La edición 169 de Desde Donde Sea transmitida este jueves 17 de septiembre estuvo dedicada a analizar la visita del secretario de Estado de la administración Trump, Mike Pompeo a Brasil. 
 
Su conductor, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela resaltó que el funcionario realizará una gira relámpago por Colombia, Brasil, Guyana y Suriname los días 19 y 20 de septiembre, con el propósito de estructurar estrategias de desestabilización contra Venezuela en el marco de la campaña electoral de Donald Trump, a cuyos efectos los mandatarios Iván Duque y Jair Bolsonaro han prestado sus territorios para que funjan como una eventual cabeza de playa en una eventual agresión armada contra nuestro país. 
 
Adicionalmente, precisó el experto, cuando se hacen comparaciones en términos sanitarios, la diferencia en cuanto a la gestión de la pandemia entre Venezuela y esos países es abismal, pues atraviesan «una apoteósica crisis sanitaria» y en lugar de atender las necesidades de sus pueblos y «dejar de promover lógicas genocidas», como ocurre en el caso de Bolsonaro, recibirán a Pompeo y se prestarán sin reparos para coordinar nuevas agresiones.
 
Pompeo en Boa Vista: una afrenta a la soberanía brasileña
 
La visita Mike Pompeo a Brasil, que forma parte de una gira por países que comparten frontera con Venezuela más Suriname, persigue como objetivo oficial «reforzar la estrategia contra las amenazas regionales» y en ese sentido, «irá a Boa Vista, donde subrayará la importancia del apoyo estadounidense en tiempos de necesidad», refirió Pérez Pirela citando al departamento de Estado. 
 
Al respecto se preguntó si el apoyo al pueblo venezolano al cual aludía la administración Trump, debía interpretarse como la puesta en marcha de otro intento de invasión. 
 
Durante la estadía del alto funcionario estadounidense en la ciudad fronteriza, se reunirá con migrantes venezolanos en un albergue, razón por la cual desde tempranas horas de este jueves 17 de septiembre, se desplegaron tropas y se emprendió una jornada de higienización.  
 
«Bolsonaro tuvo que esperar a que llegara Pompeo para higienizar», ironizó el analista criollo.
 
Opositores al bolsonarismo denuncian que tras la visita del secretario de Estado, se estima que la situación de vulnerabilidad de los migrantes siga igual y se trate solamente de una excusa para articular una estrategia militar contra Venezuela.
 
En un comunicado difundido por el Partido de los Trabajadores (PT) y rubricado tanto por su presidenta, la diputada Gleisi Hoffman como por su secretario de asuntos internacionales, Romério Pereira, manifestaron «preocupación» por la visita de Pompeo y la calificaron como una «afrenta a la soberanía».
 
«Esta visita, prevista para el próximo viernes 18 de septiembre, tiene como objetivo su encuentro con inmigrantes venezolanos en Brasil para expresar su apoyo a esa población que, según el gobierno de los Estados Unidos, huye de un supuesto régimen ilegítimo de Nicolás Maduro», reza el comunicado. 
 
En otro punto, añaden que «el gobierno liderado por Jair Bolsonaro demuestra una vez más su sumisión a los dictámenes del gobierno de Donald Trump, poniéndose siempre dispuesto a seguir sus órdenes o recibir a sus representantes en nuestro territorio, en un proceso continuo de afrenta a nuestra soberanía». 
 
Por ello, continuó citando el director de LaIguana.TV, «el PT no guardará silencio ante este ataque a nuestro país y seguirá en el camino de siempre en su defensa, en su total independencia en las relaciones internacionales y en la implementación de una política soberana para toda América del Sur».
 
Los congresistas tildaron de «extraño» el cronograma de visitas de Pompeo en la región, que incluye a países que comparten fronteras con Venezuela, más Suriname, que está cerca. 
 
Asimismo, en el texto, el PT indica que «las acusaciones contra Maduro son totalmente infundadas» y destaca que «no es posible acusar de ilegítimo a un gobierno elegido en un proceso democrático y legal. Ilegítima e ilegal es la injerencia estadounidense en los asuntos soberanos de otros países».
 
Paulo Pimenta, diputado federal del PT, también se pronunció enfáticamente en contra de la visita de Mike Pompeo y en un video divulgado a través de las redes sociales, enfatizó que Pompeo era «un enemigo declarado del gobierno de Maduro». 
 
¿Es una amenaza? ¿Es una provocación? ¿Es una demostración de cobardía del gobierno de Bolsonaro?, inquirió el legislador y destacó que a Venezuela y Brasil las unen lazos históricos, ahora derruidos por quienes «ofrecen a Brasil para escenificar este acto hostil, vergonzoso y criminal contra el pueblo de Venezuela».
 
