En ocasión del 12 de octubre, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela analizó en Desde Donde Sea el significado de esta fecha para los pueblos del continente, toda vez que desde 1492 se dio inicio a una narrativa sobre nuestra propia historia e identidad aún no superada, que hace que todavía se hable de esta fecha, apelando a categorías como el «Día de la Raza», el «Encuentro entre dos mundos» o el «Día de la Hispanidad». 
 
A su parecer, impera, por tanto, reflexionar acerca de su sentido simbólico y del rol que tales significaciones han jugado y siguen jugando en la construcción de nuestra visión del mundo. 
 
Las estatuas derribadas, síntoma de un malestar social de larga data
 
Aludiendo al derrumbe de estatuas de reconocidos supremacistas y esclavistas en el marco de las protestas antirracistas en los Estados Unidos, el experto informó que ayer 11 de octubre, manifestantes echaron abajo las estatuas de los expresidentes Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt en la ciudad de Portland (Oregon, EE.UU.).
 
El incidente, relató, se produjo durante la noche del domingo y lo protagonizaron activistas que convocaron al Día de la Ira de los Pueblos Indígenas, manera con la que rechazan el feriado del 12 de octubre, conocido en ese país como el Día de Colón (Columbus’ Day) y fue sofocado por la policía local.
 
Tras derribar las estatuas, los activistas se dirigieron a la sede de la Sociedad Histórica de Oregon y apedrearon las ventanas. Más tarde le tocó el turno a la oficina de Seguridad Pública del campus de la Universidad Estatal de Portland.
 
En una de las pancartas, se leía: «Dejen de honrar a los asesinos colonizadores racistas»
 
Esta acción se suma a otras ya emprendidas en contra de estatuas de confederados y racistas dentro de la ola de protestas contra el racismo que atraviesan el país desde el asesinato de George Floyd, un afroestadounidense que fue asfixiado hasta muerte por un agente policial el pasado 25 de mayo. 
 
Estas reacciones se corresponden, en su opinión, en una suerte de despertar de las nuevas generaciones, a quienes se les impuso por la fuerza un relato colectivo que prescindía prácticamente toda noción de historia y restaba importancia a cualquier valor cultural ancestral. 
 
Así, las personas jóvenes estarían comenzando a reivindicar valores históricos que habían tratado de ser escondidos, como por ejemplo el hecho que la represión ejercida por los blancos sobre afrodescendientes e indígenas, tiene un origen colonial. 
 
De ahí que la fecha se identifique, con justeza, como una ocasión privilegiada para recrear simbólicamente la historia del sojuzgamiento y exterminio que hubieron de padecer nuestros ancestros y cuyos efectos padecemos nosotros en la actualidad, puesto que la represión que ejercen blancos contra afrodescendientes y pueblos originarios, tiene origen colonial.
 
En México, comentó el también director de LaIguana.TV, el gobierno de la Ciudad de México retiró el pasado sábado 10 de octubre, la estatua de Colón del histórico Paseo de la Reforma aduciendo que sería objeto de una restauración, luego de que activistas convocaran a una marcha en la que pretendían derrumbar el monumento, aunque se negó la relación entre ambos hechos. 
 
Desde su punto de vista, la versión del gobierno apunta hacia una excusa políticamente para evitar el derribo de la estatua y en ese sentido, citó las palabras de la Jefa de Gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, quien declaró que quizá la ocasión sería propicia para reflexionar acerca de la permanencia del monumento, pues el año próximo se celebrarán los 700 años de la fundación de Tenochtitlán, los 500 años de la conquista de México y los 200 años de su Independencia de España.
 
La jefa de Gobierno resaltó que era necesario cuestionar la idea de la historia que nos han tratado de vender desde 1492, «como si América no existiera antes de que llegara Colón».
 
Pérez Pirela, de su lado, criticó el uso del término «descubrimiento», toda vez que, desde su óptica, «no se ha descubierto absolutamente nada» y en su lugar debe hablarse de «una conquista sangrienta» sobre las poblaciones originarias, que además de morir bajo el filo de las espadas invasoras, fueron diezmadas también gracias al efecto devastador que causaron los muchos virus que los españoles trajeron consigo y que eran desconocidos para los habitantes de esta zona del orbe. 
 
A lo anterior se suma la polémica que generó la carta entregada por la primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller, al Papa Francisco, en la que su esposo, Andrés Manuel López Obrador, le exigió a la Iglesia Católica que pidiera perdón por el genocidio contra las poblaciones originarias, en ocasión de la conmemoración de los 500 años de la conquista de México en 2021. 
 
Sin embargo, recordó, el derribo de estatuas de Colón no es un fenómeno inédito en el continente, pues en 2004, jóvenes activistas de izquierda derribaron la estatua que se encontraba erigida en el paseo homónimo localizado en Plaza Venezuela, en el centro geográfico de Caracas y en 2019, manifestantes de ese lado del espectro político echaron estatuas del conquistador en varias ciudades de los Estados Unidos, entre ellas, Baltimore. 
 
