“La solución del problema de Venezuela es ‘peluísima’ por eso es que no la hemos podido solucionar, si fuera fácil ya estuviera resuelta, justamente por los grandes niveles de complejidad y dificultad es que nos hemos demorado y no estamos ni cerca en este momento en realidad de la solución del problema”.

Luis Vicente León es una de las voces referentes para la generación de opinión pública en el país, se pasea de la economía a la política como pez en el agua, consultado por PANORAMA para su especial del 106 aniversario, Voces por un país distinto, cada frase es un título, sobre el crash económico de Venezuela, por ejemplo, asegura:  “Fíjate lo que ha pasado, el país se ha diversificado a los trancazos, no de una manera moderna, ajustada, adecuada, planificada, sino simplemente porque no tenemos más remedio, una diversificación bien primitiva, no estable”.

Agrega que la industria petrolera seguirá siendo importante para el país, pero “después de muchísimos años, la actividad petrolera no es la generadora principal de ingresos en Venezuela, de hecho, este año vamos a tener unos ingresos de 14 mil millones de dólares y solo de 3.000 a 3.500 millones de dólares van a ser ingresos petroleros, la mayoría serán ingresos de otro tipo como remesas, repatriación, oro, exportaciones no tradicionales, una de las cuales proviene del Lago de Maracaibo, como los cangrejos, camarones”.

Vea la entrevista de Luis Vicente León:

En materia política, de momento no advierte otra salida que no sea vía negociación política. «No existe ninguna posibilidad de resolver el problema en Venezuela sin pasar por una negociación que incluya al sector militar que es un factor fundamental en la posibilidad del cambio político ya sea para un cambio radical o para la convocatoria de una elección, por cualquiera de las rutas pasas por el área militar y en esa área no vas a poder conseguir ningún acuerdo, ninguna posibilidad de que jueguen contigo en la provocación del cambio si no le garantizas a ellos que su integridad personal y familiar, la posibilidad del control político en el futuro, al menos de su poder militar y a la garantía patrimonial de ellos y su familia, ahora, eso es fácil, no, eso es tragarse un sapo”.

—  ¿Cuánto pasa por un acuerdo político la posibilidad de comenzar a levantar la cuesta en la economía venezolana?

— Es básicamente fundamental, hay dos tipos de remontada en la cuesta económica, tú puedes en una selva construir algunos espacios en los que se pueden generar negocios, productos, pero siempre será una selva, no resuelve el problema de fondo, pueden haber espacios, huecos, oportunidades. En países con terribles guerras, había gente que hacía dinero, donde se vendía, donde se producía, había gente que hacía dinero, esos espacios siempre se pueden construir sin necesidades de acuerdos políticos, pero un rescate real de la economía, una reestabilización de la economía, una búsqueda de un país distinto que te permita ofrecerle a la población un futuro estable en el que le puedas decir a tus hijos ‘vale la pena que te quedes aquí para que desarrolles tu vida aquí y puedas ser feliz aquí y aquí puedas tener tus hijos’ requiere de un proceso más estable de largo plazo, no solamente para la oportunidad de vender un contenedor, de hacer una fiesta especial o hacer tortas para un momento determinado, todo eso es positivo en un momento especial para subsistir, pero no resuelve el problema del desarrollo, el problema del crecimiento, de la estabilidad, cuál es la base fundamental de esa reconstrucción, la confianza que es la base de la economía (…).

Pero la confianza además es la base de la moneda, qué da valor a una moneda, alguna gente piensa que la moneda vale en función del oro, o las reservas,  o las divisas que tiene el país respaldándolas, pero eso es mentira, la moneda es fiduciaria que significa confianza, solo vale en función de la confianza que tiene la población en ella y en las autoridades monetarias que las respaldan.

Si la gente no cree que esa autoridad monetaria es seria, si cree que está produciendo más dinero que el que debe, que financia el déficit fiscal con dinero que no tiene valor real, que no respalda  a un proceso productivo, entonces el valor de la moneda se destruye, y cuando eso ocurre, porque no hay confianza, qué ocurre, que tú no quieres bolívares, lo que quieres es dólares.

—    ¿Usted es partidario de una dolarización en Venezuela?

—   Durante muchísimos años he debatido sobre el tema y no creo que la dolarización  sea una solución natural, imposible de fallar, la única que hay o la mejor necesariamente, en todos los casos, he visto procesos de dolarización fallidos, en Argentina hubo uno, terminaron en un corralito que hizo perder plata a mucha gente; en Grecia de entrada en la comunidad europea y concretamente en un circuito del euro, terminó siendo un país irresponsable que tuvo un hueco fiscal brutal y colapsó su sistema.

