Este jueves 22 de octubre, el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela, destinó la edición 193 de su programa Desde Donde Sea a disertar en torno a las actuaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), aludiendo a su rol como ente de desestabilización en la región, tras quedar indubitablemente señalada de haber estado tras el golpe de Estado con el que se depuso al gobierno de Evo Morales en Bolivia, en el mes de octubre de 2019.
 
Almagro: arrogante promotor de la injerencia y la desestabilización en América Latina
 
El secretario de la Organización, Luis Almagro, lejos de disculparse por su decisiva participación en el golpe de Estado –ni siquiera después de que el candidato del Movimiento Al Socialismo, Luis Arce, se impusiera con una ventaja de más de 20 puntos–, declaró que aceptaba los resultados de los comicios del pasado domingo, pero insistió en que sí hubo «irregularidades» en las elecciones presidenciales del pasado año, tras las cuales, de no ser por el auspicio del ente multilateral a las acciones golpistas, Morales debió ser reelecto para un cuarto mandato. 
 
En su lugar, refirió el experto, el diplomático convocó a una asamblea virtual para anunciar que el reconocimiento de la OEA a las elecciones parlamentarias de Venezuela, dependerá de que el gobierno del presidente Nicolás Maduro libere a «los presos políticos», así como de la puesta en obra de «otras condiciones».  
 
A su parecer, la opinión de la OEA es irrelevante, toda vez que, por un lado, es claro que esta instancia está al servicio de la injerencia estadounidense en la región y por otra, Venezuela ya no forma parte de la alianza. 
 
Sin embargo, durante el encuentro, comentó, se produjeron cuestionamientos a la actuación de la OEA durante los sucesos que derivaron en el golpe de Estado contra Evo Morales y la instalación del gobierno de facto presidido por Jeanine Áñez y se subrayó la lección que le había dado el pueblo boliviano a la organización, devenida en brazo ejecutor de las injerencias de Washington. 
 
A través de una resolución, la instancia encabezada por Luis Almagro exigió que «se convoquen, lo más pronto posible, elecciones presidenciales libres, justas y transparentes en Venezuela», que contó con la aprobación de los gobiernos de Bolivia, Canadá, Chile, Brasil, Estados Unidos, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití y República Dominicana, entre otras naciones cuyos gobiernos están públicamente alineados con Washington. 
 
Pérez Pirela comentó que tras lo ocurrido en Bolivia el domingo, se esperaba «un poco más de humildad por parte de Almagro y la OEA», pero no sucedió de esa manera, pues ayer se convocó a una reunión para promover una resolución en la que, según el cuestionado Secretario General, se «rechaza el fraude electoral convocado por Nicolás Maduro el venidero 6 de diciembre».
 
Contra esta nueva intentona injerencista alzaron su voz cuatro países: Dominica, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda, mientras que se abstuvieron Argentina, Barbados, Belice, México, Grenada, Guyana y San Cristóbal y Nieves. 
 
Entre estas abstenciones resalta, sin dudas, la de Argentina, que sigue la línea ya expuesta el pasado 6 de octubre en Ginebra, cuando votó en contra de Venezuela en el seno del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y reconoció la validez del informe de la Alta Comisionada para la materia, Michelle Bachelet, en el que se asegura que en nuestro país se cometen violaciones sistemáticas a los derechos humanos. 
 
Por su parte, el representante de Venezuela ante las Naciones Unidas, Samuel Moncada, denunció que «la OEA es un instrumento de agresión contra los pueblos de América Latina y el Caribe. Lo hizo cruelmente en Bolivia y hoy quiere hacerlo contra Nicaragua, Cuba y Venezuela» y calificó al organismo como «una amenaza para la paz y la seguridad internacionales».
 
En un trino, Moncada también ironizó sobre el penoso papel desempeñado por la administración Trump a través de la OEA en los sucesos de Bolivia: «luego de su fracaso en Bolivia, Trump pide a la OEA que no reconozca las elecciones para la Asamblea Nacional en Venezuela. Pero Trump ya anunció que no reconocerá los resultados de sus propias elecciones si no las gana», ello en alusión a un artículo publicado por The New York Times en el que se asegura que, de perder las elecciones, el gobernante no cederá pacíficamente el mando. 
 
Aún desnuda, la OEA insiste en que hubo «irregularidades» en las elecciones bolivianas de 2019
 
Una investigación adelantada por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), comprobó, más allá de cualquier duda razonable, que en los 86 centros electorales en los que la OEA presuntamente detectó «irregularidades» en 2019, el MAS tuvo tanta o más votación el pasado domingo que entonces. 
 
