación y adquiere las competencias para ejercer sus derechos y cumplir con sus deberes.  Esto, en juicio del Libertador, solamente podía tener lugar si existía un equilibrio entre las fuerzas constituyentes y las fuerzas instituidas.
 
¿Por qué se negó la propuesta del poder moral?
 
Citando la advertencia recogida por Jose Gil Fortoul en su tratado sobre el tema, como causas del rechazo del poder moral, que si bien despertó el apoyo de «los más entusiastas constituyentistas», quienes vieron en la propuesta «una idea universal»; otros se decantaron por pensar que había en eso una pretensión inquisidora peor que la que ejercía la Iglesia.
 
Empero, todos coincidieron que sería difícil implementarla en el contexto de la guerra y además se acordó difundir su contenido entre los sabios europeos, dado el carácter incuestionablemente novedoso que se proponía para la estructura de la República. 
 
Frente al eurocentrismo, Bolívar propuso algo con ojos venezolanos
 
Disertando acerca de lo que realmente constituía el «meollo de lo innovador» de la propuesta de poder moral de Simón Bolívar en medio de una sociedad absolutamente vuelta hacia Europa, Ian Torres insistió en que, en su momento, él estaba consciente de que América Latina tenía que construir un «Estado a la venezolana» y que por lo tanto, no se podían transplantar las estructuras republicanas de Europa y los Estados Unidos en la Venezuela que le tocó gobernar. 
 
De este modo, para justificar su replanteamiento, en 1826 dijo que los europeos se plantearon la bicameralidad por la disputa que existía entre la nobleza y el pueblo, razón por la cual se imponía un punto de partida distinto, puesto que veníamos de 300 años de colonia y pasamos a un Estado republicano donde la libertad se consiguió por las armas. 
 
Por ello, en su criterio, al incluir el poder moral, incluye una realidad que no incluyó ningún filósofo europeo: la realidad de la educación y la moral, porque veía en ese elemento humano, el aspecto crucial para la regeneración de la sociedad y la constitución del Estado a la venezolana. 
 
«El poder moral es la estructura más humanista de todo el siglo XIX y que Venezuela retomó en la actualidad», subrayó, lo que contrasta con el poder monárquico predominante en la Europa de esos días, caracterizado por un gran egoísmo. 
 
El rol de la comunicación en la difusión de las ideas: Bolívar comunicador
 
Miguel Ángel Pérez Pirela estimó que hay un aspecto fundamental, inexplicablemente soslayado, que es el rol de la comunicación, de la publicación de las ideas bolivarianas y en tal sentido rescató que el Discurso de Angostura había sido difundido en varias etapas, un hecho que permitió posicionarlo dentro del imaginario de entonces. 
 
A su parecer, el pensamiento no solo se muestra como hacedor de la realidad, sino que en este punto Simón Bolívar, que fue un excelente comunicador, supo ver el papel decisivo que jugaba la comunicación de la realidad a través de los medios disponibles en su tiempo. 
 
Al respecto, Torres añadió que Bolívar escribió tres versiones del manuscrito, que dictó a su amanuense y corrigió él mismo. Además, comentó que existen dos borradores, la versión del Discurso que efectivamente leyó ante el Congreso y dos versiones más que fueron impresas inmediatamente después de haberlo divulgado en el Correo del Orinoco. 
 
Esta versión aparecida en el diario patriota fue entregada a Hamilton para que lo tradujera al inglés y con eso garantizó que sus palabras se conocieran en Europa. 
 
Para él, fue el Discurso de Angostura el que catapultó a Simón Bolívar como líder político, militar y Jefe de Estado. En Venezuela, «todos entendieron» que se había impuesto no solo a través de las armas sino de las ideas y de en Europa se comprendió que la ruta independentista no tenía reversa, pues en el importante texto político están sentadas las bases de la Segunda República. 
 
Las fuentes de Ian Carlos Torres para su investigación sobre el poder moral
 
Al ser consultado por colega sobre la localización de las fuentes que utilizó en su investigación sobre el poder moral, Torres explicó que los manuscritos originales se encuentran en el archivo del Libertador, en Caracas y algunos «testigos» –como se denominan a los testimonios de la época– reposan en la Biblioteca Nacional de Colombia. 
 