El que tú estés dolarizado no garantiza que pares a los irresponsables que manejan una política, necesitas la seriedad en el manejo económico y eso está por encima de si usas o no la dolarización.

Los promotores de la dolarización creen que ella hace más serio al hacedor de políticas públicas porque teóricamente no puede generar dinero adicional, se tiene que arropar hasta donde le llega la cobija, pero mira que Grecia demostró que eso no es necesariamente cierto, que puedes mentir.

Entonces, en mi opinión no es suficiente el argumento, pero a estas altura del partido te diría que sin duda la dolarización es infinitamente mejor a lo que tenemos, creo que hay otras cosas que se podrían hacer mejor y menos traumáticas para la gente, para lo que tenemos eso sería un mecanismo de sinceración económica, de rescate de confianza que pudiera ayudar a rescatar equilibrios, es decir, no estoy en contra, estaría  a favor, aunque creo que hay mecanismos de control fiscal y monetario, de seriedad que me parecen son más eficientes para un país como Venezuela.

—    ¿Cuál debe ser el rol de nuestra industria petrolera y bajo qué esquema?

—   El rol de la industria petrolera en Venezuela siempre ha sido muy importante porque es un país hiperdependiente, prácticamente monoproductor de petróleo, todo lo demás es más bien un derivado de esa actividad (…) creo que hoy eso ha ido cambiando dramáticamente, digo dramáticamente porque no fue que diseñamos un modelo de diversificación  moderno, adecuado, positivo sino porque te portaste mal políticamente, rompiste tus relaciones con el resto del mundo, sancionaron al Gobierno y a su actividad petrolera y ahora, después de muchísimos años, la actividad petrolera no es la generadora principal de ingresos en Venezuela, de hecho, este año vamos a tener unos ingresos de 14 mil millones de dólares y solo de 3.000 a 3.500 millones de dólares van a ser ingresos petroleros, la mayoría serán ingresos de otro tipo como remesas, repatriación, oro, exportaciones no tradicionales, una de las cuales proviene del Lago de Maracaibo, como los cangrejos, camarones.

Fíjate lo que ha pasado, el país se ha diversificado a los trancazos , no de una manera moderna, ajustada, adecuada, planificada, sino simplemente porque no tenemos más remedio, una diversificación bien primitiva, no estable, necesariamente, pero estamos aprendiendo y eso sí está ocurriendo de que hay oportunidades adquiridas en otros sectores que no necesariamente son el petróleo que te permiten reconstruir el país y creo que eso es muy importante.

La actividad petrolera sigue siendo clave para financiar el desarrollo y este está vinculado a la capacidad de diversificación de la economía, el petróleo siempre será importante para el futuro mientras que entendamos que son recursos para fortalecer lo que por una razón, a lo mejor no esperada, está ocurriendo en Venezuela.

—     ¿Volverá el rentismo petrolero como política económica de Estado?

—     Siempre es un riesgo porque Venezuela es la mina de petróleo más grande del mundo o una de las más grandes del mundo, no hay forma de que cuando se estabilice el proceso político, social y económico tengas la tentación de volver otra vez a tratar de aprovechar lo que es esa ventaja de generar mucho dinero a través del petróleo y volver a caer en el nivel de dependencia, sin embargo, creo que si algo hemos aprendido los venezolanos en estas épocas es la necesidad de diversificarnos para protegernos, hemos aprendido en el trabajo, hemos buscado más alternativas, tecnologías, despacho, distribución, etcétera y lo hemos hecho para hacernos más estables, para minimizar nuestros riesgos yo creo que ese aprendizaje vino para quedarse y eso va a ayudar en futuro a que difícilmente regresemos a una monodependencia de la actividad petrolera.

—     ¿Cuáles son las condiciones para recuperar la institución del voto en el país?

—    Regreso a tu primera pregunta. Así como hay que rescatar la confianza a través de negociaciones  políticas que permitan que el ciudadano y el empresario la rescaten  y sientan que hay un país que se mueve, no necesariamente con pensamiento único, pero sí tiene acuerdos para rescatar  el país, para rescatar su desarrollo, para respetar las reglas de juego, si eso no ocurre  es difícil, no solamente en la economía, sino por supuesto en el rescate político y como centro de ese rescate político, el voto.

Es decir, votar no es difícil, el 6 de diciembre se va a votar, en realidad la pregunta es: en realidad ese voto refleja la opinión de la población, no. Y ni siquiera estoy diciendo que no lo refleja porque van a hacer trampa, o fraude, es que la oposición no va a votar y la oposición es por lo menos la mitad del país, bueno, el rechazo al Gobierno es más que la mitad del país, mucho más, y un montón de gente que rechaza al Gobierno dice que no va a votar porque no confía, sea mentira o sea verdad, supongamos que es mentira, no importa, el resultado final es que no están votando y si no están votando está representando al país en ese voto, no, está representando una parte del país, entonces no está funcionando la democracia.

