El militar que lideró el golpe de Estado en Malí, Assimi Goita, recibió entrenamiento del Ejército de Estados Unidos, según The Washington Post.

“Assimi Goita trabajó durante años con las Fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos en la lucha contra el extremismo en África occidental, mantenía comunicación regular con los militares estadounidenses y asistía a ejercicios de entrenamiento dirigidos por EEUU”, informó el viernes el diario estadounidense The Washington Post, citando a oficiales del Departamento de Defensa de EEUU (Pentágono).

Dichos oficiales, que hablaron bajo condición de anonimato, aseguran que Goita —jefe de la junta militar, es decir, del Comité Nacional para la Salvación del Pueblo (CNSP)— también recibió entrenamiento en los últimos años de los Ejércitos de Alemania y Francia.

Goita, según el diario estadounidense, participó en ejercicios de entrenamiento del Comando de África de EEUU en África occidental, conocidos como Flintlock, y asistió a un seminario bilateral de la Universidad de Operaciones Especiales Conjuntas en la base militar MacDill en Florida.

The Washington Post explica que, una vez revelada esta noticia, EEUU suspendió su apoyo y sus cursos de entrenamiento de seguridad dirigidos a las fuerzas militares de Malí.

El coronel Goita fue designado el miércoles presidente del CNSP, órgano creado por los golpistas tras la detención del presidente maliense Ibrahim Boubacar Keita, su posterior dimisión y la disolución del Parlamento. También detuvieron a su primer ministro, Boubou Cissé, y a otros altos funcionarios del país.

El golpe de Estado en Malí provocó amplias reacciones internacionales. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y la Unión Africana (UA) condenaron la algarada. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió la liberación inmediata del presidente maliense y de otros altos funcionarios del país; y algunos representantes de la ONU visitaron a Keita y a otros altos cargos del país que se encuentran detenidos. 

La tensión en Malí llegó a un punto álgido tras meses de protestas antigubernamentales. El país africano está inmerso en una profunda crisis política, pero también sufre de problemas sociales y económicos debido al Covid-19. A todo ello se suma la inseguridad provocada por la presencia de grupos terroristas y los enfrentamientos entre comunidades rivales.

(HispanTV)