La meta de Bolsonaro: aumentar la participación de su país en la OTAN
 
Eduardo Bolsonaro, diputado federal e hijo del actual mandatario brasileño, le dijo a los medios de comunicación que la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), era una de las agencias «más respetadas del mundo». 
 
Cuando visitó las oficinas de la CIA, durante la visita oficial del presidente de Brasil a Washington en febrero de 2019, aseguró que «Estados Unidos tiene la capacidad militar para liberar a Venezuela», en contraste con la postura de las Fuerzas Armadas de ese país que, como recordó el analista local, se han opuesto sistemáticamente a participar de cualquier aventura militar en contra de su vecino. 
 
Empero, en la reunión que sostuvieran los mandatarios, Bolsonaro se negó a descartar la opción militar contra Venezuela, pese a que su vicepresidente, el general Hamilton Martins Mourão había rechazado cualquier tentativa de invasión durante una reunión del Grupo de Lima, en febrero de 2019. 
 
De acuerdo con la agencia de noticias rusa Sputnik, Estados Unidos busca reforzar su relación con Brasil, porque ve en esa nación «una hipotética cabeza de playa» para ejecutar una agresión militar contra Venezuela.
 
Al respecto, esa fuente recuerda que en marzo de 2019, tras su reunión con Trump, Bolsonaro se pronunció en calidad de «aliado preferente» de Estados Unidos fuera de la OTAN y perseguiría alcanzar el estatus del que goza Colombia, que fue «ascendida» al rango de socio global de la organización en 2018, hecho que en buena medida explica el por qué Iván Duque «sigue la estela de Estados Unidos». 
 
Con esto, señala el experto consultado por Sputnik, Estados Unidos pretendería que Brasil ejecutara acciones contra gobiernos que Washington considera indeseables en América Latina, especialmente el de Venezuela. 
 
Miguel Pérez Pirela opina que «Trump trata de caotizar la región» y de hecho, ya lo hace con Colombia y Brasil, pues a contrapelo del sufrimiento de sus pueblos a causa de la pandemia y sus efectos, los gobiernos de Iván Duque y Jair Bolsonaro pretenden fortalecer sus relaciones con la actual administración, con miras a aumentar la participación de sus naciones en la OTAN. 
 
La actitud arrastrada de estos gobernantes fue rechazada por el gobierno venezolano a través de su Canciller, quien señaló que era vergonzoso ver a dos jefes de Estado plegados a los intereses de un tercer país. 
 
Para justificarse, Bolsonaro dijo que deseaba permitir una base militar estadounidense «para contrarrestar la influencia rusa en Venezuela». 
 
«Resulta risible el gobierno de Donald Trump jugando a la Guerra Fría con Rusia», ironizó Pérez Pirela.
 
Tras la declaración del presidente brasileño, dos militares fueron a O Estado, un medio asentado en São Paulo ligado a la institución castrense y declararon que la instalación de una base militar estadounidense en territorio brasilero era «inoportuna» e «injustificada», puesto que según la doctrina militar vigente en ese país, la presencia de una fuerza militar extranjera se justifica únicamente cuando hay riesgo de agresión externa sin capacidad de reacción y solamente en el caso que esté en peligro la integridad de la nación. 
 
Esta negativa tan categórica, explicó el comunicador, es consecuencia de la influencia política y económica de la que gozan las Fuerzas Armadas dentro del Estado brasileño, pues tienen el estatus de aparato militar-industrial. 
 
Guyana y Caricom: las otras tuercas que apretará Pompeo
 
El «tema Venezuela» también tocará las puertas de Guyana, país vecino con el que nuestra nación mantiene relaciones tensas desde 2015 por el territorio Esequibo, un punto del que, sin dudas, Pompeo planea sacar provecho.
 
Luego de su reunión con el presidente guyanés, Irfaan Ali, el secretario de Estado se reunirá con el secretario de la Comunidad del Caribe (Caricom), Irwin LaRocque.
 
El objetivo de este encuentro es conseguir que la instancia de integración regional, que agrupa a 15 países del Caribe –en su mayoría anglófonos–, modifique su posición histórica en relación con Venezuela, pues sistemáticamente el ente se ha pronunciado a favor de la no intervención y la no injerencia en asuntos internos de Venezuela.
 
Paralelamente, insistió el analista, en Colombia se estarán desarrollando ejercicios militares conjuntos con Estados Unidos, si bien estos no han sido autorizados por el Senado como prevé la Constitución de ese país. 
 
El amor no correspondido de Bolsonaro con EEUU
 
La política exterior del Brasil de Bolsonaro, en contraste con la de sus antecesores, se ha volcado enteramente hacia los intereses de Estados Unidos, sin que su país haya percibido beneficio alguno. 
 
