La complacencia de las corporaciones mediáticas mundiales para con el cuestionable sistema electoral estadounidense, fue una de las aristas de los comicios presidenciales del pasado 03 de noviembre que abordó el doctor en filosofía y experto en comunicación política Miguel Ángel Pérez Pirela en Desde Donde Sea.

Así, refirió que «la mediática mayamera, bogotana, madrileña» dice que es «interesante» que en los Estados Unidos, los medios de comunicación prescindan de los resultados oficiales y se arroguen el derecho de anunciar el ganador.

«¿Qué es eso? ¿Cómo es que en los Estados Unidos, con un sistema en el que un ciudadano no es un voto, una elección elección de segundo grado que puede terminar decidida incluso por la Corte Suprema, es decidida, es verificada y es legitimada –por no decir ‘autorizada’– por los dueños de medios de comunicación?», cuestionó el también director de LaIguana.TV.»Esto es un adefesio, esto no tiene sentido, esto no tiene justificación de ningún tipo, por donde se le vea», añadió.

A su parecer, por un lado, este acriticismo de medios y periodistas contrasta con la permanente actitud hipercuestionadora hacia las democracias latinoamericanas de corte izquierdista-popular y por otro, deriva en la justificación de lo que en otro contexto sería calificado como un grave crimen.

Pérez Pirela relató que estos medios y periodistas, intentaron presentar como normal, legal, constitucional y una muestra innegable de civismo, el que ciudadanos equipados con armas de guerra esperaran a sus adversarios fuera de los centros electorales, cuando en realidad se trata de una exhibición peligrosa de paramilitarismo, como ha ocurrido en Colombia.

«No hay un mínimo de crítica, un ápice de análisis, de reflexión, les da miedo criticar un sistema injusto, inmoral, ilegal, como el sistema electoral de los Estados Unidos, donde el 60% de los votantes son blancos, donde el mismo presidente de los Estados Unidos está diciendo que hay fraude, donde hay armas largas esperándote afuera del centro electoral», criticó el experto.

De nuevo, apeló a la ejemplificación para mostrar cómo opera el doble rasero de los medios. De ser Venezuela el país implicado en un retraso, así fuere mínimo, en el anuncio de los resultados electorales, el juicio de las cadenas mediáticas y sus periodistas es diametralmente opuesto: «Si a las 10 de la noche no hay resultados electorales, todo el mundo empieza: ‘esta es una república bananera’, ‘este es un sistema electoral fraudulento’, ‘hay que mandar los cascos azules, los cascos humanitarios, para salvar a ese pueblo sumido en la dictadura'», pero en el caso de Estados Unidos, el enfoque cambia completamente y aunque pasen cinco días antes de que los propios canales de televisión anuncien un ganador, lo mejor que tienen para decir es. «qué interesante, qué desarrollado, qué particular el sistema de los Estados Unidos», «son 50 sistemas electorales, no hay que juzgarlos tan duramente».

Hilando fino, Pérez Pirela insistió en el hecho que el fueran los medios la instancia encargada de anunciar quién se había impuesto en los comicios, debería inspirar siquiera un mínimo de crítica o reflexión, pero ello parece estar tan internalizado en el sentido común, que incluso el candidato demócrata, Joseph «Joe» Biden, pidió a sus seguidores que no se adelantaran en celebrar la victoria, sino que esperaran a que los medios de comunicación anunciaran al vencedor.

Así las cosas, en su parecer, no resulta sorprendente que en distintos puntos del orbe se alabe al sistema electoral estadounidense, amparándose en que el anuncio de los resultados electorales recae en «los medios de comunicación», representantes «dignos» de la democracia y la libertad de expresión.

«¿Y quién les dijo que los medios de comunicación de los Estados Unidos y quién les dijo que los magnates multimillonarios propietarios de los medios de comunicación, son justos, son equilibrados o son democráticos?», fustigó, al tiempo que tildó el acriticismo mediático respecto de los Estados Unidos como «una vergüenza».

De manera similar se comportaron instituciones como la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario, Luis Almagro, pues pese a que se informó de graves hechos durante las votaciones –como por ejemplo, el apuñalamiento de personas a pocas cuadras de la Casa Blanca–, no profirieron la más mínima crítica o advertencia y optaron por permanecer en silencio.

Un año atrás, recordó el comunicador, la OEA, apoyada por la administración Trump y en contubernio con sectores de las Fuerzas Armadas y la Polícía en Bolivia, ejecutó un golpe de Estado contra Evo Morales, aduciendo que la elección en la que el mandatario había obtenido cerca del 10% de ventaja, era fraudulenta e consintió la instalación de un régimen de facto, que en once meses encarceló, asesinó y desapareció a militantes del partido de Morales.

Sin embargo, el pueblo boliviano, dando una demostración de democracia, acudió a las urnas y expulsó a la dictadura con votos. «Un año después, el MAS no ganó con 10% sino con el 20%, números más, números menos, dando una clara lección magistral de democracia. Esto es Bolivia, como lo llama el supremacismo allá en Washington: ‘esos indios'», explicó.

Un caso similar se vivió en Chile, cuando pese a los intentos del gobierno por impedir un plebiscito en el que se decidiría si sería necesario redactar una nueva Constitución que sustituya a la sancionada por la dictadura de Pinochet, el pueblo chileno, aún en medio de una pandemia, votó masivamente y decidió ponerle fecha de caducidad a la herencia dictatorial.

Para concluir su reflexión sobre el tema, Pérez Pirela señaló que «Bolivia les dio una lección y resulta que en los Estados Unidos, que propician el golpe de Estado en Bolivia, junto con Pompeo y Trump, que propiciaron el golpe de Estado contra Allende en 1973 – el 11 de septiembre de 1973–, ahora resulta que hacen elecciones y ponen, como se dice popularmente, ‘la torta’, pero no hay un ápice de autocrítica. O no hay un ápice de crítica en el mundo de la comunicación privada contra este país».

(LaIguana.TV)