La democracia no deja de funcionar solo porque una parte se robe los votos o haga trampa, no, deja de funcionar cuando el elector tiene miedo a votar, cuando el elector tiene rabia y no vota, cuando tiene desconfianza y no vota porque lo que tú estás recogiendo en ese voto, aunque tuviera todas las condiciones en realidad no recoge la votación de la mayoría y la democracia no es que tú votes, la democracia es que se respete la opinión de la mayoría y que sea capaz de elegir, de alternar, de decidir, eso solo va a pasar cuando a través de negociaciones políticas muy importantes seas capaz de rescatarle la confianza para que ese elector tenga interés de regresar a las urnas o a la mesa de votación.

—     ¿Por qué en Venezuela negociar o dialogar son malas palabras?

—    Primero, eso es una barbaridad. Que lo sea es insólito. Porque resulta que no existe ninguna posibilidad, incluso revisando la historia de la humanidad, la mayor cantidad de los cambios de la autocracia a la democracia han ocurrido a través de las negociaciones políticas.

Negociación no es que te vas a ir a un chalet para firmar un acuerdo entre las partes en conflicto o a un hotel en Dominicana o a una oficina en Oslo; esos son mecanismos para llegar a.

La negociación ocurre desde muchísimos planos, no es entre Guaidó y Maduro, o entre Leopoldo López y Maduro o entre Capriles y Maduro es entre los diferentes factores y partidos, es entre los civiles y los militares, es entre los partidos en pugna, es incluso dentro del propio sector militar.

Si no se logran esas negociaciones políticas, cuál es la posibilidad real de que se resuelva este problema, la misma que tiene ahorita: ninguna. Si la gente dice, no hay que negociar, solo sacar a Maduro,  como algunos líderes y lideresas cuyo planteamiento fundamental es ese, de que aquí no hay nada que negociar, solo que se vaya Maduro, tú sabes cuántos años tienen en eso, y cuál ha sido la respuesta, no tienes ni la negociación, ni la salida de Maduro, entonces cuál fue tu éxito, hablar en los medios de comunicación, pegar cuatro gritos en una marcha o en un mitin y que te aplaudan duro porque tú eres radical y dices que no se puede negociar con él, pero cuál ha sido tu resultado, lo cierto es que no has podido avanzar ni un ápice  y podríamos decir que, incluso, en este momento la oposición está mucho más atrás que lo que estaba hace un par de años.

Ahora, negociación tampoco quiere decir sentarse con cualquiera sin tener poder de negociación porque lo que se hizo en Dominicana fue un error. Te sentaste con un actor sin que tuvieras nada real para presionarlo y entonces le decías lo único que quiero es tu cabeza, cuál es la respuesta: o qué, y cuál es la respuesta tuya, ninguna o qué; no tenías con qué exigirle la cabeza.

Entonces qué pasa, tú gritas yo tengo el derecho porque yo soy la mayoría, bueno eso sucede en una democracia donde la gente vota y se tiene que ir, pero partiste de una premisa de que esto no es una democracia entonces de qué te sirve ser mayoría, a menos que se plantee que esa mayoría se va a convertir en una energía cinética que va a luchar, ahora, si tampoco tienes la capacidad organizativa para mover esa gente, si gritas en la televisión: ¡Todos a por Maduro! Y te sigue tu mamá y tu hermana y más nadie, y después dices que son culpables los que quieren negociación, por qué no eres culpable tú que no has logrado mover a la gente  con tu propuesta que no te lleva a ningún lado, creo que ese es el elemento central, tú no puedes plantear una negociación  sino entiendes que tienes que ceder, que vas a tener que entregar cosas que son tuyas y a lo mejor son tu derecho para intercambiar con el otro y ese otro no lo escoges tú, lo escogió la vida y la realidad.

Cuando alguien dice, yo no negocio con bandidos, con criminales, la pregunta es, con quién negocias, con la monjita del colegio de tus hijos, con el cura de la iglesia, con el rabino de la sinagoga, con quién, con el doctor del hospital, o sea, tú negocias con quien tiene lo que tú quieres, qué quieres tú, la democracia,  quien la tiene coaptada el que la tiene, entonces uno no decide con quién negocia, o negocias con él o dices que tú lo puedes sacar y como no lo puedes sacar, entonces más vale que encuentres cómo es que se negocia.

—    En Venezuela se habla de una transición, pero no hay ningún debate sobre una justicia transicional, ¿cómo sería ese modelo?

