La Ley Antibloqueo es una normativa especial para afrontar una situación de guerra abierta a la que Venezuela está sometida y así deben comprenderlo el pueblo y sus dirigentes, manifestó el constituyente Saúl Ortega, uno de los voceros autorizados del Partido Socialista Unido de Venezuela para la defensa de este instrumento jurídico presentado recientemente por el presidente Nicolás Maduro.

La entrevista con Ortega se realizó un par de días antes de la aprobación de la ley por parte de la Asamblea Nacional Constituyente.

-El bloqueo viene desarrollándose hace varios años y la Asamblea Nacional Constituyente comenzó en 2017. ¿Por qué no se había intentado antes un instrumento jurídico como este?

-La política tiene sus tiempos, que a veces no son iguales a los tiempos biológicos. Para nadie es un secreto que el modelo de dominación que surgió después de la Segunda Guerra Mundial ha venido agotándose, deteriorándose. Pudiésemos hacer una cronología partiendo de la caída del mundo bipolar, cuando Estados Unidos controlaba el eje occidental anglosajón y la Unión Soviética controlaba el Pacto de Varsovia que abarcaba toda la Europa del Este. Cuando cayeron la URSS y el muro de Berlín, los teóricos más importantes del capitalismo, como Francis Fukuyama hablaron del fin de la historia. Todos pensamos que, sin echar un tiro, EEUU y luego de 60 años de forcejeos, habían logrado el mundo unipolar. No fue así. En poco tiempo se vio que eso no iba a ser posible y ya hoy en día es muy difícil que alguien pueda sostener que el mundo es unipolar. Quienes acariciaron esa idea han visto emerger otras potencias mundiales, como China y Rusia que pujan por un orden nuevo internacional. En los primeros años de este siglo, cuando el comandante Chávez hablaba de eso, casi todos los académicos coincidían en que estaba loco. Y hoy es concepto validado en todo el mundo. En este tiempo, el propio modelo liberal que fue presentado como muy exitoso ha entrado en una crisis profunda. Y no es solo por el Covid. Ya el deterioro se observaba en expresiones como los indignados de España o los chalecos amarillos de Francia y en los propios EEUU. La pandemia aceleró esa crisis y la economía ha entrado en una recesión profunda, se cuentan por millones las pérdidas de empleos, estamos en un escenario de pobreza, de enfermedad y el modelo neoliberal no tiene respuesta para las masas populares. Estamos en plena batalla por un nuevo orden económico internacional y eso se refleja en las acciones desesperadas, alocadas del eje anglosajón y, específicamente del gobierno norteamericano, que ha pasado a ser un gobierno forajido, al margen del derecho internacional y de su propia Constitución. Las medidas unilaterales son de EEUU y tiene el apoyo de sus aliados y constituyen la anulación de las instituciones surgidas tras la Segunda Guerra Mundial. EEUU renuncia a casi todo el sistema de Naciones Unidas porque no hacen lo que a ellos les da la gana. Hasta han violentado las reglas internas de la Organización de Estados Americanos. Desde el punto de vista militar son públicas y comunicacionales las amenazas a gobiernos europeos, que si no pagan las cuotas de la OTAN no les van a brindar ningún tipo de apoyo. Pareciera que las instituciones de Bretton Woods ya no le sirven. Ni siquiera la Organización Mundial de Comercio y hasta el FMI. Incluso sus propias legislaciones internas. Hace algunos años, la gente se la derecha hablaba de la seguridad jurídica como un punto de honor y la propiedad  privada como algo sacrosanto. Con el caso de Citgo todo eso explotó. ¿Dónde está el Estado de derecho en EEUU? ¿Dónde queda el concepto de propiedad privada? Van a troche y moche violentando las formas, la legalidad, la ética que había construido la derecha en torno a estos principios. Estamos en un mundo cada día más peligroso, en el que, sobre la marcha, ellos buscan controlar, mantener la hegemonía, el orden internacional. La crisis los ha vuelto más criminales y más forajidos. Cuando nosotros elaboramos la Constitución, en 1999, era un momento muy distinto el que vivía el mundo ni el país. Relativamente hablando era un tiempo de paz, si cabe ese cabe ese concepto. Nuestra Constitución no previó un estado de conmoción y de guerra abierta en todos los órdenes, incluyendo la amenaza militar. Es una economía que ha debido soportar que le saquen 30 mil millones de dólares en un año, algo que dudo que haya pasado en otro lugar. No hay una cosa más cobarde que el capital. Ningún capital externo ni interno quiere venir a asistir una economía en un ambiente de guerra. Hay que ver cuál es el daño que hace este clima a la posibilidad de desarrollo de Venezuela. Hay una lógica simple: si no producimos riqueza no tenemos nada que distribuir. Eso se evidencia en el deterioro que esta guerra económica ha causado en el salario y los ingresos de los trabajadores. El presidente ha dicho que esta es una primera iniciativa desde el Estado, lo que nos indica que pueden venir otras. Incluso, es posible que el presidente apele a que la ANC desarrolle un capítulo sobre la seguridad de la nación, los estados de excepción y la conmoción de estos tiempos de guerra que no estaban previstos cuando se elaboró la Constitución. Yo creo que esta ley es una primera iniciativa para darles herramientas al Estado venezolano y al Ejecutivo para capitanear el barco en un tiempo como el que estamos viviendo. En esto coincido con el doctor Escarrá: este objetivo no puede estar en discusión por ningún venezolano, salvo aquellos cipayos que forman parte de la avanzada del imperialismo y el colonialismo en nuestro propio territorio. Se puede hace cualquier crítica a la ley, pero no se puede negar que hay serias amenazas sobre la seguridad nacional, sobre nuestra estabilidad, nuestro modo de vida republicano, sobre nuestras instituciones y sobre la paz de Venezuela, que es lo más importante.

