El destructor de misiles guiados USS William P. Lawrence y otros barcos de la Armada de Estados Unidos (EE. UU.), actualmente navegan en el mar Caribe en una supuesta y fachada operación militar, cuando en realidad busca intimidar a Venezuela con un intento de invasión.

“La Marina de los EE. UU. impugnó previamente los reclamos excesivos de Venezuela el 15 de julio, cuando el USS Pinckney (DDG 91) afirmó de manera legal y pacífica derechos y libertades de navegación marítima en aguas internacionales, fuera del mar territorial venezolano”, citó el Comando Sur según medios nacionales.

El gobierno de EE. UU., no conforme con las sanciones y bloqueos contra los venezolanos, lanza a su armada a aguas muy cerca de Venezuela, para que vigilen y estén atentos a cualquier orden, que tenga que ver con la invasión a la nación.

El canciller Jorge Arreaza publicó en su cuenta de la red social Twitter un comunicado en el que explica que la Armada Bolivariana hizo contacto con la embarcación, desde la cual han respondido que realizan «operaciones de patrullaje contra el narcotráfico». En este sentido, Arreaza califica el acto como «deliberado de provocación, por demás errático e infantil, que pone de manifiesto el poco rigor profesional del Comando Sur de los EE. UU.».

Resulta curioso que la marina gringa, usando como excusa la lucha contra el narcotráfico, tenga la mirada fija sobre el país, mientras en aguas internacionales avanzan buques iraníes que traen toneladas de gasolina a las refinerías venezolanas para paliar la crisis de combustible generado por EE. UU. aun en tiempos de pandemia.

(LaIguana.TV)

 

(RT)