La tesis de suspender las elecciones parlamentarias o de boicotearlas es sostenida por una ínfima mayoría, pero que cuenta con apoyo extranjero y de los grandes medios globales, considera la primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, Tania Díaz, vocera principal del Comando de Campaña Darío Vivas, del Gran Polo Patriótico.

Díaz espera que con este proceso electoral ocurra lo mismo que pasó con el que dio origen a la Constituyente en 2017: que sea una respuesta de todos los sectores democráticos del país a quienes pretenden tomar el poder por vías violentas y destruir el Estado-nación de Venezuela, en complicidad con fuerzas extranjeras.

La dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela fue entrevistada en exclusiva por LaIguana.TV.

-Pedir el voto para el gobierno siempre es difícil porque la gente, con razón o sin ella, responsabiliza al gobierno por todo. En esta oportunidad debe ser aún más difícil, dado el cuadro tan grave que vive la población con el bloqueo, la pandemia, la especulación desatada… ¿Qué mensaje se le lleva al pueblo en una situación tan difícil?

-La revolución, el Gran Polo Patriótico, y específicamente el Partido Socialista Unido de Venezuela no está iniciando esa práctica de salir a la calle para llevarle un mensaje al pueblo ahora, con la campaña electoral. Nosotros tenemos rato en todas esas circunstancias adversas que has descrito en tu pregunta. Se trata de una agresión sistemática contra el Estado venezolano, sus instituciones y el pueblo, y tanto la propuesta como el accionar del PSUV viene directamente amarrada al mandato del comandante Hugo Chávez. Estamos cumpliendo, en la medida en que la dinámica nos demanda, esas instrucciones que el redactó en 2008, las Líneas Estratégicas de Acción Política. Ya desde entonces nos pedía que pasásemos de ser un partido de cuadros y una poderosa maquinaria electoral, a un partido más imbricado con las necesidades colectivas, más acompañante de los requerimientos, las demandas y los saberes del pueblo en la calle. En eso hemos venido trabajando poco a poco y a pesar de todo lo que implica la agresión sistemática contra Venezuela. Tenemos una estructura popular que, a pesar de toda la caotización de la vida cotidiana que ha traído consigo el esquema de agresión norteamericana contra Venezuela, el pueblo sabe que somos nosotros quienes estamos allí, quienes tocamos la puerta, quienes buscamos soluciones conjuntas, quienes no nos escondemos ni nos vamos al exterior, los hombres y mujeres de la Revolución, a todo nivel, desde nuestro presidente Nicolás Maduro, hasta el militante de base y el jefe o la jefa de calle que está en alguna de las más de 280 mil calles que tenemos identificadas y registradas. ¿Cuál mensaje les llevamos? El de la hermandad, el de la venezolanidad y de la unidad. Así somos nosotros, sinceramente, hablándole al pueblo, identificando juntos cuáles son las causas de esa situación de crisis inducida a las cuales nos han llevado y buscando las alternativas, las salidas, las posibles soluciones que podemos construir. Algunas son del tipo práctico, momentáneas, como surgieron los CLAP cuando empezó el esquema de agresión con el bloqueo a la distribución de alimentos internamente o como están ahora las brigadas populares de prevención del Covid-19; otras son de más largo aliento, como es esta elección del 6 de diciembre que implica la oportunidad de que Venezuela, incluyendo los chavistas y los que no lo son, de una vez por todas, le dé un mensaje al mundo, sobre todo a los países que se han concertado para agredirnos, diciéndole que la solución para Venezuela la tenemos los venezolanos, y que si nos dejan en paz, sin sanciones, sin bloqueos, sin agresiones, sin impedir el ingreso y la exportación de petróleo, sin agredir nuestra moneda, sin contrabandear nuestros productos, sin toda esa operación de despojo y saqueo que le han hecho a la nación, podemos, entre venezolanos,  construir la Venezuela que nos merecemos porque hemos trabajado unidos el gobierno y los sectores de oposición que se han sumado a la vida democrática. Así nos lo exigen las circunstancias y el pueblo de Venezuela y con ese mensaje vamos a recuperar, a reconquistar el Poder Legislativo para el bien colectivo de la República. Vamos a quitárselo a quienes lo usaron como plataforma para coludirse con sectores externos y agredirnos a todos: al pueblo, a las instituciones, a la economía. Vamos a tener una Asamblea Nacional, con la composición que decida el pueblo mediante el voto, que sea capaz de hacer lo que le corresponde al Poder Legislativo: llevar el debate político a su punto más alto, en los medios, en los escenarios que tenemos para eso, pero que una vez que se decidan allí las leyes, los presupuestos, las políticas públicas, a partir de allí seamos una sola Venezuela que le dé soluciones al pueblo, en conjunto, de la mano de nuestras leyes, de nuestras instituciones y de nuestra Constitución.

