En 2019, tras la autoproclamación de Juan Guaidó como supuesto «presidente interino», el régimen de Estados Unidos recrudeció los ataques contra Venezuela, específicamente contra el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y la industria petrolera, que no solo son atacados con la imposición del bloqueo total al país y el sabotaje internacional, sino también con acciones de guerra que van dirigidas a destruir literalmente la infraestructura de estas industrias prioritarias para la vida diaria de los venezolanos.

En marzo de 2019, luego del intento fallido de invadir a Venezuela con grupos paramilitares a través de Cúcuta, Colombia, —bajo la fachada de hacer entrar a la fuerza una supuesta «ayuda humanitaria» que se trataba de arsenal de guerra para generar violencia callejera— se produjo un ataque con pulsos electromagnéticos y cibernéticos para destruir el Sistema de Control Automatizado de Regulación de la Central hidroeléctrica El Guri.

Aquel ataque produjo un apagón casi total en Venezuela, que dejó sin luz a más de 70% del país. Inmediatamente Estados Unidos y los sectores extremistas de la oposición culparon al Gobierno de Nicolás Maduro y hacían burlas cuando fue informado el ataque.

Durante el 2019, fueron reiterados los ataques al SEN. En varias ocasiones, mientras el Gobierno venezolano intentaba recuperar el daño al sistema e ir incorporando a las regiones más afectadas, algunas de ellas duraron más de 15 días sin suministro eléctrico.

Todo esto ocasionó que se comenzara un proceso de racionamiento eléctrico programado que aún se sigue aplicando en la gran mayoría del país, menos en la capital Caracas, con el objetivo de solventar los problemas ocasionados y lograr que el SEN sea robusto y pueda funcionar con normalidad.

Paralelamente, Estados Unidos también se ha dedicado a recrudecer el ataque a la industria petrolera a través del bloqueo total a sus transacciones comerciales, que se evidencia además en el secuestro de la refinería CITGO con sede en Houston, Texas, y la prohibición que autoritariamente impusieron a PDVSA para que exporte crudo e importe gasolina, derivados y repuestos para sus refinerías y maquinarias.

Hace un año, el Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb) confirmó la incursión de varios drones que sobrevolaron la refinería de Amuay —la más grande e importante del país— entre las 2:30 y 3:00 de la madrugada.

Luego, el pasado 11 de septiembre de este 2020, las autoridades venezolanas capturaron a un espía de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) identificado como Matthew John Heath, quien perteneció a la contratista de mercenarios MVM y trabajó en Irak desde 2006 a 2016; donde se desempeñó como operador de comunicaciones en una base secreta de la CIA.

De acuerdo al Fiscal General, Tarek William Saab, el espía estadounidense tenía la misión de realizar acciones criminales y terroristas en el país con el objetivo de sabotear sectores importantes como el servicio eléctrico nacional y la industria petrolera. Heath entró a Venezuela desde Colombia a través de una trocha por el estado Zulia.

Cuando Heath fue capturado, estaba junto a otros tres hombres de nacionalidad venezolana en un vehículo donde llevaban un lanzagranadas AT4 calibre 84 mm; una subametralladora modelo UZI calibre 9 mm; cuatro piezas rectangulares de presunto material explosivo (C4) y dinero en moneda extranjera. Además, tenían un teléfono satelital, tres teléfonos celulares, planos de la refinería, indumentaria tipo gorra con logo alusivo a un organismo del Estado, entre otros objetos personales.

«Este ciudadano era quien portaba un teléfono satelital, que se niega a desbloquear (…) Al estadounidense se le encontraron fotografías de instalaciones petroleras y militares de Zulia y Falcón. En la inspección realizada al vehículo se encontró dentro de uno de los bolsos una moneda que lo vincula con la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos. Se presume que trabaja o laboraba para la CIA», explicó Saab.

Tras estos incidentes, este jueves 29 de octubre, el presidente de la República, Nicolás Maduro, informó sobre un ataque bélico con fines terroristas ejecutado con un misil contra una torre de refinación de la refinería Amuay.

La acción tenía como propósito provocar un daño gigantesco a la principal destiladora de crudo de la industria petrolera del país, que —de cierta manera— resultó infructuoso porque la torre estaba en mantenimiento, pues de haber estado activa, se habría provocado una reacción en cadena con un daño inimaginable a toda la refinería y una tragedia monumental con decenas de víctimas mortales.

En este momento las autoridades venezolanas tienen la zona acordonada y realizan las labores de investigación para determinar cómo fue el ataque, desde dónde se lanzó el misil, así como también para determinar el tipo de arma y calibre que se utilizó para el ataque.

(LaIguana.TV)