Mientras el complicado año 2020 se acerca a su mes final, se vislumbra un mundo pospandémico con el surgimiento de nuevas potencias y la decadencia, el ocaso, la debacle de las potencias hegemónicas que hasta ahora habían controlado la economía, las finanzas, los acuerdos militares.

En su programa Desde Donde Sea, Miguel Ángel Pérez Pirela puso en perspectiva varias noticias  de los últimos días y trabajos de análisis geopolítico para arribar a la conclusión de que el escenario posterior al azote planetario de la COVID-19 implica cambios profundos en el reparto del poder global.

De entrada, consideró lo tratado en la cumbre de los BRICS, el mecanismo integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, considerados  los países más adelantados entre los estados con economías emergente. La reunión fue organizada por Rusia y encabezada por el presidente Vladimir Putin. Es la tercera vez que le toca convocar a Moscú, después de las ediciones de los años 2009 y 2015, y la próxima vez que lo haga será en 2024.

En el inicio del evento, Vladímir Putin propuso acelerar la creación del centro de investigación de vacunas en el marco del BRICS y resaltó la importancia de unir los esfuerzos de los países para la producción de fármacos contra el coronavirus.

Rusia ya cuenta con dos vacunas registradas contra la COVID-19 (Sputnik V y EpiVacCorona), mientras que una tercera está en camino.

El vicecanciller ruso, Serguéi Riabkov, recordó que este año la presidencia rusa en la asociación logró organizar más de 130 eventos, entre ellos más de 20 a nivel ministerial. Además, agregó que este año se llevaron a cabo una serie de acontecimientos en el ámbito humanitario con la participación de un amplio círculo de amigos del BRICS.

Tras leer estos párrafos de la noticia sobre la reunión de los BRICS, Pérez Pirela ubicó el tema en su contexto temporal, señalando que se trata de un momento bisagra en el que está de salida un presidente de EEUU que fue enemigo declarado de los BRICS.

Prosiguió la lectura del despacho noticioso, con la participación del presidente chino, Xi Jinping, quien defendió el Acuerdo de París sobre el clima que fue torpedeado  por Trump durante su mandato. Además, llamó a planear acciones conjuntas contra la pandemia.

El primer ministro de la India, Narendra Modi, planteó temas de estabilidad global, seguridad compartida y crecimiento innovador y las medidas para mitigar el impacto de la pandemia de la COVID-19, comercio, salud, energía, lucha contra el terrorismo

El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, llamó a los países del grupo a renovar la estrategia de asociación económica hasta 2025 con el fin de acelerar la recuperación de las economías afectadas por la pandemia de coronavirus.

Aportó elementos de análisis, al precisar que el de los BRICS es uno de los pocos proyectos estratégicos que sobrevivió a la crisis económica de 2008. En este marco comienza una crítica de la hegemonía mundial y del dominio del modelo trilateral: EEUU, Europa y Japón. En este sentido, los BRICS se posicionan de tres maneras diferentes frente a la coyuntura mundial actual: por un lado, reclamando a los países desarrollados mayor incidencia en los organismos de crédito internacional (FMI y Banco Mundial), así como también una democratización de las instituciones políticas globales (Consejo de Seguridad de la ONU); en segundo lugar, generando iniciativas conjuntas para poder consolidar la articulación entre los socios o comenzar a suplir la falta de respuesta de los países desarrollados a los reclamos; y, en tercer lugar, pretendiendo establecer un liderazgo de los países emergentes a nivel mundial a partir de la creación de instituciones propias.

Los BRICS han mostrado iniciativa y preocupación sobre las cuestiones vinculadas al narcotráfico, terrorismo internacional, el ciberterrorismo, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, cambio climático y protección del medio ambiente, la erradicación de la pobreza y la corrupción.

Citó ampliamente al analista geopolítico ruso Alexander Dugin, quien parte de las definiciones de polo como un gran espacio y civilización, y de unipolaridad, como la existencia de un solo centro que rige a todos los demás. «Existe Occidente y el resto del mundo está sometido a sus designios, se acepta un solo sistema, la democracia liberal capitalista y un pensamiento único global. Sigue existiendo aunque en decadencia».

