En su clase sobre el existencialismo ateo de Jean-Paul Sartre dictada en el viernes filosófico de Desde Donde Sea, Miguel Ángel Pérez Pirela explicó por qué el pensador francés afirmaba que los seres humanos son indefinidos, en tanto se constituyen a partir de sus acciones.

Para Sartre, «el hombre no es otra cosa que lo que él se hace de sí mismo. Primero existe en el mundo, es vomitado en el mundo y después, se hace, por lo cual el hombre es responsable de sí y a su vez, de toda la humanidad», acotó el filósofo. Por ello, «cada acto del hombre representa entonces (…) un acto de toda la humanidad».

Esto es así porque, en contraste con los objetos, que son pura esencia, seres-en-sí, los seres humanos estamos dotados de conciencia, devenimos en seres-para-sí.

Sucintamente, Pérez Pirela precisó el alcance de la idea de ser-en-sí desarrollada por Sartre: «Nosotros, los seres humanos, somos seres indefinidos. Si la esencia fuera anterior a la existencia, fuéramos seres definidos, no tendríamos libertad o en todo caso, una libertad determinada. Nosotros, por tener conciencia, somos seres-para-sí, entonces somos seres indefinidos que nos construimos a través de nuestras acciones y de nuestros actos. Es decir, primero somos existencia y a través de nuestras acciones y nuestros actos, nos volvemos esencia, proyecto, destino».

De lo anterior se desprende que, así como para el filósofo francés no hay un Dios, tampoco los seres humanos venimos al mundo a cumplir un plan previamente trazado. En su lugar, sostiene que «venimos al mundo con una libertad total» y la frase «la existencia antecede a la esencia«, quiere decir que «primero existimos y después creamos un propósito de nuestra existencia, primero existimos y después creamos la esencia que deviene dicho propósito».

Además, al estar condenados a ser libres, somos presa de la angustia que supone el vivir, mas ello también implica «su nacimiento mismo, a ninguna religión«, a ningún gobierno o a ningún sistema económico, en nombre de cosa alguna.

«Se trata, entonces, de un existencialismo libertario que deja en un segundo plano la religión, la política –entendida como gobierno y los sistemas económicos–, para colocar al centro de la conciencia y en el centro de la existencia al ser humano», detalló el experto criollo.

Jean-Paul Sartre llamará entonces existencialismo a la angustia que supone cargar con la libertad a la que estamos condenados.

Esa libertad la concebía como «un proyecto que solo termina con la muerte», lo único capaz de arrebatarnos «la posibilidad de hacer de nosotros lo que queramos». De allí, remató Pérez Pirela, que asegurara que «es absurdo nacer y es inútil morir».

(LaIguana.TV)