-¿Hay que concluir entonces que esta ley es una especie de complemento de la Constitución del 99 porque incluso hay algunos aspectos en los que si la ley se aplica podría desactivar artículos constitucionales?

-Bueno, en la Constitución del 61, los adecos desaplicaron las garantías económicas. No estamos hablando de algo nuevo. Sin embargo, estamos obligados a producir instrumentos mucho mejores, más validados, para que nuestro pueblo tenga claros sus objetivos, que es recuperar lo que nos han ido anulando. Tengamos en cuenta que nuestro pueblo jamás había logrado tener la calidad de vida que llegó a alcanzar con la Revolución. Lo digo porque conocí ese tiempo anterior. No es verdad que todo el pueblo teníaa acceso al agua potable, al gas, a la telefonía, al derecho al estudio. Es con Revolución que hemos alcanzado derechos sociales. En aquellos tiempos no había ninguna huelga que ganara en el Ministerio del Trabajo, mucho menos en los tribunales laborales. Hoy en día los trabajadores tienen derechos. Hoy en día los pueblos originarios son gente, son ciudadanos. En la Cuarta República no tenían ese estatus. ¿Cuándo un gobierno le había entregado a un niño una computadora como las Canaimita o una tablet a un estudiante de liceo? El tema de la vivienda no es cualquier cosa. El gobierno ha entregado más de 3 millones 200 mil viviendas de interés social. Pero todo eso es posible en la medida en que produzcamos riqueza para poder invertir. Las limitaciones a las que nos ha sometido la guerra económica ha ido minimizando estos derechos y algunos hasta anulando. Ante eso solo queda luchar. Y el presidente Maduro está ofreciendo un instrumento, que no está terminado, para buscar restablecer las capacidades del Ejecutivo para desarrollar su labor en medio de una guerra irregular, asimétrica que a lo mejor en este momento no es del tipo militar, sino económica y diplomática, pero sí es muy devastadora. El capitalismo ha entrado en fase de desespero y eso lo hace mucho más peligroso. Por eso la ley tiene alguna urgencia. Es una manera de responder, es la hora de que empecemos a jugar en este juego. Cuando actuamos en el campo jurídico y político también podemos infligirle derrotas a este enemigo político. Por ejemplo, aunque no me confío en lo ocurrido, esta decisión del Tribunal de Apelaciones de Inglaterra sobre el oro venezolano parece indicar que dentro del mismo bloque anglosajón comienza a debilitarse la estrategia de mantener a este muñeco, Juan Guaidó, como una especie de poder dual. Como en los tiempos de David y Goliat, ese e enemigo poderoso también es derrotable.

-Ahondando en el contenido concreto de la ley, algunas personas interpretan que se va a proceder a la desnacionalización de la industria petrolera o de las industrias básicas. ¿Eso está planteado?

-En un gobierno revolucionario no está planteado. Si la Revolución es derrotada, porque no aprobemos la ley o porque no luchemos, ten la seguridad de que van a privatizar todo y a robar como lo hicieron por más de cien años todas las riquezas de nuestro país. Lo que sí es necesario que tengamos claro es que para nosotros es urgente la recuperación del aparato económico. Si no generamos riqueza ¿cómo podemos elevar el salario de los trabajadores o darle estabilidad laboral? Tenemos que cambiar la forma de gerencia de las empresas tanto públicas como las de propiedad social y las privadas para ser productivos. Nosotros aún no estamos en el socialismo. Solo tenemos algunas políticas socialistas. Si un empresario quiere producir en Venezuela, puede ser muy capitalista y muy de derecha, pero si está produciendo, ese es un aliado nuestro aunque no tenga conciencia. Eso tiene que ver con la necesidad de buscar alianzas con el sector privado que esté dispuesto a echarle pichón, a invertir en Venezuela, a rescatar el aparato productivo. Se trata de recuperar activos de empresas que ni siquiera fueron expropiadas, sino que habían sido abandonadas por sus dueños. El empresario que se sume a esa tarea, aunque no sea revolucionario, está ayudando a la Revolución y tenemos que tratarlo como aliado.