Así las cosas, muchos expertos estiman –entre ellos el propio Pérez Pirela– que de perder Donald Trump, una de las principales «víctimas colaterales» será el presidente brasileño, quien quedará aislado, junto con Iván Duque, en su política guerrerista contra Venezuela, todo por «haber hipotecado su cancillería y política exterior a los intereses electorales de Donald Trump».
 
Según un especialista consultado por Sputnik, «los hechos muestran que Brasil vive una relación de amor no correspondido con Estados Unidos», pues mientras el mandatario se desvive por congraciarse con el gobierno de Trump, éste no le da un trato respetuoso y mucho menos preferente. 
 
El más reciente ejemplo de este amor unilateral, se consigue en la declaración que ofreciera Mike Pompeo en relación con las restricciones que pesan sobre los viajeros provenientes de países donde la tasa de infecciones por COVID-19 es elevada para ingresar a Estados Unidos. 
 
Entonces, Pompeo dijo que en ese ámbito, la relación de Estados Unidos con Brasil «no es diferente con la que establece con otros países».
 
Respecto a esto, el experto ruso señaló que «la relación de amistad entre personas no es una relación entre países» y que buena prueba de ello había sido los múltiples rechazos que habían sufrido las propuestas para estrechar la cooperación militar con Brasil en el Congreso, que está bajo el dominio de los demócratas. 
 
Ello se debería a que «la administración de Bolsonaro no se acercó a los Estados Unidos en su conjunto», sino que «apostó todas sus fichas a una buena relación con Donald Trump». Por esto, consideró que la posición de Jair Bolsonaro había sido una «apuesta equivocada, que resultará aún peor si Trump pierde las elecciones». 
 
Por su parte, el expresidente Luiz Inácio «Lula» Da Silva considera que la posición de sumisión de Jair Bolsonaro frente a Washington es «humillante» y negativa, incluso para el mismo mandatario, pues «a nadie le gusta un lamebotas».
 
Cartografía sanitaria de Brasil antes de la visita de Pompeo
 
De acuerdo con cifras correspondientes a las 8:00 de la mañana del 17 de septiembre, Brasil tiene 4.422.025 casos confirmados de COVID-19 y han fallecido por esa causa 134.198 personas. 
 
«Es poco menos que un genocidio que avanza Bolsonaro contra su pueblo», opinó Pérez Pirela, pues su ireesponsabilidad, que comenzó con su negativa a reconocer la gravedad de la pandemia, a usar mascarilla y a implementar cualquier medida de confinamiento para «proteger la economía», ha dejado miles de fallecidos y la tendencia no parece estar mejorando, pues solamente en las últimas 24 horas se contabilizaron 967 decesos.
 
Debido a inconsistencias detectadas en las cifras oficiales, el portal G1, con base en datos consolidados provenientes de los departamentos de salud estatales, estimó que en promedio, diariamente están falleciendo por COVID-19, 789 brasileños. 
 
La actuación del gobierno de Brasil es genocida y así lo indicó el gobierno de Venezuela a través de su canciller «Señor Ernesto Araújo: ¿Cuántos cientos de miles de brasileñ@s han muerto o sufrido dolor por el COVID-19, gracias a la irresponsabilidad de su Presidente? Eso sí es un crimen de lesa humanidad: GENOCIDIO». 
 
Cuando se le acusa de genocida, Bolsonaro responde que lamenta que se le haya quedado la «fama» por abogar en favor del consumo de Cloroquina para tratar la COVID-19 y en mala imitación de lo que hiciera Trump, se queja de que no ha podido hacer más para hacer frente a la pandemia debido a una decisión del Tribunal Supremo Federal, que determinó que gobernadores y alcaldes tenían competencias para tomar medidas sanitarias en favor de su población, independientemente de las directrices emanadas desde el gobierno central.
 
En entero cinismo, Bolsonaro afirma que Brasil es uno de los países que menos sufrió con la pandemia y está pronto a superarla. «O está loco o es un provocador, porque su país, junto con Estados Unidos e India, son los epicentros mundiales del coronavirus», criticó Pérez Pirela.
 
Finalmente, hizo referencia a una encuesta del Instituto Nacional de Opinión Pública y Estadística divulgada por el diario O Globo, que indica que más del 70% de los brasileños cree que la pandemia tuvo un efecto peor que el esperado, el 83% cree que es bueno usar máscara para prevenir los contagios y el 72% cree que la vuelta a clases en las escuelas públicas debe darse cuando esté disponible la vacuna.
 
Sobre este tema en particular, el expresidente «Lula» Da Silva insistió en que de existir voluntad por parte de Bolsonaro, habría sido posible evitar muchas muertes, especialmente entre las personas pobres y negras, que han sido dejadas a su suerte por el Estado, al punto tal que la delincuencia de las favelas ha asumido el rol de atender las necesidades de los pobladores. 
 
Libro del día
 
Del estadounidense Charles Bukowski, la novela «Escritos de un viejo indecente».
 
(LaIguana.TV)