Los legados de la conquista: genocidio, expoliación, saqueo y el relato de nosotros mismos
 
Fuentes consultadas por Miguel Ángel Pérez Pirela durante la investigación adelantada a propósito de esta emisión de Desde Donde Sea, indican que en el siglo que siguió al 12 de octubre de 1492, murieron aproximadamente 56 millones de indígenas, es decir, desapareció entre el 75% y el 85% de la población, una parte masacrada, otra atacada por los virus y una tercera, víctima de tratos crueles.
 
El escritor uruguayo Eduardo Galeano explicó en su famosa obra «Las Venas Abiertas de América Latina» que con las toneladas de oro y plata que los conquistadores se llevaron, se construyeron dos puentes: uno que enlazaba Potosí con España y otro con los con los huesos de los millones de seres humanos que fallecieron durante esos años de dominio español.
 
El intelectual venezolano Luis Britto García, se refiere a la conquista como «una expedición de saqueo y exterminio. Nuestros aborígenes eran igualitarios, no había explotadores  (…) El nuevo mundo le planteó al viejo mundo toda una cantidad de interrogantes. Europa se descubrió así misma al descubrir América».
 
Pérez Pirela estima que con el demoledor proceso de barrido cultural que impuso la conquista, nuestros pueblos «descubrieron» el colonialismo, virus que no conocían, y un Dios que no era el suyo, una lengua que les era ajena y hasta el capitalismo, como aseverara Galeano en sus escritos. 
 
La cosmovisión colonizadora que acabó por aplastar a los pueblos originarios y que es la causa por la cual seguimos pensando a la conquista en términos de «descubrimiento» fue elaborada por la llamada Literatura de la conquista, que a partir de crónicas, diarios y escritos producidos por los primeros colonizadores, articuló una construcción sobre nosotros mismos sustentada en la justificación de la acción del colonizador, por la vía del desprecio y bestialización de los colonizados. 
 
Así, refirió, desde el inicio, los indígenas fueron descritos como monstruos de gran peligrosidad, cuyos cuerpos eran deformes, inhumanos, razón por la cual quedaban justificadas todas las acciones emprendidas en su contra.
 
Pese al nefasto papel de Cristóbal Colón, Pérez Pirela advierte, sin embargo, un mérito acaso no pequeño: cruzar el océano, en franco desafío a la cosmovisión del hombre europeo del Renacimiento, que pensaba que en este habitaban criaturas mitológicas que representaban una amenaza para los seres humanos. 
 
La influencia de la Iglesia Católica en Europa se tradujo, por un lado, en que las nuevas ciudades se levantaran a imagen y semejanza de las europeas, con grandes catedrales en sus centros históricos y por otro, a que las metrópolis coloniales se erigieran sobre las ruinas de las ciudades de las poblaciones originarias, como ocurrió en muchos puntos de Mesoamérica. 
 
De los tiempos de los cronistas de Indias, solamente el testimonio de Fray Bartolomé de las Casas intenta demostrar que los indígenas sí tenían alma y que por tanto eran susceptibles de recibir tratamiento de «personas». 
 
En su copiosa obra, el religioso, amén de exaltar aspectos relevantes de su cultura, aboga por la aplicación de estrategias de evangelización pacífica, pero justamente por el carácter discordante de lo que señalaba, fue proscrito y censurado por La Inquisición. 
 
La dimensión histórica del 12 de octubre en España
 
Para desarrollar esta sección, Pérez Pirela citó extensamente un artículo aparecido en el diario español El País y que lleva por título «Un 12 de octubre bajo mínimos». A modo de contexto, comentó que en España, la fecha se conoce con el nombre de Día de la Hispanidad y se celebra con un desfile en el que se exaltan el logro de haber construido un imperio tan vasto y se obvia toda alusión «al genocidio más grande de la historia», por el que esa nación no ha pedido perdón ni ha emprendido acción alguna conducente a la reparación de los daños.  
 
En el texto se indica que «el 12 de octubre, aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a las Indias, se convirtió en día festivo bastante tarde, cuando un Gobierno nacional presidido por el conservador Antonio Maura y formado por representantes de casi todos los partidos monárquicos lo declaró, en junio de 1918, fiesta de la Raza. Así es como se llamaba por entonces esa enorme comunidad imaginada que abarcaba a España y a la América hispana y que adoptó luego otros nombres, como la Hispanidad y, junto a otros países, la Comunidad Iberoamericana de Naciones».
 
En este punto, el analista puntualizó que los países americanos no pueden considerarse una «Comunidad Iberoamericana» después de haber alcanzado su independencia en el siglo XIX. 
 