-Un punto importante es que de estas elecciones surja una nueva oposición, que sea leal al país, como muchas veces lo planteó el comandante Chávez. ¿Realmente eso es posible, tienes fe en que esta  gente que entró en diálogo el año pasado y la que se ha incorporado en los últimos días, pueda desempeñar ese rol a partir de 2021?

-Creo que no tienen otra alternativa. Quien quiera hacer vida política en Venezuela, ya no tiene otra opción que ir por esa ruta porque si algo ha demostrado este último tramo, tan indigno, del quehacer político de los sectores de oposición, es que estaban trabajando de espaldas a los intereses nacionales cuando se dejaron tutelar por el mandato de Washington. Siguieron un plan de agresión que está incluso escrito en varios documentos: en el plan de invasión que firmó Guaidó; en el estatuto de transición que aprobó la Asamblea Nacional; en la orden ejecutiva que firmó Barack Obama y que luego profundizó Trump; y está escrito  en los documentos del Comando Sur, que es un plan para destruir a Venezuela, para desmembrar el Estado-nación, no solo para derrocar a Nicolás Maduro sino para que nuestras instituciones como patria, como nación, se neutralicen, no funcionen y así disponer de nuestras riquezas naturales y de nuestra población. En estos veinte años hemos tenido un intenso debate político, desde el desayuno en la casa hasta la televisión y los medios, en colegios, universidades, en todos lados. Eso nos ha dado un alto nivel de conciencia y formación a todos y todas que nos permite calibrar qué futuro queremos y tenemos el derecho de darnos. Una oposición que diga que no va a votar o que va a impedir que se vote no tiene ningún apoyo, solo se soporta en los titulares de la gran prensa internacional y el apoyo de Washington y sus aliados.

-Se ha venido hablando de una posible suspensión por falta de condiciones, por la pandemia y la falta de gasolina. ¿La determinación del gobierno y del sector revolucionario es ir a elecciones el 6 de diciembre a pesar de todo?