El reporte del CELAG, con base en la revisión de 226 actas de votación provenientes de los centros objetados, distribuidos en los departamentos de Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca, Oruro y la Paz, concluyó que, en promedio, en 2019, el 91,6% de los votantes respaldó a Evo Morales y el 18 de octubre, un porcentaje todavía mayor –97%– apoyó a Luis Arce. 
 
Hasta el momento, precisó el comunicador, «con el 88,6% de las actas escrutadas, Arce obtuvo el 54,46% de la votación, mientras que su contendor más cercano, Carlos Mesa apenas obtuvo el 29,3%», lo que hizo que la segunda vuelta –ballotage– resultara innecesaria. 
 
En 2019, recordó, los auditores de la OEA aseveraron, a partir de una muestra, que se presentaron «irregularidades» en 86 centros. Paralelamente, durante días, alimentaron la matriz mediática del fraude electoral, hicieron caso omiso a la violencia que desató la derecha boliviana y en lugar de cooperar para disminuir la creciente conflictividad, adelantaron un conjunto de acciones que derivaron en un golpe de Estado contra Evo Morales. 
 
Nuevamente presente en Bolivia a través de su Misión de Observación Electoral, ante la aplastante victoria de Arce, la OEA no tuvo otra alternativa más que reconocer el triunfo del candidato masista en el informe preliminar divulgado ayer, aunque mantuvieron la postura ya expresada en 2019 y que fue abundantemente desmentida a través de diversas investigaciones independientes a lo largo de 2020.  
 
En el documento de casi 30 páginas, se aplaude, además, las reformas que hiciera la dictadura de Jeanine Áñez al Tribunal Supremo Electoral y se celebra la «anulación» de los comicios de 2019. 
 
Específicamente, el Jefe de la Misión, Manuel González indicó que «gracias al informe de auditoría realizado tras las elecciones del año pasado, hoy este país tiene una autoridad electoral independiente y tuvo una contienda más equitativa y transparente». «La gente votó en libertad», añadió.
 
Estos inefables procederes dejaron a la OEA al descubierto, como un órgano que se dedica a promover golpes de Estado y es un factor de desestabilización en la región, opinó el también director de LaIguana.TV. 
 
Sin embargo, casi desde su origen, la OEA ha estado plegada a los dictámenes estadunidenses y a ese respecto, se refirió a la salida de Cuba de la OEA, evento del que próximamente harán 58 años.
 
Entonces, se acusó a la isla de acercarse al bloque chino-soviético y dejar de lado el sistema interamericano y se condicionó su reincorporación al resultado de un diálogo solicitado por el gobierno cubano, más en 2009, la nación antillana rechazó su incorporación al ente, aduciendo en un comunicado que Cuba «comparte valores que son contrarios a los del capitalismo neoliberal y egoísta que promueve la OEA y se siente con el derecho y la autoridad para decir no a la idea de incorporarse a un organismo en el que todavía los Estados Unidos ejercen un control opresivo». 
 
Almagro, el mejor caballo de Troya contra Latinoamérica en la historia de la OEA, recibe críticas demoledoras
 
Miguel Ángel Pérez Pirela recordó que Luis Almagro ejerció como canciller durante el gobierno de Uruguay liderado por José «Pepe» Mujica y hacía parte del Frente Amplio, un conglomerado de organizaciones de izquierda agrupadas en torno a la figura del expresidente, pero de esa posición pasó a ser «uno de los factores fundamentales» en desestabilización regional promovida por los Estados Unidos. 
 
El Grupo de Puebla, una organización en la que participan presidentes, expresidentes, líderes políticos, sociales y académicos de izquierda pertenecientes a doce países de América Latina y España, a través de un comunicado, exigió la dimisión del Secretario General. 
 
En el texto se aduce, entre otros aspectos, que la contundente victoria de Arce confirma que no hubo fraude en 2019, como aseguró el organismo.
 
«Los resultados de la reciente elección en Bolivia, con un triunfo contundente de la opción de MAS-IPSP, liderada por Luis Arce, con más de un 20% de diferencia con el candidato Carlos Mesa, confirmó de forma fehaciente lo que varios estudios de centros de investigaciones internacionales habían señalado en estos últimos meses: que no hubo fraude en las elecciones de octubre del 2019», leyó el experto. 
 
El Grupo también denunció que «el cuestionamiento electoral de la OEA» en Bolivia, propiciado por Almagro, ‘desencadenó una situación de violencia política y social, que terminó en un golpe de estado y la posterior renuncia del Presidente Evo Morales'»
 
«El papel que jugó en la desestabilización democrática de Bolivia y las relaciones excluyentes que mantiene con otros países del área lo inhabilitan para seguir ejerciendo el papel de mediación y facilitación democráticas que debería desempeñar al frente de tan importante cargo. Su salida ayudará a recuperar la paz en la región y reactivar la integración regional que tanta falta ha hecho en estas épocas de pandemia», concluye el alegato compartido por el analista venezolano. 
 
