Cuatro voluntarios que estaban desde febrero en el atolón Kure, al norte del archipiélago de Hawái, han regresado hace unas semanas a Honolulu, donde se enfrentaron por primera vez a la pandemia de coronavirus.

Durante su permanencia en la isla, alejada unos 2.250 kilómetros de la capital de Hawái, el equipo se dedicaba a la restauración del ecosistema local. No tenían televisión ni una buena conexión a Internet, así que su comunicación con el mundo se limitaba a mensajes de texto y correos electrónicos, que a veces recibían por satélite.

Aunque sabían de la propagación del virus, los ecologistas no se imaginaban cómo había cambiado la vida cotidiana en los últimos meses.

«Nunca había visto nada como esto, pero comencé a leer el libro ‘La danza de la muerte’, de Stephen King, que trata sobre un brote de una enfermedad, y estaba pensando: ‘Oh, Dios mío, ¿así es como va a ser volver a casa?’ […] Todas estas precauciones, estas cosas, gente enferma por todas partes. Era muy extraño pensar en eso», cita AP a la neozelandesa Charlie Thomas, de 18 años, que formaba parte del grupo.

Al mismo tiempo, la joven señaló que aceptó con gusto desconectarse del mundo: «Estaba harta de las redes sociales, estaba harta de todo lo que estaba pasando. Pensé: ‘Estoy tan emocionada de deshacerme de mi teléfono, de perder el contacto con todo […] No necesito ver todas las cosas horribles que están sucediendo en este momento'».

Por su parte, un compañero de Thomas, Matthew Butschek II, recibió mientras estaba en la isla las noticias del fallecimiento de dos personas cercanas: su tío, que murió por una enfermedad, y un amigo, que pereció en un accidente de tráfico.

«Recuerdo haber leído eso, pensar que era una broma y luego darme cuenta de que no lo era, así que mi corazón comenzó a latir con fuerza y respiraba con dificultad», recordó el hombre, residente en Texas.

A su vez, el estadounidense Matt Saunter dijo que por primera vez vio la palabra ‘pandemia’ en relación con el brote de covid-19 en un correo electrónico de su hermana. «Me dije a mí mismo: ‘Eh, tal vez debamos buscar eso, porque ¿cuál es la diferencia entre una pandemia y una epidemia?'», relató el hombre y reconoció que ahora «es una palabra que está en el vocabulario de todos».

La jefa de la expedición, Naomi Worcester, de 43 años, confesó que teme por la salud de sus amigos y familiares, no obstante, aseveró que en los próximos meses empezará a preparar un nuevo viaje a Kure. Al mismo tiempo, dijo que se siente preocupada por la sociedad estadounidense.

«Con tanta incertidumbre y tantas emociones en alto […] nuestro país está dividido en tantas cosas […] hay una especie de miedo subyacente en cuanto a lo que podría deparar el futuro y cómo podría responder la gente», señaló Worcester.

(RT)