Conceptos como “la comunidad internacional”, la defensa de los derechos humanos y la calificación de un estado como fallido son mecanismos para someter, invadir y despojar de sus riquezas naturales a los países del sur del mundo, sostuvo el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela en una emisión de su programa Desde donde sea dedicada a desentrañar el funcionamiento de estas armas de la guerra diplomática y mediática que utilizan intensamente las potencias del capitalismo hegemónico.

«Son los componentes financiero, diplomático y comunicacional de un sistema económico y político hegemónico que plantea una dictadura global en nombre de la comunidad internacional y de los derechos humanos  supuestamente para salvar a los ciudadanos en los Estados fallidos. Son tres elementos del guion fundamental de todos los bloqueos, las medidas unilaterales y las invasiones”, expresó.

Comenzó por analizar el concepto de comunidad internacional, que debería significar una mayoría de los países del planeta, pero que se refiere a un pequeño grupo de poderosos y sirve para todo: para defender los derechos humanos, pero también para invadir, bloquear y saquear naciones enteras.

Señaló que con frecuencia lo que se denomina comunidad internacional no pasa de ser un pequeño grupo de países, como Estados Unidos y algunos de la Unión Europea o los ganadores de la Segunda Guerra Mundial, que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Debería englobar a 193 países que se comprometieron a respetar las reglas de la Carta de la ONU. Pero no, porque al momento de tomar una decisión a escala mundial se reduce a un grupúsculo de países con poder económico, bélico y mediático”, recalcó.

Ejemplos por acción y por omisión

Pérez Pirela reseñó casos en los que se demuestra cuán aéreo es el concepto de comunidad internacional, pues cuando una mayoría de países se pronuncia, no se produce ningún efecto, mientras en otros casos, la decisión de unas pocas naciones es tomada como mandato.

Bloqueo a Cuba. Está vigente desde 1960. Pero la Asamblea General de la ONU desde 1992 ha aprobado resoluciones para que cese. No ha pasado nada.

Conflicto de Palestina e Israel. La ONU, mediante la resolución 181-11, de 1947, decidió dividir el territorio equitativamente en dos Estados. Esto no se ha concretado.

Genocidio de Ruanda. Ocurrido en 1994, luego de campañas de odio y de la muerte del presidente Juvenal Habyarimana, de la etnia hutu. Se estima que 15% de la población fue asesinada con machetes, ante la indolencia del Consejo de Seguridad de la ONU. No se evitó la masacre y, por el contrario, se bloqueó las investigaciones. Cuando finalizó el genocidio, la ONU formó un tribunal internacional. Las pruebas empezaron a implicar al presidente en ejercicio, por lo que se paralizó de nuevo. Se supo que Francia había propiciado la masacre para luego intervenir en la pacificación bajo el nombre de Operación Turquesa. Francia y EEUU estaban pugnando por los recursos de varios países de África y para lograrlo armaron guerrillas y propiciaron los enfrentamientos, pero aún hoy se sigue dando una versión simplista: los hutus masacraron a los tutsis. La comunidad internacional es una especie de ente de cera que se moldea según los deseos de países ricos

Yemen. En 2015, el país fue bombardeado por EEUU, Reino Unido y Francia. La comunidad internacional toleró estas acciones.

Libia. En 2011 se aprobó la intervención de EEUU y Francia. El saqueo de sus reservas internacionales y los recursos naturales benefició a las potencias europeas que estaban atravesando una severa crisis económica.

Venezuela. En 2019, la llamada comunidad internacional decidió no ignorar lo que supuestamente sucede en Venezuela. 58 países acordaron reconocer a Juan Guaidó como presidente Interino. En realidad se trata de EEUU, países de la UE, Australia e Israel. Lo irónico es que supuestamente actúan para frenar los desmanes sufridos por el pueblo, los cuales son producto de un bloqueo que ellos mismos han causado. Alegan que no reconocen a Maduro porque las elecciones de 2018 fueron nulas. El resto de los países, que no apoyan a Guaidó sino a Maduro, no serían parte de la comunidad internacional, al menos en el discurso cotidiano, ello a pesar de que son muchos más de 58 y que entre ellos están China y Rusia y los integrantes del Movimiento No Alineado, del que forman parte 120 naciones y otras 15 participan como observadoras, lo que significa 55% de la población mundial y dos tercios de la ONU.