-Claro, tenemos que cumplir el mandato de la Constitución. Quienes plantean eso son una ínfima minoría con mucho rebote en titulares y en declaraciones de políticos del status en Venezuela y en el extranjero. Acá no está en discusión si habrá o no elecciones. Si nos mantenemos firmes en que la vía para solucionar nuestros problemas es el diálogo y el voto, los factores internos y externos van a tener que sumarse. La Mesa de Diálogo está cumpliendo un año de actividades. Sectores dirigentes de la mayoría de la oposición (porque allí estaban los partidos que participaron en las elecciones de 2018 y sacaron entre los dos casi 4 millones de votos). También estaban partidos tradicionales, como Copei o el MAS, por ejemplo. Así que tampoco puede decirse que sea una oposición  nueva. ¿Quiénes no se han sentado? Lo decía en estos días el secretario de Copei que ya basta de que la política opositora esté dirigida por muchachos malcriados, de la élite económica que quiere reconquistar sus antiguos privilegios.  La fase de agresión actual no es la primera que sufrimos. Fue el mismo Leopoldo López, fue el mismo Henrique Capriles quienes estuvieron en un golpe de Estado contra Chávez en 2002 y fueron esos mismos factores los que activaron el sabotaje a la industria petrolera en  2002-2003; después montaron un referendo falso… siempre es el mismo esquema de llamar a las calles, generar violencia focalizada y cumplir uno a uno los pasos de los manuales de los golpes suaves y  las revoluciones de colores. Todo conduce a lo mismo: generar caos, salir del régimen político, desmembrar al Estado, tomar el territorio y asumir la hegemonía total. La Mesa de Diálogo les salió al paso con seis acuerdos iniciales que se han cumplido: retorno de la fracción del Bloque de la Patria a la Asamblea Nacional; renovación de las autoridades del Consejo Nacional Electoral; liberación de ciudadanos y ciudadanas que habían cometido delitos asociados a la agresión contra la patria venezolana. Por otro lado estaba el rechazo a las sanciones, la defensa irrestricta del Esequibo y habilitar un intercambio de petróleo por alimentos para aliviar la crisis inducida que tenemos.  Todos los acuerdos se han cumplido y eso nos tiene en ruta hacia las elecciones, pese a todas las maniobras que hace el sector minoritario fuera de Venezuela. No nos vamos a detener y quienes apoyan a esos sectores en el exterior van a tener que convencerse. La Asamblea Nacional Constituyente es el mejor ejemplo. Se convocó en el momento en el que algunos venezolanos creían tener el derecho de ir a la calle a cazar, agredir y hasta quemar vivos a otros venezolanos, solo porque eran morenos o pobres, parecían chavistas o porque estaban con uniforme militar o eran funcionarios públicos. Se hizo el llamado y el mensaje del pueblo a favor de la paz fue tan contundente que ese esquema se borró completamente de las calles venezolanas, no han podido retomarlo. Aspiramos a que con la elección del 6 de diciembre ocurra algo parecido, que se le dé un mensaje a quienes desde el extranjero articulan acciones para agredir a la nación venezolana. Una amplia participación en esas elecciones será el primer paso para luego trabajar en neutralizar el bloqueo económico y las sanciones con el concurso de todas las fuerzas políticas internas. Ya no tendrán la AN como plataforma de desestabilización. El pueblo tiene que recordar cómo era nuestra vida antes del año 2015. Luego de la victoria opositora en la AN, Barack Obama lanza el decreto en el que se nos cataloga como amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de EEUU. A partir de allí comenzó a caotizarse nuestra vida cotidiana: escasez de artículos de limpieza, boicot a los alimentos, estafa cambiaria, robo de los billetes venezolanos. Sin el bloqueo, sin las sanciones, teníamos un estatus de vida conquistado paso a paso durante los años de la Revolución y por quienes trabajaron en favor de la patria. Teníamos el primer lugar en población universitaria en Latinoamérica, posibilidad de vivienda digna para todos. Hubo un momento en que cada venezolano tenía acceso a 3 mil dólares para viajar, para hacer turismo. Nuestros sueldos daban para esos lujos. Todo comenzó a cambiar con las sanciones y el bloqueo. Aparte de la destrucción de bienes públicos cometida por los guarimberos, debemos sumar toda la acción irracional y apátrida de la oposición desde la AN, desde el 5 de enero de 2016, cuando se juramentaron. Ese día, Julio Borges planteó la agenda legislativa: la Ley de Amnistía para proteger todos los crímenes económicos, penales, de corrupción y de violación a derechos humanos, sin hablar con nadie ni resarcir a las víctimas ni pedir perdón; y una ley para otorgar títulos de propiedad a los beneficiarios de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Eran leyes para conculcar derechos conquistados a los venezolanos y las venezolanas. A partir de allí solo se han dedicado a viajar al exterior y proponerle a los bancos y calificadoras de riesgo que le roben el dinero a Venezuela, que no nos presten, no permitan usar plataformas de transacciones financieras. Lo hicieron prevalidos de su condición de parlamentarios. Lo hicieron Ramos Allup, Borges y Guaidó, como presidentes de la AN.