«(…). Desde 1918 hasta la actualidad, y pese a la turbulenta historia contemporánea de España, esta efeméride no ha desaparecido de su calendario, pues la festejaron incluso ambos bandos durante la Guerra Civil», pues, refiere el autor, «la exploración y conquista de América se consideraba, sencillamente, lo más grande que los españoles habían hecho nunca, motivo de orgullo patriótico y una vía para, reconciliados con las antiguas colonias, adquirir algún protagonismo —siquiera menor— en un planeta dominado por potencias imperiales. Se transformó, de hecho, en el mínimo común denominador entre los católicos, que rememoraban la evangelización de los indígenas; y liberales y demócratas, que preferían fijarse en las grandes posibilidades de futuro de una lengua transatlántica.
 
Las dictaduras militares de Miguel Primo de Rivera y Francisco Franco explotaron hasta el agotamiento la versión reaccionaria del mito.
 
Al morir el último dictador, la fecha se mantuvo y se erigió, no ya en una más de las diversas fiestas nacionales, sino en la fiesta nacional de España, la más importante de las que pautan cada ciclo anual.
 
Desde los tiempos de José María Aznar, el 12 de octubre se resumió en un desfile de los ejércitos retransmitido por televisión, sin que los intentos de la ministra de Defensa socialista (…) consiguieran popularizarlo», se relata. 
 
«Vox se enseñorea de los símbolos nacionales, también de este, en mitad de una terrible crisis que no cesa. El mínimo común denominador de la política conmemorativa española se ha visto reducido a una fiesta nacional bajo mínimos», se precisa a modo de cierre.
 
Sobre Vox, partido de ultraderecha aliado del ala antidemocrática de la oposición venezolana, Pérez Pirela comentó que habían escrito en su cuenta oficial de Twitter, un mensaje en el que se reivindica la conquista y se la califica como «la mayor obra de hermanamiento realizada por un pueblo en la Historia de la humanidad». 
 
«Es como si un partido alemán saliera a ufanarse de haber asesinado a seis millones de comunistas, homosexuales y judíos», cuestionó el filósofo venezolano.
 
¿Cómo se ve el 12 de octubre en América Latina?
 
Para cerrar, Pérez Pirela compartió un inventario con las distintas denominaciones que tiene el 12 de octubre en los países de la región. 
 
Cuba no celebra la fecha. En Venezuela, el entonces presidente Hugo Chávez decretó en 2002 que la fecha sería conocida como Día de la Resistencia Indígena, mientras que en Argentina, la ahora expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en 2010 decretó que el 12 de octubre sería el Día del Respeto a la Diversidad Cultural y en Bolivia se habla del Día de la Descolonización.
 
En Costa Rica, desde 1994 el 12 de octubre se conoce como el Día de las Culturas, en República Dominicana es el Día de la Identidad y Diversidad Cultural, en Ecuador el Día de la Interculturalidad y Plurinacionalidad, en Perú el Día de los Pueblos Originarios y del Diálogo Intercultural y en Uruguay sigue siendo el Día de la Raza, pese a que en 2014 se impulsó un cambio de nombre que no pudo concretarse. 
 
Desde estos territorios americanos robados y ultrajados, impera que veamos la fecha con otros ojos. Es inaudito que esta fecha sea leída por nosotros como un descubrimiento o se reivindiquen estatuas de estos conquistadores, exhortó el intelectual criollo.
 
En su opinión, el derrumbe de estatuas es síntoma de un malestar social que solamente podrá aliviarse a partir de una reivindicación y recreación de nuestra historia, con la que tenemos una gran deuda. 
 
Así, el 12 de octubre puede funcionar como una especie de alarma social que nos oriente en el largo camino que hemos de recorrer para recobrar nuestro sentido y entender que somos el fruto de una mezcla, «de una licuadora genético-cultural que nos hace idénticos e infinitamente diversos en cada uno de nuestros países».
 
América Latina es un vasto territorio de cosmovisiones completamente diferentes que han resistido a centenas de años de violaciones, asesinatos y despojos y a un culturicidio como pocas veces se ha dado en la historia del mundo y fue solamente a partir del siglo XIX que empezamos a sacar al Imperio Español de nuestros territorios. 
 
Somos repúblicas jóvenes que necesitamos reencontrarnos con el sentido de la historia, pues ese desencuentro de culturas, esa soledad de América Latina consiste en lo imposible que es describir el realismo que nos habita. Algunas veces, resaltó, nos faltan las categorías racionales para hacer creíble nuestra historia, como dijera el célebre narrador colombiano Gabriel García Márquez en el discurso que preparó para recibir el Premio Nobel de Literatura.
 
Entender el 12 de octubre implica entender el colonialismo y también que nunca más ningún país puede pretender imponernos su lógica; entender el 12 de octubre también implica frenar también al neocolonialismo, que podrá ser execrado solamente si se abandonan las consideraciones retrógradas como el referirse a la fecha como el Día del Descubrimiento, concluyó. 
 
 
 
Libro del día
 
Del intelectual venezolano Luis Britto García, «Rajatabla».  

 

 

(LaIguana.TV)