Los vínculos de Iván Duque con el narcotráfico y su conexión con la respuesta ofrecida por el Estado colombiano ante la creciente ola de masacres que recorre Colombia, fueron analizados por Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa Desde Donde Sea. 

El mandatario colombiano Iván Duque ha responsabilizado de las recientes masacres al narcotráfico y a la disidencia de las FARC, así como al Ejército de Liberación Nacional (ELN), quienes operan en las zonas rurales del país y como respuesta, indicó el experto, «ha anunciado el reforzamiento de la presencia militar«. 

Es público y notorio que tanto Iván Duque como algunos de sus colaboradores más cercanos han sido relacionados con el narcotráfico y, en ese sentido, recuperó lo señalado por la exsenadora Piedad Córdoba en su cuenta de Twitter, en la que escribió: «El presidente Duque tiene razón: el problema es el narcotráfico. La vaina es que para solucionarlo, tiene que comenzar por su propia campaña a la presidencia».

La respuesta oficial –militarización– ha sido rechazada por sectores que ven en ella una condición para que la violencia se agudice, en virtud de que «asuntos más urgentes como las demandas sociales, que se han agudizado por la crisis del coronavirus; el conflicto armado en las zonas rurales, donde existe también la presencia de grupos paramilitares y el cumplimiento de los acuerdos de paz, se presentan como las prioridades a tener en consideración».

Abonando a esta tesis, seguidamente, el también director de LaIguana.TV ofreció un recuento de las masacres ocurridas durante la última semana. 

De acuerdo con la cadena teleSUR, el 8 de septiembre, tres venezolanos –una mujer embarazada de 23 años, un menor de 17 y un hombre de 26– fueron acribillados en el municipio de Aguachica, del departamento del Cesar, ubicado al norte del país. 

Siguiendo a esa misma fuente, el pasado 4 de septiembre tres hombres fueron asesinados a balazos en la región del Cauca. Los cuerpos, que mostraron signos de ajusticiamiento, fueron abandonados al lado de un vehículo y localizados al día siguiente. En la misma zona se registró la masacre de seis jóvenes el pasado 21 de agosto. 

También el viernes 4 de septiembre se informó del asesinato de cuatro personas en la zona rural del municipio de Buesaco, corregimiento de Santa Fe, del departamento de Nariño.

Ese mismo día asesinaron en Nariño a Juan Pablo Prado, docente y dirigente social indígena, reconocido en la región por su liderazgo al frente de las movilizaciones de pueblos originarios en la zona del Cauca. 

De acuerdo con el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, refirió Pérez Pirela, en el transcurso de 2020, se han registrado 52 crímenes de este tipo y hasta el 8 de septiembre, 205 personas habían sido asesinadas en Colombia en el contexto de masacres. 

Para poner guinda a la torta, el analista aludió a la decena de fallecidos durante las protestas contra la brutalidad policial, originadas por el asesinato de Javier Ordóñez en Bogotá cuando se encontraba bajo custodia de la Policía. 

Sin embargo, el tratamiento de estos asuntos en los grandes medios de comunicación, es claramente diferencial, según sea el país involucrado. 

Así, mientras en Colombia suceden estas atrocidades, en los conglomerados mediáticos se habla permanentemente de Venezuela y, a no dudarlo, de estar ocurriendo algo similar aquí, el enfoque habría sido muy distinto.

«¿Ustedes se imaginan que en Venezuela esté pasando esto en medio de una pandemia?», preguntó retóricamente para dar por cerrado el punto.

(LaIguana.TV)