Dijo que para ilustrar la época del mundo unipolar es conveniente recordar la tesis de Francis Fukuyama en su libro El fin de la historia, en el que prácticamente perfilaba una  dictadura global del capitalismo que había derrotado a la alternativa socialista.

Dugin divide en dos la unipolaridad: una es explícita y se manifiesta en el control territorial, espacial y marítimo que ejerce EEUU a través de la OTAN y en la capacidad de tildar de terroristas y forajidos a quienes no comulguen con sus preceptos. La otra es implícita y se expresa en la globalización de índole retórico, cultural y tecnológico, orientada a la destrucción de la identidad y las particularidades étnicas. Queda expuesta en las trampas retóricas del discurso de muchos políticos, que invitan a sus seguidores a pensar como ciudadanos del mundo.

«El gobierno en manos de todos es el gobierno en manos de algunos. Se habla de una aldea global, pero en la que se habla inglés, la moneda de cambio es el dólar y hasta el fin del mundo comienza en Nueva York», comentó el filósofo y comunicador.

Continuando con Dugin, a esta unipolaridad se le llama multilateralismo en el que existe un hegemón global (EEUU) y dos satélites (Europa y China). Su arma ideológica es la treta de los derechos humanos utilizados como instrumento contra países. Los globalistas han propuesto el proyecto G2. Hillary Clinton lo propuso a China. Fuera de ese esquema, todo sería caos. Ya hemos visto un avance de esto, en África, mientras ideólogos como Zbigniew Brzezinski planteaban que Rusia también debía ser desintegrada y  balcanizada, transformada por medio de conflictos entre distintos grupos étnicos y religiosos. «De este enfoque viene la campaña antirrusa en la que tienen rol estelar los demócratas. Esto resalta la importancia de la participación de Rusia en los BRICS», acotó el moderador.

Los principales rasgos del fin de la era unipolar fueron los ataques a las torres gemelas en 2001 y el ascenso al poder de Putin, quien desde un principios mostró la determinación de devolver a Rusia a su lugar en el escenario internacional.

Hizo mención al mapa geopolítica del Pentágono que sigue empeñado en una perspectiva de la unipolaridad. Expresó que es natural que cada país intente presentarse como centro de cualquier mapa, tal como también lo hace China en las ruedas de prensa de su cancillería.

En el caso de EEUU, ese mapa parte de un paradigma geopolítico clásico, que es el del rimland, entendido como el poder del mar que sirve para controlar el poder de la tierra, algo nada nuevo, pues el mar era el también esencial en las confrontaciones entre las potencias imperiales de la época, incluyendo las que se valieron de los piratas para ejercer dominio.

China pertenece a la zona costera, al rimland, así que no es considerada ni como un enemigo radical ni como un amigo, sino como una zona de control para el Pentágono.

Luego paso a la definición de hegemonía. Señaló que el hegemón es el portador del poder. Para el liberalismo y su postura multilateral se ejerce mediante la penetración de mensajes en el espectro tecnológico y cultural en la psique individual y en el inconsciente colectivo. “Por eso insisto en los fenómenos de Hollywood y de Netflix como claves para la vehiculización de los mensajes hegemónicos a veces de manera abierta y otras, oculta”, puntualizó.

En el contexto actual, Trump representa una ruptura a la hegemonía tradicional, carente de una teoría o paradigma teórico.

Para entender el concepto de hegemonía hay que partir de una categorización sobre los tipos de sociedad que impone la visión occidental: civilizados, bárbaros y salvajes. Los primeros son los blancos provenientes de EEUU o de Europa. Entre los bárbaros estarían los orientales o amarillos y los BRICS, y luego los salvajes somos nosotros, los habitantes que hacemos parte del sur del mundo y sus gobiernos. Bajo esta categorización se impone el discurso de una sola civilización posible y aceptar la diversidad de civilizaciones significaría la desintegración del sistema colonial y su hegemonía. Se satanizan las disidencias, principalmente en nuestros países del sur. Aquí entra la persecución de los líderes sociales y los indígenas.