El análisis detallado de estos documentos le permitió establecer que el Libertador había corregido por última vez la propuesta de poder moral contenida en el Discurso de Angostura en 1820. Concretamente, sustituyó la expresión «institución efectiva» por «institución ejecutiva», lo que da cuenta, en su opinión, de que estaba consciente de los alcances de la facultad ejecutiva y de la facultad judicial. 
 
La relevancia de la obra de Ian Carlos Torres para la Venezuela actual
 
Ante la inminencia de la publicación que contiene la sistematización de la investigación de Ian Carlos Torres sobre el poder moral, Pérez Pirela le preguntó sobre la actualidad que revestía al poder moral en la Venezuela actual, especialmente si se consideraba que en el país había un proceso constituyente en curso y no dejó de alabar que esta «investigación de años, no carece «de propuestas concretas».
 
El interpelado respondió que no era posible leer un texto, sin que éste tenga un impacto en la realidad de quien lo lee y confesó que su propósito había sido estudiar el texto, pero traducir esas ideas a la actualidad, siguiendo lo que Umberto Eco imponía como deber a los lectores: llenar los espacios vacíos que los textos dejan.
 
Por ello, dijo, se atrevió a proponer una interpretación del poder moral 200 años después, pues aunque fue asumido y adaptado en la Constituyente de 1999, que recogió la olvidada e ignorada propuesta bolivariana y plantea el poder ciudadano, se limitó a recoger «sobre todo el vector contralor del poder moral».
 
En contraste, el poder moral de Simón Bolívar tenía dos cámaras: la moral y la de educación. En su parecer, esta omisión se explica porque la función docente del Estado recae en el poder Ejecutivo y de allí que sugiera retomar finalmente el vector educativo en el poder moral e incluirlo en el poder ciudadano.
 
El pensador consideró que nos hemos olvidado la función docente del Estado y por ello, la propuesta derivada de su labor académica permitiría «dotar al organismo de una cuarta pata» garante de ese equilibrio entre las funciones contraloras y educativa que caracterizan al poder moral de Simón Bolívar. 
 
Específicamente, plantea la conformación de una Junta de educación nacional compuesta por magistrados electos con una pauta similar a la que se utilizó para seleccionar a los actuales miembros de la Asamblea Nacional Constituyente: por sectores y de acuerdo al territorio. 
 
Miguel Ángel Pérez Pirela intervino para enumerar posibles críticas provenientes de sectores identificados con el liberalismo y el progresismo, quienes podrían aducir que de resultar aprobados los planteamientos de Torres, el Estado tendría una «beligerancia excesiva» en la educación, pero el aludido salió al frente, diciendo que su propuesta se cimentaba en la inclusión de sectores y no en la omnipotencia estadal.   
 
Así, la Junta que propone, estaría conformada por magistrados que serían «padres y madres de familia, maestros y profesores, jubilados, campesinos, comunidades indígenas, empresarios de la educación, etcétera». A partir de esta instancia, podrían definirse salas especializadas en la discusión de los distintos temas, así como para la promoción de las virtudes políticas, cívicas y democráticas. 
 
La resulta, en su criterio, que se puede replantear la estructura del Estado, para hacer de la educación su motor y al ser humano, su centro. «Es la revolución más profunda porque es la que transforma al ciudadano», aseguró. 
 
Respecto de la viabilidad, acotó que esa preocupación existe puesto que incluso en la convocatoria a la ANC se propuso la institucionalización de las misiones educativas, pero él considera que debe irse más lejos y avanzar en la construcción de una estructura desde el ser humano, desde la posición del ciudadano con inspiración bolivariana, para crear equilibrio en el poder moral. 
 
En medio de discusiones nacionales, en algunos casos, vacuas, surge toda una reflexión bolivariana, estructural, sobre los fundamentos éticos, identitarios, sociales y políticos que, desde la filosofía de Simón Bolívar pueden darnos luces para salir de la crisis que vive la sociedad venezolana. Las soluciones, propuestas, salidas, a esta difícil coyuntura, pasan por retomar el pensamiento fundacional de autores como Simón Bolívar», concluyó Pérez Pirela. 

 

 

(LaIguana.TV)