La petición que ha hecho el Ministerio de Igualdad para que se cierren todos los prostíbulos de España durante la pandemia ha provocado un intenso debate. Muchos aplauden, pero también son muchos los que alertan que esta decisión, si no va a acompañada de medidas asistenciales, dejará en mayor estado de vulnerabilidad a las mujeres prostituidas.

España es el país de Europa que más consume sexo de pago «hasta tal punto que, según datos de la ONU, se ha erigido en el tercer país del mundo en demanda de prostitución», dijo en 2019 la entonces delegada para la Violencia de Género, Pilar Llop, quien además detalló en ese momento que España «también es uno de los principales destinos del tráfico de mujeres y uno de los principales puntos de tránsito«.

Desde la Asociación de Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) se asegura que «hasta un 39% de los hombres de España ha consumido prostitución alguna vez», un negocio que, según medios locales, genera unos cinco millones de euros al día.

Las mujeres prostituidas, son en su mayoría extranjeras y pobres, y buena parte de ellas captadas por redes de trata de personas que las obligan a trabajar en los aproximadamente 1.600 prostíbulos que hay repartidos por toda la geografía nacional.

Son miles las denuncias que hay contra estos lugares y estas mafias que explotan y esclavizan sexualmente a las mujeres, pero no fueron ellas las que las que pusieron en aprietos a este negocio que mueve miles de millones de euros al año alrededor del mundo, sino un microscópico virus: el SARS-CoV-2. El 21 de agosto la Ministra de Igualdad, pidió a todas las comunidades autónomas cerrar los prostíbulos y locales de alterne ante los brotes de coronavirus que se han registrado en estos lugares que «conllevan un aumento potencial de positivos de difícil rastreo».

«Yo creo que es una medida que, a priori, está bien de cara a la epidemia porque es un foco de contagio. Estamos criminalizando a los jóvenes porque salen a las discotecas, hacen botellones y resulta que los primeros en abrir fueron los puticlubs, que son un punto de contagio, y nadie hablaba de eso», asegura Mabel Lozano, directora de cine y autora de varios documentales que abordan este tema como Voces contra la trata de mujeres, Chicas Nuevas 24 horas, El proxeneta y su reciente film Biografía del cadáver de una mujer.

 

Lozano, que por sus obras ha sido reconocida con varios premios nacionales e internacionales, considera que, si bien la medida sirve para frenar los contagios de coronavirus, no se ha hecho «absolutamente nada con respecto a la explotación sexual y la prostitución».

«Durante el confinamiento se cerraron esos lugares, pero siguieron abiertos los pisos, que están a nombre de particulares, pisos donde a las fuerzas de seguridad del Estado les cuesta mucho más entrar porque necesitan una orden judicial. Entonces, esta medida lo que hace es trasladar el lugar de prostitución, las expone a más deudas con sus proxenetas y en muchos casos a pasar hambre, como ya sucedió», explica Lozano.

«Convivimos con la esclavitud”

La Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) alertaba en abril que la violencia contra las mujeres prostituidas había aumentado durante la pandemia y el confinamiento.

«A muchas de esas mujeres las trasladaron a pisos donde tuvieron que convivir y compartir espacios con sus proxenetas, otras se quedaron encerradas en esos clubes. Hubo proxenetas que cerraron las puertas de los clubes y abandonaron a las mujeres, con lo cual pasaron hambre, literal. También hubo mujeres que se quedaron dentro de los clubes y lo que hicieron fue aumentar su deuda porque los proxenetas siguieron pagando su alimentación, y cuando se abrieron todo se apuntó a la propia deuda de las mujeres», señala Lozano.

Por esta razón, tanto Lozano como otras activistas contra la trata de mujeres y a favor de la abolición de la prostitución, alertan que no se deben repetir los errores cometidos hace apenas meses.

«No es solo decir ‘cerramos los lugares’ porque ¿y con las mujeres qué hacen?, ¿a dónde van?, ¿a los pisos de los proxenetas a pasar hambre o aumentar sus deudas? Hay que hacerlo a la inversa. Estamos como parcheando la punta del iceberg y nunca vamos a la raíz de ese iceberg», alerta Lozano.

 

«¿Dónde están las medidas de reinserción para esas mujeres que las vista de derechos? Es que no existe. Cerramos los puticlubs, pero ¿habilitamos unos recursos para aquellas mujeres que necesitan salir y que no tengan que trasladarse a los pisos con los proxenetas, que puedan asistir a unos cursos para que puedan tener herramientas para la reinserción? No. No lo hacemos, solo cerramos. Hala», critica Lozano.

Para Lozano, que lleva buena parte de su vida denunciando la explotación y la esclavitud sexual, las medidas que debe tomar el Gobierno Nacional no deben ser coyunturales, sino estructurales.

«Hace años que le estamos pidiendo al Gobierno la Ley Integral contra la Trata, con tenga una auténtica perspectiva de género, que aborde la prevención, que aborde la reinserción, que es un punto importantísimo porque, si están hablando de cerrar puticlubs hay que erradicar la explotación y la prostitución, pero es imposible si no hay medidas de reinserción de las mujeres. El problema de una mujer que necesita 20 euros para darle de comer a su hijo no va a acabar con el cierre de un prostíbulo, eso simplemente lo traslada. Punto. Solo se está trasladando el problema», advierte Lozano.

Además, insiste que el vacío legal que hay en España sobre la prostitución dificultará este primer paso que se quiere dar contra la explotación sexual.

«Hay que ver cómo se cerrarán esos puticlubs porque muchos de ellos no están dados de alta como burdeles, sino como hoteles, moteles, pensiones, hostales para pagar menos impuestos, entonces es una laxitud en las leyes. Si existiera una ley clara que condenara todas y cada una de las caras del proxenetismo, que nadie pudiera lucrarse de la prostitución ajena, se acabaría el proxenetismo, acabarías con esas tercerías locativas, porque este es un negocio para los terceros, los terceros son los que se están lucrando con la compra y venta de los cuerpos de las mujeres».

«Necesitamos una reforma legislativa que penalice todas y cada una de las caras del proxenetismo. El Ministerio de Igualdad debe trabajar en esa ley, eso es lo que debería pasar, ese es el camino. Ese es un trabajo que tienen que hacer los legisladores, no lo pueden hacer otras personas. Los demás podemos educar, informar, pero legislar tienen que ser ellos y para hacerlo no hace falta que termine el coronavirus, tiene que haber una intención política, y es eso lo que yo no tengo tan claro», concluye Lozano.

 

Y mientras se busca ese marco legal que permita frenar la trata de personas, en España el número de mujeres prostituidas que han sido asesinadas sigue en aumento.

Según indica Mabel Lozano, desde el año 2000 han sido asesinadas 44 mujeres, tres de ellas acogidas a la figura de testigos protegidas que acusaron a sus explotadores sexuales, una realidad de la que poco se habla y que urge una respuesta institucional.

«Quien descubre esto no puede mirar hacia otro lado. Es imposible. Yo también tengo hijos, trabajo e intento poner un granito de arena para la sociedad que también quiero para ellos. Se nos llena la boca en decir que tenemos una sociedad igualitaria en derechos de hombres y mujeres, tal y cual, pero no es verdad, convivimos con la esclavitud. Es muy fuerte, estamos hablando de que en el siglo XXI hay familias que ni siquiera saben dónde están sus hijas, sus hermanas porque son raptadas, secuestradas y metidas en estas redes, en estas mafias», lamenta Lozano.

(Sputnik)