Esto no tiene nada de nuevo, ya que viene desde tiempos de Grecia y del imperio Romano, donde ya se veía al otro como inferior. Es curioso porque son los bárbaros estadounidenses, comedores de McDonalds, los que acaban a punta de bombas con Bagdad, cuna de la civilización, con la justificación de que están atacando a los bárbaros”.

En el lado contrario está la multipolaridad, entendido como que diversos polos o potencias determinan el acontecer geopolítico y el ámbito de las relaciones internacionales. Esto, según Dugin, es  inminente y se opone al dominio militar del mundo a la hegemonía ideológica, como globalización, liberalismo y derechos humanos. Es pluriversal, concepto creado por Carl Schmidt, un filósofo alemán muy polémico, quien dice que significa libertad de movimiento en distintas direcciones, sin una medida única para todo tipo de sociedades.

El autor dice que EEUU es un polo; el gran espacio europeo tiene muchas posibilidades de consolidarse como tal; China que es el principal aspirante a ser un polo independiente, mientras Rusia intenta desarrollarse de manera independiente de otros polos; económica y demográficamente, la India tiene la posibilidad de convertirse y también América Latina; el mundo islámico procura a nivel teórico volverse un polo; África y el Pacífico son los menos desarrollados, no en el sentido cultural o civilizacional, sino en el nivel de poder.

Pérez Pirela volvió a las noticias del día para mostrar cómo hay signos claros de la rebelión de las potencias emergentes contra la hegemonía estadounidense. En primer lugar mencionó la respuesta de Irán a una amenaza de última hora de Trump:

Irán amenaza a EEUU con una respuesta «aplastante» tras las informaciones de los planes de Trump para atacar una planta nuclear iraní

El diario The New York Times publicó que Trump, con dos meses restantes en el cargo, consultó el jueves pasado con sus principales asesores sobre la posibilidad de atacar la planta de Natanz, la principal instalación de enriquecimiento de uranio de la República Islámica, pero estos lo disuadieron de esa opción.

 La segunda noticia indica que EEUU queda fuera del mayor acuerdo comercial del mundo abanderado por China

Un acuerdo que supone un tercio de la economía global e incluirá un mercado potencial de 2.300 millones de personas pero que excluirá a Estados Unidos.

China marcó la pauta de la quincena de países de Asia Pacífico que este fin de semana culminaron la creación de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor tratado de libre comercio del mundo. Un acuerdo que supone un tercio de la economía global e incluirá un mercado potencial de 2.300 millones de personas pero que excluirá a Estados Unidos.

La firma de la RCEP supone una victoria diplomática para China, que había sido excluida del TPP. Además pone fin a la idea de que Pekín buscaría una política comercial nacionalista al hilo de la pandemia. Al mismo tiempo resalta como Asia Oriental reconoce los beneficios económicos de una integración comercial más profunda.

Washington queda aislado de un acuerdo en el que se incluyen, además de China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, así como a los diez países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El acuerdo rebajará los aranceles hasta el 90% y aborda asuntos como la economía digital, las inversiones y la propiedad intelectual, aunque no contiene regulaciones sobre los derechos laborales y el medio ambiente.

El tratado permitirá activar la economía y acelerar la recuperación tras el impacto de la pandemia de la COVID-19.

Como conclusión, subrayó que todo prevé que el hegemón que pretendió un mundo unipolar o pretendió un G2 entre EEUU y China, está viendo como otros polos surgen en el escenario internacional. «China va a ser uno de los pocos países que tendrá números positivos en 2020. China y Japón son los principales acreedores de EEUU. Se sabe que los demócratas van a tomar medidas para frenar la COVID-19. Se vislumbra un mundo pospandémico con el surgimiento de nuevas potencias y la decadencia, el ocaso, la debacle de las potencias hegemónicas que hasta ahora habían controlado la economía, las finanzas, los acuerdos militares».

Libro

Recomendó el libro La vida, Instrucciones de uso del escritor francés Georges Perrec.

(LaIguana.TV)