-Se habla en la ley de nuevas fuentes o mecanismos de financiamiento para el Estado. ¿Cuáles son esas fuentes y mecanismos, porque tenemos cerrado el acceso al crédito externo por el bloqueo y las sanciones de EEUU y otras naciones? ¿En qué nuevos mecanismos de financiamiento se está pensando?

-El  presidente lo ha dicho. Se ha planteado desde hace tiempo, pero ahora llegó el momento de operar con la criptomoneda. Tenemos que buscar los mecanismos de las alianzas que tenemos a nivel internacional. China tiene un banco de desarrollo y la Organización de Cooperación de Shanghai. Rusia tiene bancos e instrumentos financieros a los que pudiéramos tener acceso. Lo otro es seguir explorando nuestros recursos naturales que son divisas per se, como el oro, el diamante, el coltán, transables en el mercado internacional por bienes y servicios que nosotros necesitamos y que requieren como parte de la política para romper el bloqueo. En el caso de los servicios, si bien hay un tema de gerencia que debemos reconocer, también han sido afectados por el bloqueo porque la maquinaria, los equipos y los repuestos son importados. La gente quiere buenos servicios, no quiere pagarlos y tampoco quiere que el Estado busque financiamiento para invertir en esto que es fundamental y urgente porque si experimentamos una recuperación económica vamos a necesitar más combustible, más electricidad, más agua, más telefonía, más sistemas de Internet. Es una discusión necia querer mejores servicios y estar en desacuerdo con aprobar una ley para buscar el financiamiento de la inversión o que haya que pagarlos. Es un círculo vicioso. Tenemos que ser responsables ante la historia. Para alcanzar la Revolución, el pueblo tiene que asumir sus responsabilidades y nosotros las nuestras. Esta es una reflexión para los compañeros de la clase obrera. Nosotros vivimos mucho tiempo de la plusvalía internacional, que no era fruto de nuestro trabajo, sino de la transacción del petróleo. De ese modo disfrutamos de la plusvalía de los otros trabajadores el mundo. Llegó el momento de empezar a vivir de nuestra propia plusvalía. Y es válida la lucha por la distribución de esa plusvalía entre quienes generan la riqueza y el propietario. Ese es el debate socialista que debemos dar con los clásicos marxistas en la mano, pero lo que no podemos hacer es pensar que sin trabajar, sin hacer un esfuerzo productivo vamos a tener una riqueza que repartir.

-Algunas personas han cuestionado los artículos sobre la confidencialidad de las decisiones que se tomen, de las políticas que se apliquen. Señalan que ese secretismo puede conducir a hechos de corrupción y a la ineptitud. ¿Cómo manejar esto?

-Cuando se apruebe la ley estoy seguro de que será parte del debate. Debemos buscar la mayor transparencia, con los elementos de reserva que son naturales en tiempos de guerra. Las decisiones que tengan que ver con el manejo de un acercamiento global, por ejemplo, no pueden revelarse al enemigo si queremos que tenga un resultado victorioso. La gente tiene que entender que estamos en un tiempo de guerra, aunque no nos estén cayendo bombas en la cabeza, el enemigo nos ha declarado la guerra. Nos calificó como una amenaza inusual y extraordinaria, definición  con la que yo, por cierto, estoy de acuerdo porque en estos tiempos Venezuela representa la lucha contra la desigualdad, la lucha por un mundo donde el ser humano es el centro de la economía, que busca la equidad, la justicia social. Eso es subversivo para los capitalistas y los amos del mundo. No lloriqueemos por eso. Vamos a asumir nuestro compromiso. Así como en tiempos de los Libertadores, el Acta de la Independencia era el pecado original de nuestros abuelos, en este tiempo, cuando Chávez declaró que esta era una revolución socialista, ese es nuestro pecado original. Asumámoslo sin lloriqueos, con coraje, enfrentemos todo lo que se nos presente en esta lucha desigual, compleja y difícil, pero Dios concede la victoria a la constancia. Seamos leales, seamos valientes y para eso tenemos un pueblo gigante que está por encima, a veces, de algunos líderes que andan por ahí con comentarios que dan tristeza porque vienen de gente sobre las que tenía un concepto de más profundidad. La adversidad que estamos enfrentando es bien compleja, bien amenazadora y requiere que nos plantemos con todo nuestro coraje y decisión.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)