Las manifestaciones populares que se desarrollaron a lo largo del año, especialmente hacia el mes de agosto, obligaron al gobierno de facto de Bolivia a realizar unas elecciones que sabía perdidas de antemano, opinó el sociólogo boliviano Eduardo Paz Rada, colaborador de destacados medios alternativos latinoamericanos.

En entrevista exclusiva para el programa Cara a cara de LaIguana.TV, Paz Rada dijo que las elecciones son una parte de la lucha del pueblo boliviano por la reconquista de la democracia, pero el antecedente más importante de la jornada electoral fueron las movilizaciones de agosto que pusieron en jaque al gobierno dictatorial y obligaron al Tribunal Nacional Electoral a fijar la fecha de los comicios que ya habían sido suspendidos varias veces.

Paz Rada explicó por qué el pueblo boliviano no logró reaccionar oportunamente en noviembre de 2019, cuando Evo Morales fue derrocado, pero luego se reorganizó y conquistó esta victoria.

“Ese golpe fue preparado minuciosamente por la embajada de Estados Unidos y con la ayuda de la embajada de Brasil, del gobierno de Bolsonaro, junto a dirigentes políticos que movieron sus fichas y lograron primero un motín policial y luego el pronunciamiento  de las Fuerzas Armadas. En ese momento, el pacto de unidad popular se vio sorprendido y, por otra parte, subestimaron el alcance del movimiento golpista. Cuando hubo las primeras manifestaciones, fueron respondidas con armamento letal, dando lugar a las masacres en Senkata y Sacaba. A lo largo de este año, el movimiento popular recuperó la iniciativa y mostró cuál es la verdadera correlación de fuerzas en las calles”, señaló Paz Rada, profesor de la Universidad Mayor de San Andrés.

Añadió que los hechos de corrupción y las acciones a favor de las oligarquías locales que ejecutó el gobierno de facto en estos meses fue otro factor determinante de la respuesta popular.

El entrevistado admitió haberse sorprendido con la aceptación rápida de los resultados electorales por parte del gobierno de facto. “Efectivamente hubo alguna sorpresa con la actitud de la señora Áñez, pero se explica por las condiciones objetivas: ya no tiene margen de movimiento, hay una presión interna muy poderosa, incluso, considero yo, de sectores de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional, del Tribunal Electoral y una fuerte presión internacional para que no se produjera un nuevo golpe de Estado, que seguramente era lo que estaba planificado por los sectores más radicales”.

Señaló que el gobierno de Luis Arce tendrá por delante grandes desafíos, como la atención de la crisis económica y sanitaria y también investigar y solicitar el castigo para los hechos de corrupción y los delitos de lesa humanidad que perpetraron los funcionarios del gobierno de facto. “Es necesario que se sancione a los responsables porque si no se hace, corremos el riesgo de que este tipo de hechos se repitan cuando estén de mal humor algunos jefes militares. El pueblo encontrará la manera de hacerlo en el marco de la concordia y la unidad nacional”.

Al analizar los efectos que esta elección tendrá en el resto de América Latina, Paz Rada dijo que serán importantes, pues ayudarán a revertir la tendencia al retroceso que comenzó con la muerte del comandante Hugo Chávez y que se profundizó con la ofensiva imperialista que se desató con un golpe parlamentario contra la presidenta Dilma Russeff, en Brasil y con la derrota electoral en Argentina.

“Creo que estamos en un nuevo momento, con el gobierno del presidente López Obrador en México; con el presidente Alberto Fernández, en Argentina; con la resistencia de Venezuela, Cuba y Nicaragua; y ahora con el gobierno de Luis Arce vamos a retomar la senda de la Patria Grande, de la integración bolivariana. Nace una nueva esperanza para ir derrotando a la injerencia norteamericana en la región, al Grupo de Lima. Hay esperanzas en que las movilizaciones populares en Chile culminen con la derrota de Piñera; lo mismo que las elecciones en Ecuador; la Constituyente en Perú; y hasta en Brasil, donde el desastroso gobierno de Bolsonaro podría acelerar el retorno del presidente Lula; y en Colombia, donde las fuerzas populares están aumentando la presión contra el gobierno conservador. En todas esas naciones se van a desarrollar amplias posibilidades para una nueva ola de apoyo a los proyectos del ALBA, Unasur y CELAC, el proyecto bolivariano y chavista para la liberación de los pueblos”, aseguró.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)