A inicios de la década de 1980, el cantautor venezolano Alí Primera sostenía que la burguesía, «hija de la colonia» y las fuerzas reaccionarias se reunían «bajo un solo estandarte» en la defensa de sus privilegios e intereses, razón por la cual «la lucha por la libertad» de las fuerzas revolucionarias y populares no podía dispersarse. 
 
«Si la lucha por la libertad se dispersa, no habrá victoria popular en el combate», decía Primera, quien hizo de la «canción necesaria» un arma de lucha en la consecución de esa libertad, quien la concebía como el fin de las desgracias derivadas del capitalismo con las que ha de lidiar el pueblo, como por ejemplo, el no tener un techo propio –o tenerlo en condiciones precarias– o el morir en un hospital por falta de insumos.
 
El cantor cuestionaba entonces a quienes ligeramente criticaban al pueblo que, tras perder su rancho durante un aguacero, debían soportar los cuestionamientos ajenos por su presunta insensatez al construir una casa «a orillas de una quebrada», cuando en realidad se veían impelidos a ello porque la tierra estaba en manos de «los grandes propietarios de esta patria, los dueños de esta patria, que se la han quitado y arrebatado al pueblo». 
 
Alí Primera, comunista y revolucionario convencido, decía que la libertad que quería era el fin de esas injusticias, no el que le dejaran decir cosas en una tarima. 
 
«Al fin y al cabo, esa sería una libertad intelectual o intelectualizada. Yo quiero las libertades que los muchachos tengan cupo, de que no se nos siga muriendo la gente en los hospitales», explicaba. 
 
Asimismo, sostenía que el amor a la patria, a Bolívar, a la bandera o al himno nacional, no eran abstracciones en la larga lucha por la libertad y que acaso la única ventaja que teníamos –a la postre, la única que garantizaría el fin del sojuzgamiento burgués– eran los hombres y mujeres de la patria que alzaban con orgullo el tricolor patrio, quienes trabajan y quienes estudiaban, quienes soportaban vejaciones de distinta índole, en nombre del honor. 
 
Para defender la patria hay que tener honor. No el honor que da el uniforme sino el honor que da el corazón que palpita por la patria, así sea el de un limpiabotas que ama profundamente nuestra sangre aborigen y empieza amando la patria, amando a los warao, amando a los guajiros, amando a los makiritares, amando a los timotocuicas, amando a la patria».
 
Primera también aseguraba que la canción necesaria, su más visible contribución a las causas revolucionarias, no bastaba para alcanzar la libertad. 
 
Apostaba al talante «guerrillero» del pueblo venezolano, siempre presto para combatir con su conciencia y para no dejarse engañar con lo que se vendía a través de los medios de comunicación, siempre al servicio de los intereses de la burguesía, que en tanto propietaria, «nunca hablará a través de esos medios en favor del pueblo». 
 
Las palabras y exhortos de Alí Primera siguen teniendo vigencia, todavía más considerando el creciente cerco que ha impuesto el gobierno estadounidense sobre nuestro país para conseguir el derrocamiento del presidente Nicolás Maduro y cuyos efectos padece el pueblo venezolano, sin distingo de posición política. 
 
(LaIguana.TV)