A través de denuncias formuladas por los usuarios en las redes sociales, se conoció una nueva modalidad de estafa dirigida especialmente a comerciantes, independientemente de su rubro.

Según consta en los señalamientos de los afectados, la práctica se ha implementado en distintos lugares de América Latina, incluyendo Venezuela.

Los estafadores, de acuerdo al modus operandi sistematizado por el economista Eduardo Bayut y difundido a través de medios locales, contactan a su potencial víctima por teléfono y manifiestan interés por adquirir la mercancía que ofrece, cuyo importe se transa en una cantidad de dólares no demasiado alta, por ejemplo, unos 150.

Una vez se cierra el acuerdo de compraventa, el interesado esgrime que no utiliza ningún sistema de pago rápido –Zelle, Venmo o Pipol– y que en su lugar, acostumbra a realizar los pagos por medio de cheques depositados. Con este pretexto, indica el experto, le solicitan a la víctima sus datos bancarios.

Al día siguiente, el presunto «comprador» contacta nuevamente a su presa y le dice que por un error involuntario, depositaron un cheque por una cantidad ostensiblemente mayor a la correspondiente a la transa acordada, habitualmente de algunos miles de dólares, y la conminan a devolver el dinero sobrante lo antes posible, disculpándose por las molestias que ello pueda causar.

Cuando la víctima revisa sus fondos, efectivamente consigue que en su cuenta fue depositado o transferido el monto que los estafadores dijeron que habían pagado erróneamente y de inmediato acceden a reversar el dinero a través de cualquier mecanismo expedito.

Para presionar, aducen, entre otros pretextos, que ya tienen comprometido ese dinero o que no les pertenece, sino que es de la empresa en la que laboran y como ya la persona comprobó que en su cuenta reposa un dinero que no le pertenece, se siente obligada a actuar con celeridad.

Es entonces cuando los timadores le ofrecen una cuenta en la plataforma Zelle para que transfiera el dinero, siempre mayor a la cantidad límite fijada para las operaciones diarias, que es de 2.500 dólares.

Este inconveniente obliga a las víctimas a realizar transferencias durante varios días, mas en algún punto, generalmente entre tres y cinco días después de haber recibido el depósito, queda en evidencia que el cheque no tenía fondos y en su lugar, se dan cuenta que han estado transfiriéndole su dinero a un tercero desconocido.

Al recibir este dinero, los estafadores lo retiran rápidamente y para despecho de los afectados, el banco no asume responsabilidad alguna en los hechos, pues aducen que hicieron las transferencias «conscientemente» ante la imposibilidad de rastrear el dinero, acaban perdiéndolo.

«El sistema financiero norteamericano peca de inocente y asume que los cheques depositados tienen fondos, esto también se fundamenta en que entregar o depositar un cheque sin fondos en Estados Unidos es penado por la ley y tiene consecuencias penales severas. Es por eso que los bancos asumen que los cheques depositados tienen fondos y muestran los montos en las cuenta depositadas», explica Bayut.

Sin embargo, agrega, quienes apelan a esta clase de timos, eluden la ley usando cheques robados o pertenecientes a cuentas cerradas.

Para eludir esta modalidad de estafa, el economista recomienda que si sucede algo así, lo primero que debe hacerse es comunicarse con el banco e informar acerca del depósito erróneo. En segundo lugar, sugiere que le diga al estafador que entrará en contacto con el banco emisor del cheque y que solicitará su anulación, una alternativa «posible y legal» dentro del sistema bancario estadounidense que cuesta unos 25 dólares.

(LaIguana.TV)