-¿No se corre el riesgo de que esa historia se repita en caso de que la oposición vuelva a tener una mayoría en la nueva AN?

-Una vez que se elija se sabrá quién es realmente el que mueve los hilos de la agresión contra Venezuela. El país es centro de una operación de los polos de poder del sistema capitalista. Se trata de que nosotros, los pueblos del sur, paguemos las consecuencias de la crisis que ellos tienen en el norte desde hace rato. En 2009 la economía estadounidense entró en default. Para nadie es secreto lo que ocurre en la Unión Europea, su crisis interna política y económica. La pandemia mostró esa crisis en toda su intensidad. Las grandes potencias quedaron desarmadas, anuladas, no pudieron responderle a su población. Todavía no saben cómo hacerlo. El sistema capitalista está haciendo aguas.  Mientras nosotros acá, a pesar de que desde octubre no entra un dólar por exportaciones petroleras, hemos aplicado una política de protección que ha tenido controlados los efectos de la pandemia, en EEUU y Europa no pueden controlarlos, porque el sistema está en crisis avanzada. Obviamente los sectores de poder, las transnacionales del petróleo, de la guerra, de las telecomunicaciones quieren que paguemos su crisis, y Venezuela es la joya de la corona porque tiene las reservas más grandes de petróleo y oro y otros recursos estratégicos del Arco Minero (que es más grande que la isla de Cuba), por la ubicación geoestratégica y por nuestro modelo político que ha demostrado ser una alternativa. Esa diferencia de modelos es una amenaza para EEUU, y por eso han enfilado todas sus baterías en contra del pueblo y el gobierno. Ir a las elecciones del 6 de diciembre es una batalla hermosa, pacífica, democrática, de conciencia para decirle al mundo que ya basta de sanciones, de bloqueos, de impedir que podamos comerciar nuestros productos, basta de ese ejercicio de piratería en pleno siglo XXI que se da cuando los barcos que traen gasolina a Venezuela son asaltados en alta mar.

-Una pregunta en tu rol de primera vicepresidenta de la ANC: ¿ya es definitivo que la cesará en sus funciones en diciembre y que no habrá proyecto de Constitución para ser sometido a referendo o dependerá de la evolución de los hechos políticos en los próximos meses?

-La ANC desarrolló un amplio trabajo en conjunto con las organizaciones populares. Lamentablemente, por todos los episodios que hemos vivido (magnicidio frustrado, intento de invasión, intento de golpe de Estado) no hemos tenido un semestre de tranquilidad para promover este trabajo. Esa labor de consulta amplia permitirá perfeccionar y mejorar algunos aspectos de nuestra arquitectura jurídica que necesitan especial atención. Por ejemplo, cómo proteger al Estado venezolano contra el terrorismo. También todo lo que tiene que ver con el Poder Popular que debe ponerse a tono porque el pueblo siempre avanza más rápido que el liderazgo de las instituciones. Hemos ido a las comunidades, a los colectivos, a los grupos sociales para dialogar respecto a ese y otros temas. Allí queda una base jurídica importante que habrá que definir qué se hace con ella. Creo que el Parlamento que se elija va a tener un sedimento importante para su trabajo futuro. Nosotros ya aprobamos que la ANC debería cerrar sus funciones en diciembre. Diosdado ya anunció que no habrá un proyecto de Constitución para llevar a referendo. No tenemos por qué apresurarnos y, además, estamos en un momento de gran renovación política. Aspiramos a que la nueva AN realmente ejerza sus funciones legislativas y de control político, que le corresponden por mandato constitucional. Tenemos que darnos la holgura para dialogar con estos sectores, de manera que lo que decidamos no sea solo fruto del trabajo arduo de la ANC y sus comisiones, sino darnos el permiso de que haya un debate político más amplio para definir estos aspectos que tienen que ver con el futuro del país. Me parece que es una decisión acertada.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)