A pesar de esa superioridad matemática y geopolítica, el encargado de negocios de EEUU para Venezuela (que opera en Bogotá), James Story, sigue hablando a nombre del mundo entero: «Nosotros vamos a seguir apoyando al presidente Guaidó y la comunidad internacional también. Los venezolanos no deberían permitir que Nicolás Maduro se fortalezca con más elecciones fraudulentas», dijo recientemente.

Pérez Pirela remarcó que el uso de la figura de la comunidad internacional es un artilugio retórico utilizado para reforzar la hegemonía de unos pocos países.

“Eso es lo que le permite a Trump darse el lujo de sancionar a fiscales de la Corte Penal Internacional, como es el caso de Fatou Bensouda, por abrir investigaciones sobre crímenes de guerra de estadounidenses en el exterior.  Y en julio pasado Trump retiró a EEUU de la OMS, acusándola de trabajar para China. Cuando se trata de verdaderos organismos internacionales, la minoría arremete contra ellos”.

Derechos humanos y estados fallidos

Señaló el presentador que el uso manipulado del concepto de comunidad internacional se apoya en otros dos: el de la defensa de los derechos humanos y el de la declaración de países como estados fallidos.

“Los derechos humanos también sirven para todo en la confrontación geopolítica, hasta para bombardear, invadir y colonizar países en nombre de ellos. Muchas de las peores atrocidades, masacres, asesinatos, desapariciones y bombardeos se han realizado en nombre de los derechos humanos por la comunidad internacional”, manifestó.

Quiso ahondar en la noción de Estado fallido, que es parte del entramado que permite a la “comunidad internacional”, siendo apenas un grupúsculo de países poderosos, intervenir o invadir países. “Comienzan a aplicar toda clase de sanciones para que el país entre en crisis. Cuando esto sucede, lo declaran Estado fallido y empiezan a solicitar intervenir, bombardear, saquear, imponer gobiernos. Es un perro que se muerde la cola”.

Para detallar cómo se califica de fallido a un Estado, leyó los parámetros establecidos por la organización no gubernamental estadounidense Found for Peace:

  • No hay control físico del territorio o del monopolio del uso de la fuerza legítima. “Esto se le pretende aplicar a Venezuela, pero la pandemia ha demostrado que Nicolás Maduro tiene control. En cambio, Colombia no lo tiene. Es una nación en cuanto a identidad de sus ciudadanos, pero con tres Estados (controles territoriales) la guerrilla; el paramilitarismo y el gobierno (en este momento en manos del cachetón Duque). Pero para la ‘comunidad internacional’ de la que habla Story, fallido es el Estado venezolano, no el colombiano”.
  • Erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones y deterioro de la autoridad del Estado. “Nuevamente, este es el caso de Colombia, no el de Venezuela, por más que mantengan la fantasía del gobierno paralelo. Guste o no, Maduro ha demostrado que tiene la autoridad única”.
  • Incapacidad para suministrar servicios básicos. “La ‘comunidad internacional’ ha decidido boicotear a Venezuela para que nada funcione, y entonces, declararla Estado fallido. ¿Cómo se puede garantizar servicios básicos con bloqueos, sanciones?”.
  • Incapacidad para interactuar con otros estados como miembro pleno de la comunidad internacional. “Aquí tenemos otra prueba del perro que se muerde la cola. Es claro el protagonismo directo de EEUU para separarnos de otros países”.

Pérez Pirela abundó sobre este último aspecto, señalando que el 30 de septiembre, Venezuela denunció que las sanciones le impiden cumplir compromisos con la Organización Panamericana de la Salud. El ministro de Salud, Carlos Alvarado, dijo que EEUU ha impedido que Venezuela honre sus compromisos con el Fondo Estratégico y Rotario de la OPS, afectando su acceso a medicamentos y vacunas. “En general, son alrededor de 30 mil millones de dólares que han sido confiscados en el exterior y que no han podido ser utilizados en la pandemia. Por fortuna hemos tenido la cooperación de  la Organización Mundial de la Salud, la OPS, Cuba, China, Rusia e Irán”.

