Juan Guaidó encabezó un acto transmitido por redes sociales en el que supuestamente sus socios y cómplices del plan sedicioso creado por Estados Unidos para instaurar un Estado paralelo en Venezuela y derrocar al presidente de la República, Nicolás Maduro, firmaron un «pacto unitario» para promover la abstención en las elecciones del próximo 6 de diciembre y de esa forma continuar boicoteando al Gobierno Nacional y al sistema democrático venezolano.

Guaidó siguió con su retórica de rechazar las elecciones parlamentarias convocadas por mandato constitucional debido a que vence el periodo legislativo 2015-2020 para dar entrada al nuevo ciclo 2021-2026.

Según Guaidó, las elecciones son ilegítimas al igual que la Presidencia de Maduro, quien fue electo jefe de Estado en los comicios presidenciales de 2018 con más de 60% de los votos; proceso en que, además, la oposición extremista también decidió abstenerse, aunque sí participaron dirigentes opositores que se han mantenido en el juego democrático.

En las declaraciones, dijo que ellos seguirán en su postura de llevar adelante un intento de Estado paralelo auspiciado por Estados Unidos con el fin de derrocar «la dictadura de Maduro», esto a pesar que ya no cuenta con popularidad ni aceptación en las bases opositoras, muchas de ellas que se han desvinculado de su accionar contra la calidad de vida de los venezolanos, al promocionar el bloqueo total al país y las medidas coercitivas unilaterales que imponen Washington, la Unión Europea y gobiernos cómplices como Colombia contra Venezuela.

Guaidó, quien se autoproclama desde enero de 2019 supuesto «presidente interino» o «encargado» con el argumento que Estados Unidos no reconoce la victoria de Maduro en la presidencia frente al opositor Henri Falcón, también asegura que «la única posibilidad de retirar las sanciones e instalar un gobierno de emergencia nacional, es a través del Consejo de Estado”.

Según los medios aliados al plan secesionista y sedicioso de Estados Unidos contra Venezuela, el llamado «Pacto Unitario por la Libertad y Elecciones Libres», que supuestamente propuso Juan Guaidó, «fue firmado este lunes por 37 partidos políticos (no mencionados) y 105 organizaciones de la sociedad civil (tampoco identificadas)».

Sobre los partidos que supuestamente suscribieron el texto, recientemente el propio líder opositor Henri Falcón desmintió el número, explicando que la mayoría es fantasma: «El 70% no existen, son partidos ficticios”.

Además, el pasado sábado el CNE informó que el 90% de las organizaciones políticas del país se inscribieron para participar en la próxima contienda electoral. Específicamente, se trata de: 30 organizaciones de carácter nacional, 53 de carácter regional, 6 organizaciones indígenas nacionales y 18 organizaciones indígenas regionales, para un total de 107 organizaciones con fines políticos”.

«Los firmantes se comprometieron, en primer lugar, a lograr la liberación de Venezuela y devolver a los ciudadanos la soberanía con la salida de Nicolás Maduro del poder para avanzar en las soluciones de los problemas que aquejan la vida política, social e institucional del país», dicen las reseñas de los medios alineados al plan Guaidó.

Esta «firma» se da un día después que el excandidato presidencial por la oposición y exgobernador de Miranda, Henrique Capriles, dijera que estaba a favor de «luchar por el cambio» en Venezuela a través del voto, pues cree que promover la abstención es un error que terminaría de acabar con la oposición, tal y como pasó en las elecciones parlamentarias de 2005, en las que no participaron.

Reiteradamente los sectores extremistas de la oposición, los mismos que ejecutan planes de magnicidio, activan y financian acciones violentas de calle para disfrazarlas de protestas, promueven la abstención electoral para tratar de deslegitimar el proceso democrático y poner en entredicho el régimen político establecido en Venezuela, para así argumentar que hay una «dictadura» y que las personas electas son «ilegítimas».

Este proceso es además promovido por Estados Unidos para tratar de imponer un Estado paralelo en Venezuela con un falso gobierno que está a cargo Guaidó y que les permitiría usurpar el Poder Ejecutivo para asaltar el poder político y tener control sobre los recursos económicos del país, tal y como lo han hecho con los bienes y recursos de Venezuela que están en el extranjero.

(LaIguana.TV)