Los madrileños afrontan desde hoy un nuevo estado de alarma, el segundo tras el que estuvo en vigor entre marzo y junio pasados, y lo hacen sin grandes cambios con respecto a ayer o al viernes pasado. Son pocos los viajeros que se ven en las estaciones de tren o en el aeropuerto, y las terrazas de los bares cuentan con una afluencia parecida, así como el tráfico, bastante similar al de las últimas semanas.

La mayoría de los taxis de la estación de Atocha, uno de los principales nodos ferroviarios de la capital de España, llevan horas parados, así lo corrobora a Efe Manuel, que lleva esperando bastante tiempo en la parada sin que se haya subido nadie al coche, y asegura que «aunque se ve gente por la calle» en taxi, al menos, «no se mueven».

La estación cuenta con una afluencia similar a la de cada viernes, comentan varios trabajadores de cafeterías y comercios del interior de Atocha, lo que indica que, en general, los madrileños no están aprovechando las primeras horas del estado de alarma para huir de la capital.

En el control de acceso hay agentes de policía informando a los viajeros de la entrada en vigor de la norma. Durante las primeras horas de la tarde simplemente les advertían de que, si pasaban ahora sin un motivo justificado, quizás no podrían regresar.

Anabel, que está en esa cola, decide no pasar el control cuando el policía le advierte de la situación, y se hace a un lado para llamar por teléfono. Cuando cuelga comenta a Efe que va a ver a sus padres a Murcia, porque ella está estudiando aquí, en Madrid.

«Yo creo que iré, y supongo que podré volver porque tendré que ir a la universidad, ¿no?», reflexiona, indecisa.

Las calles madrileñas cuentan con bastante actividad. La gente ya ha salido del trabajo y está consumiendo algo en las terrazas. Los más de 20 grados de temperatura que se han registrado en la capital también ayudan, y hay policía parando a algún que otro coche por las calles del centro, pero aseguran que la situación está bastante tranquila y controlada.

El aeropuerto contrasta con la actividad de las calles madrileñas. Está desierto. El control para acceder al interior es el mismo que en los últimos días, piden la identificación y el billete ya que no pueden acceder acompañantes. Los vuelos no han sufrido cancelaciones, en el panel todo se ve en orden.

La policía explica a Efe que los controles en los que se pide la justificación para salir de Madrid están en el interior, al pasar el de seguridad.

Pedro ha llegado este viernes a Madrid desde Jamaica y «si Dios quiere, esta noche estamos en Granada», comenta el hombre, que asegura que no ha tenido «ningún problema» a su llegada, y destaca que ha visto que el aeropuerto está «muerto».

Además de a la capital, el estado de alarma afecta a otros 8 municipios de la región, uno de ellos es Móstoles (suroeste), algunos de cuyos vecinos confiaban en que quedara excluido de las restricciones confirmadas este viernes, ya que la incidencia ya estaba por debajo de los 500 casos por 100.000 habitantes según los últimos datos.

Sergio, un joven residente en Móstoles, asegura no entender por qué si la ciudad ya está por debajo de los 500 contagios sigue confinada; algo que comparte en esencia, Lucía, otra vecina de la localidad: «O se abre todo o se cierra todo. Lo que yo no veo bien es que a algunos se les permita abrir y a otros, que con la misma incidencia o incluso con menos incidencia que otros municipios más pequeños, no se le deje».

(EFE)