Esto que ocurre con la OPS pasa también con la misma ONU. “No se nos permite pagar la membresía y cuando no logramos pagarlos, perdemos el derecho a voto y se nos corta la posibilidad de interactuar.  EEUU bloquea el pago de nuestros compromisos con la ONU. Venezuela adeuda 21 millones de dólares y, según lo explicó el embajador Samuel Moncada, las sanciones impiden transferir los fondos requeridos a cuentas bancarias de la ONU no solo en EEUU sino también otros países. Cada vez que Venezuela intenta transferir los recursos, las transacciones son rechazadas, devueltas o simplemente confiscadas. Cuando tratamos de pagar, se nos roba nuestra plata. No estamos pidiendo que se nos perdone la deuda, sino que se nos permita realizar el pago. Los países que no abonan los pagos, pierden el derecho a voto en la Asamblea General. Eso es lo que pretende EEUU. El bloqueo afecta la compra de insumos en combustible, alimentos y medicinas y deja al país en mora ante estos organismos internacionales, lo que afecta la posibilidad de participar, votar y el derecho a préstamos. Es una manera de aislar al país del escenario internacional. Estamos ante un adefesio en términos de relaciones internacionales”, puntualizó.

Advirtió que esas grandes manipulaciones pueden tener gravísimas consecuencias e implicaciones. Refirió que en 2003, la invasión a Irak fue permitida gracias a un informe que aseguraba la existencia de armas de destrucción masiva. El informe fue elaborado por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), integrada por funcionarios que habían sido elegidos por tener posturas favorables a los intereses de EEUU y Reino Unido.

“Son los componentes financiero, diplomático y comunicacional de un sistema económico y político hegemónico que plantea una dictadura global en nombre de la comunidad internacional y de los derechos humanos para salvar a los ciudadanos en los Estados fallidos. Son tres elementos del guion fundamental de todos los bloqueos, de todas las medidas coercitivas unilaterales”.

¿Es Venezuela un Estado fallido?

Según el estudio referido de Fund for Peace, Yemen es el Estado fallido más frágil del mundo. La realidad es que se trata de un país hostigado, perseguido, amenazado por Arabia Saudita, aliado de EEUU. “Se atenta sistemáticamente contra la infraestructura estratégica de Yemen. ¿La pregunta no es por qué es un estado fallecido, sino quiénes lo han llevado a ser un Estado fallido? Si le caigo a batazos a una persona, es normal que se muera. Arabia Saudita arrodilla a Yemen, lo declaran estado fallido y luego se justifica la intervención”.

Leyó uno de los materiales recopilados por el Equipo de Investigación, en el que se señala que “es más que probable que la proliferación de estados fallidos haya sido propiciada por EEUU, que después de la guerra Fría impuso muchas sanciones para presionar a los gobiernos o derrocarlos. La mitad de todas las sanciones aplicadas por EEUU fueron impuestas entre 1993 y 1998”.  Pérez Pirela lo catalogó como un dato muy importante.

El 18 de septiembre de 1997, la secretaria de Estado Madeleine Albright usó por primera vez este término para justificar el intervencionismo de EEUU.

Mencionó el caso de Libia, cuyo bienestar económico, social y político destacaba en África. “Era una potencia social de ese continente. Ahora está en el puesto 20 en la lista de estados frágiles. EEUU y Francia acabaron con ella. La primera bomba la lanzó Sarkozy, a quien Gadafi había ayudado a llegar a la presidencia. Queda en evidencia que el concepto de Estado fallido parte de una visión occidentalizada, estadounidense que menosprecia a los países que considera periféricas”.

Dando respuesta a la inquietud de una participante, Pérez Pirela aseguró que ante esta situación, los países atacados por las potencias imperiales solo pueden ampararse en las estructuras que procuren avanzar hacia un mundo multipolar, sin poderes hegemónicos.

Citó palabras de Augusto Zamora, antiguo embajador de Nicaragua en España, quien señaló que “aceptar el concepto de Estado fallido implica aceptar inconscientemente el concepto de Estado exitoso, lo que trae consigo consideraciones clasistas, racistas y xenófobas”.

El uso del concepto de Estado fallido viene tejiéndose de manera más intensa desde el gobierno de George W. Bush, pero prosiguió luego con los dos de Barack Obama y el actual, de Trump. “Por eso insistimos en que el resultado de las elecciones del martes no cambia nada para los países del sur”, comentó.

Llegando al llegadero

En la lista de los estados considerados frágiles, Venezuela está en el lugar 28.

Indicó que el 10 abril de 2019, el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, afirmó que Venezuela es un Estado fallido y representa una amenaza para toda la región. “Con esta declaración estamos llegando al llegadero”, acotó.

El 16 de abril de ese mismo año, Julio Borges, que funge como supuesto canciller del supuesto gobierno de Guaidó, expresó que Venezuela era un riesgo regional.

