El diario El Espectador de Colombia rechazó las declaraciones xenófobas de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien el pasado jueves 29 de octubre dijo que aunque no quería «estigmatizar a los venezolanos», «hay unos que en serio nos están haciendo la vida de cuadritos».

Sobre estas declaraciones que provocaron mucha indignación en una parte de Colombia, y otra parte se sintió apoyada por lo que dijo la alcaldesa, el citado rotativo publicó un artículo titulado: «Lo primero que hay que deportar es la xenofobia».

En el texto se rechaza la afirmación de la alcaldesa por «mezclar nuevamente en el imaginario la migración con la ocurrencia de actos violentos».

El Espectador -el periódico más antiguo que circula en Colombia- dice que la posición de López «causa mucho daño» aunque desde el despacho de la alcaldesa sostienen que «no dijo nada falso, que no había malas intenciones».

«La realidad es otra. En nuestro país hay desprecio por los refugiados y migrantes venezolanos, hay políticos que han aprovechado ese odio para fomentar la xenofobia y obtener réditos electorales«, subraya el medio.

¿Quiénes son las verdaderas víctimas?

De acuerdo a un informe presentado por el Instituto de Medicina Legal de Colombia sobre las “Lesiones fatales de ciudadanos venezolanos en Colombia desde el año 2017 hasta abril 2020, la cantidad de venezolanos fallecidos en territorio colombiano superaba -hasta entonces- las dos mil 61 víctimas mortales.

Indica el informe, además, que los fallecimientos se han ido incrementando al pasar de los años y se reflejan en cifras alarmantes. En 2017, por ejemplo, fueron detectados 189 casos; luego en 2018 la cifra escaló a 579 víctimas; y en 2019 tuvo un salto exponencial hasta llegar 1.015 fallecidos.

Ya para los primeros cuatro meses de 2020, la cifra de víctimas mortales de venezolanos en Colombia llegaba a 278 personas. Según publicaciones recientes de medios colombianos, durante este 2020 y a pesar de la pandemia por la COVID-19, han sido asesinados 319 venezolanos y otros 21 casos, presuntamente, se han suicidado. Bogotá y Norte de Santander son los lugares de Colombia en los que ha habido más muertes violentas de venezolanos en el año en curso.

Desde que Iván Duque asumió la Presidencia, el 7 de agosto de 2018, la cifra de venezolanos muertos en Colombia por distintas causas, se han disparado exponencialmente, hasta sobrepasar como mínimo las mil 300 víctimas, según la información confirmada por el Instituto de Medicina Legal colombiano.

Tan solo en 2019, año en el que se marcó el pico más alto de fallecimientos de venezolanos, murieron mil 15 personas por distintos motivos, la gran mayoría de ellos por homicidios o casos relacionados con muertes violentas.

Más de mil venezolanos han sido asesinados

Entre 2018 y 2019 las muertes de venezolanos por causas violentas aumentaron 69,7%. Del total de casos referenciados por Medicina Lega, más de 1.000 venezolanos han sido asesinados en territorio colombiano en los últimos años.

En su informe, el organismo detalló que del total de víctimas mortales entre 2017 y el primer cuatrimestre de 2020, fallecieron mil 666 hombres y 395 mujeres; y de ese total al menos 1.630 perdieron la vida en hechos violentos.

En cuanto a las causas de los decesos, Medicina Legal precisó que hasta entonces 999 casos fueron asesinatos, 661 en homicidios con armas de fuego, 257 con armas blancas y 81 en crímenes en riñas. Otros 334 fueron «muertes naturales», 330 en eventos de transporte, 301 «muertes violentas por otras causas» y 97 suicidios.

Con 390 decesos, el departamento de Norte de Santander, que tiene el principal paso fronterizo con Venezuela, era hasta abril de 2020 la región con las cifras más altas, seguida de Bogotá, donde vive un mayor número de migrantes, con 360 muertes.

En la lista también aparecen los departamentos costeros Atlántico y La Guajira con 183 y 168 fallecidos, respectivamente; Arauca, igualmente limítrofe con Venezuela, contabiliza 123 fallecidos, y Antioquia, en el noroeste del país, tiene 116.

A continuación el editorial del diario El Espectador

Lo primero que hay que deportar es la xenofobia

Hay precisiones que causan mucho daño. “No quiero estigmatizar a los venezolanos, pero…”, dijo la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. Su propia frase la traiciona, pues empieza con el reconocimiento de que va a aportar pólvora en un tema que ha producido mucho dolor en los últimos años en Colombia. Debió detenerse antes del “pero”, antes de la precisión, antes de mezclar nuevamente en el imaginario la migración con la ocurrencia de actos violentos. Desde el Distrito siguen insistiendo en que no dijo nada falso, que no había malas intenciones. La realidad es otra. En nuestro país hay desprecio por los refugiados y migrantes venezolanos, hay políticos que han aprovechado ese odio para fomentar la xenofobia y obtener réditos electorales, y en el proceso han causado que muchos migrantes sufran la discriminación y la desconfianza de los colombianos. Independiente de sus intenciones, en ese juego cayó López.

“No quiero estigmatizar a los venezolanos, pero hay unos inmigrantes metidos en criminalidad que nos están haciendo la vida cuadritos. Tenemos que volver a traer a Migración Colombia. Aquí el que quiera venir a ganarse la vida decentemente bienvenido, pero el que venga a delinquir lo debemos deportar sin contemplación”, aseveró López. Ante las críticas, al día siguiente la alcaldesa redobló su posición: “La ley colombiana prevé la deportación de quienes cometen delitos en Colombia. Esa ley no es xenófoba, es lógica. Pedir que se aplique tampoco es xenofobia”. Es decir, prefirió salirse por la tangente a reconocer su error.

Los trucos en los discursos discriminatorios permiten a quienes los expresan fingir que no estaban diciendo nada incorrecto. Es cierto: hay migrantes venezolanos que cometen crímenes. También es cierto: quienes sean delincuentes deberían ser procesados por el sistema judicial. Y la frustración es entendible: hemos visto un aumento del 1,2 % en el número de homicidios comparado con el último año. Pero lo que López hizo fue dar una declaración inútil, irresponsable y que estigmatiza a los cientos de miles de migrantes venezolanos que viven en la capital.

Pero, además, vamos a los hechos. No, la migración no incrementa los crímenes violentos. Un estudio de Brian Knight y Ana María Tribín-Uribe encontró que “son los migrantes, no los nativos, los que enfrentan los riesgos por la migración”, dado que las víctimas de los crímenes violentos son los migrantes y no los colombianos. Una investigación del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas, de la Universidad de los Andes, firmado por Juan Sebastián Franco Mora, muestra también que “las estimaciones sugieren que el choque migratorio produce, en promedio, un aumento pequeño en el corto plazo de las tasas de los delitos que podrían tener motivaciones económicas (hurtos), pero ningún efecto sobre delitos violentos, como los homicidios o las lesiones personales”.

Es decir: no, los venezolanos no son los culpables del aumento de los homicidios.

La alcaldesa dirá que ella no dijo que fuera así. Y sí, es verdad. Pero sus comentarios no se hicieron en un vacío. Era innecesario mencionar la nacionalidad y hablar de deportaciones, cuando lo que puede hacerse es pedir justicia sin caer en discriminación. El “pero” en su frase fue inútil, porque hizo lo que dijo que quería evitar: estigmatizar a toda una población vulnerable y perseguida, que en su abrumadora mayoría ha buscado aportarle a Colombia por haberlos recibido.

(LaIguana.TV)