De su lado, Argentina, por medio de su canciller, Felipe Solá, señaló que «la OEA debe ser contención, mediación y garante de la pacificación sobre todo en cada lugar de nuestra América, nunca juez o gendarme político».
 
Por eso, opinan que «el secretario general debe actuar en concordancia con la acción y la política decidida por los órganos políticos de esta organización, en cumplimiento de su función de promover las relaciones entre los Estados. No se cumple con este mandato adoptando posiciones personales o que no guarden el mismo sentido o énfasis según el país o gobierno del que se trate, mucho menos cuando terminan alimentando el problema que debieran solucionar».
 
En su intervención, el diplomático reiteró el rechazo del gobierno de Alberto Fernández a las «sanciones y los bloqueos impuestos a Venezuela como se ha hecho durante muchos años con Cuba».
 
Pese a la categórica crítica, al momento de la votación, Argentina optó por la tibieza política y en lugar de rechazar el contenido de la resolución–lo que habría estado en estricta coherencia con los agrios señalamientos contra Almagro–, decidió abstenerse. 
 
Esta clase de posiciones, que pretenden mantener los favores de Estados Unidos para evitarse sanciones, hace que gobiernos sean encabezados por gente como Duque, Bolsonaro, Macri o Piñera, reflexionó.
 
Además, a su parecer, con sus declaraciones, Solá dejó claro que tanto las sanciones contra Venezuela y el golpe de Estado en Bolivia son obra de Almagro.
 
A la voz argentina se sumó la de México, que a través de su vicecanciller para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes, señaló que la Secretaría General de la OEA «utilizó de manera facciosa a la Misión de Observación Electoral para denunciar prematura un supuesto fraude que nunca existió» y subrayó que «este uso faccioso generó inestabilidad, violencia y desorden constitucional en ese país, y creó un entorno internacional de confrontación». 
 
El gobierno mexicano sostiene que «la Secretaría General de la OEA no está para calificar elecciones o gobiernos» y por ello le «sugiere al señor Luis Almagro, someterse a un proceso de reflexión y autocrítica, a partir de sus acciones en contra de la Carta de la OEA y por lastimar la democracia de Bolivia, para determinar si aún cuenta con la autoridad moral necesaria para seguir encabezando esa Organización».
 
Por último dijo: «mi país denuncia el afán del Secretario General de intervenir en los asuntos internos de nuestros Estados y de lastimar nuestras democracias», fustigó el funcionario, al tiempo que advirtió que «lo que ocurrió con la OEA en Bolivia, no debe repetirse jamás». 
 
En su país, Luis Almagro es terriblemente impopular. Fue expulsado del Frente Amplio por abogar, en su calidad de secretario general de la OEA, por la aplicación de la Carta Democrática y alentar una intervención armada contra Venezuela.
 
Adicionalmente, «Pepe» Mujica reconoció públicamente haberse equivocado al recomendarlo para el cargo en 2015. Le condenó a través de una misiva pública y aseguró que el rol de un político y funcionario diplomático era ayudar y no incrementar las hostilidades en un conflicto. 
 
Miguel Ángel Pérez Pirela considera que en la actualidad, difícilmente alguien respete o considere a Luis Almagro en Uruguay, pues es evidente que usó el prestigio de «Pepe» Mujica y del Frente Amplio para hacerse con el cargo en la OEA. 
 
Inclusive, rememoró, en la elección que le llevó por primera vez a la secretaría general de la OEA, contó con el voto de Venezuela, gracias al camino que le había allanado Mujica.  
 
Desde su punto de vista, Almagro se ha convertido en el secretario que más daño le ha hecho a los pueblos latinoamericanos, puesto que aún siendo el Ministerio de Colonias de los Estados Unidos en la región, como agudamente precisara en su día el comandante Fidel Castro, pocas veces la OEA «ha jugado un rol tan ingrato, triste y desgraciado» como el que desempeñó la Organización en 2019 durante y después de las elecciones de 2019 en Bolivia.
 
No obstante, añadió, «muy pocas veces un pueblo –el boliviano–le ha dado una cachetada tan fuerte a este organismo». 
 
Libro del día
 
Sugirió la lectura del texto de Filosofía Política y Filosofía del Derecho, «Justicia y política», de la autoría del historiador y político francés François Guizot.

 

 

 

(LaIguana.TV)