“El secretario de Estado, Mike Pompeo también ha afirmado que Venezuela es un Estado fallido. Probarlo es una prioridad de la Casa Blanca para legitimar y justificar una invasión supuestamente destinada a restaurar la libertad de los venezolanos. Quieren hacer igual que en Libia, invadir, matar a los altos funcionarios, bombardear, robarnos todas nuestras riquezas, diezmar al país, con el argumento de que hay que restaurar la libertad en un Estado fallido”, aseveró.

“Un grupúsculo formado por EEUU, la Unión Europea y los países del Grupo de Lima han hecho todo lo posible para que haya una crisis y entonces le echan la culpa al socialismo. La idea es que en ningún país puede haber un gobierno de izquierda. Si los venezolanos no se quieren morir de mengua, tiene que aceptar como presidente a alguien designado por la comunidad internacional, por el que nadie ha votado –dijo-. En Bolivia destruyeron en un año los logros económicos del gobierno de Evo Morales. Pasó de ser la mejor economía de la región, junto a Uruguay, a ser un país arruinado”.

Añadió que para inflar el dossier de Venezuela como Estado fallido son útiles también los informes de Michelle Bachelet.

Ejemplo en vivo

El programa ofreció la oportunidad de apreciar en vivo el efecto que tiene en el ciudadano común la acción coordinada de la autodenominada comunidad internacional y el uso de argumentos como los derechos humanos y el Estado fallido. Un participante identificado como Luis envió un mensaje señalando que  “no hay gas, no hay gasolina, ¿qué tendrá Maduro en la cabeza?”

“Es un ejemplo de cómo funciona esta operación: se somete al país a una serie de penurias y mucha gente termina culpando al gobierno. Yo le preguntaría a Luis si acaso Nicolás Maduro quiere que no haya gasolina ¿Es él quien impide que llegue la gasolina? Hay que estudiar cómo funcionaba Venezuela sin el bloqueo; cómo era la actividad económica en 2005 o 2007, cuando miles de venezolanos viajaban por el mundo pagando con dólares preferenciales, raspando las tarjetas. Hay que preguntarse ¿por qué en Venezuela hay seis millones de colombianos y en Colombia los venezolanos no se cuentan por millones? ¿Por qué en esos años lanzamos dos satélites y fuimos decretados por la Unesco territorio libre de analfabetismo? ¿Cómo es que Venezuela ha roto todos los récords de distribución de viviendas dignas? Debe ser que estábamos demostrando que era posible otro modelo de redistribución social, soberanía e inversión en ciencia y tecnología, e inspirando con ello a otros países, ¿Por qué será que no nos dejan comprar ni siquiera un tornillo ni nos dejan vender nuestro petróleo?”.

Desde México, otro usuario preguntó la opinión del moderador acerca del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. “Ha sido crítico ante algunas actitudes, como su visita a Donald Trump, pero he estado a favor de otras como el espaldarazo a Evo Morales. Creo que su gobierno puede comenzar a sacar a México del atolladero en que lo metieron los anteriores presidentes”, dijo.

Mientras tanto, desde Brasil, una participante comentó que ya pasan de 160 mil los fallecido por la pandemia. “¿No es eso un Estado fallido?”, preguntó Pérez Pirela.

Otra persona, en francés, hizo referencia a la Comuna de París, como uno de los acontecimientos históricos más importantes en las luchas populares. “Así es. Desgraciadamente terminó derrotada y la iglesia católica, junto a los sectores conservadores, colocaron la Basílica del Sagrado Corazón sobre uno de los lugares emblemáticos de la Comuna de París para aplastarla históricamente. Ahora los turistas van a ver la basílica sin saber que están pisando sobre el recuerdo de la Comuna”, observó el presentador.

Aprovechando la referencia a Francia, recordó que el jueves 5 de noviembre a las 2 de la tarde (hora de Venezuela), estará dictando una conferencia para francófonos sobre la situación de Venezuela.

También anunció el tema del Viernes de filosofía, que será la vida y muerte en la filosofía. “Vamos a reflexionar sobre las preguntas ¿por qué nacemos, para qué morimos?”, adelantó.

Libro

Recomendó la lectura del libro El programa de la MUD del sociólogo francés Romain Migus, quien, por cierto, participará también en la conferencia del 5 de noviembre.

(LaIguana.TV)