—    Es que la solución del problema de Venezuela es “peluísima” por eso es que no la hemos podido solucionar, si fuera fácil ya estuviera resuelta, justamente por los grandes niveles de complejidad y dificultad es que nos hemos demorado y no estamos ni cerca en este momento en realidad de la solución del problema. A lo mejor pasa esta noche porque la política es relancina, pero si lo vemos desde el punto de vista formal, no es verdad  que estamos al borde de una solución, estamos lejísimo de la solución del problema.

Ahora, claro que vas a tener que hablar de esa justicia transicional porque no existe ninguna posibilidad de resolver el problema en Venezuela sin pasar por una negociación que incluya al sector militar que es un factor fundamental en la posibilidad del cambio político ya sea para un cambio radical o para la convocatoria de una elección, por cualquiera de las rutas pasas por el área militar y en esa área no vas a poder conseguir ningún acuerdo, ninguna posibilidad de que jueguen contigo en la provocación del cambio si no le garantizas a ellos que su integridad personal y familiar, la posibilidad del control político en el futuro, al menos de su poder militar y la garantía patrimonial de ellos y su familia, ahora, eso es fácil, no, eso es tragarse un sapo, eso es incluso negociar con quien te abofetea  o al que culpas de la crisis.

Pero eso no fue lo que tuvo que hacer Chile para poder al final rescatar su democracia y dejar a Pinochet como ministro de Defensa y jefe del Ejército chileno, nada más y nada menos  a quien ellos llamaban asesino; y no tuviste que negociar en Nicaragua para poder rescatar la democracia en ese momento para que Violeta Chamorro pudiera ganar esa elección tuvo que nombrar, nada más y nada menos, que al hermano de Daniel Ortega ministro de Defensa de Nicaragua durante todo su Gobierno (…)

Ni hablar de la monarquía democrática española que tuvo que negociar el perdón total   de los actores que  habían sido unos asesinos y los tuvo que perdonar y no tocar para garantizar la estabilidad de ese país.

—     La Administración Biden, ¿qué error no puede cometer?

—     El error que no puede cometer es tratar de repetir lo que se ha hecho hasta ahora con un resultado completamente fracasado, como decía Einstein, la locura es repetir lo mismo que estás haciendo y pensar que vas a tener un resultado distinto.

La política de EE UU  hacia Venezuela ha sido evidentemente un fracaso. No se resuelve con sanciones generales, económicas, financieras, aislamientos, discursos agresivos, pueden merecerlos todos, no estoy hablando de justicia, hablo de que las sanciones generales, económicas, petroleras, financieras, de diesel lo único que han hecho es empeorar el problema. El problema no lo originaron las sanciones, lo originó un modelo primitivo de Gobierno y hostil frente a la inversión, un modelo en el que no se respetaron las reglas de mercado, ni la verdad, se perdieron los valores.

Las sanciones lo único que han hecho es poner en riesgo a empresas, sectores, entonces uno de los retos fundamentales del gobierno de Biden  es entender que por ahí no van los tiros, que no vas a sacar a Maduro por ahí, muy por el contrario, terminas fortaleciéndolo y haciendo peor la calidad de vida de los venezolanos de una manera completamente injusta.

—     ¿Por qué es necesario un acuerdo político en Venezuela?

—    Es que sin acuerdo político en Venezuela tenemos un escenario de imposibilidad de resolver el problema, incluso de provocar un cambio de Gobierno y te puede pasar como Cuba, como Siria, con Irán, como Norcorea, como Zimbabue; ahí están los ejemplo, sancionaste, sí, aislaste, sí , castigaste, sí. Resolviste el problema, no, sacaste al Gobierno, no.

La primera sanción a Irán se tomó cuando tumbaron al sha de Irán y Farah Diva era jovencita. La primera sanción en Cuba se dio a Fidel en sus primeros años y ya ha habido tres cabezas y la revolución sigue siendo la misma, la primera sanción en Corea del Norte se la hicieron al abuelo de Kim Jong-un y ahí está el nieto gobernando.

Ahora, donde sacaste a los gobiernos autoritarios, en Chile, con una negociación política, en España, con una negociación política, en Suráfrica, con una negociación política, en Brasil, con una negociación política, es decir; la experiencia, la evidencia empírica te habla de la necesidad, inminente, de una negociación política, sin negociación, no hay juego.

Lo segundo por lo que debe haber una negociación política es que sí hay casos en que puedes sacar a un gobierno, por la vía de las armas, por una intervención militar, por la fuerza lo puedes sacar, la pregunta es, y que viene después, qué pasa después de una intervención militar, puede ser Panamá, es posible; pero qué tal si es Libia o si Irak, donde ahí están todavía y los americanos que habían hecho la acción para sacarlos ahorita están desesperados por salir de ahí, quién te garantiza que no estarías peor, extrañando lo que tienes hoy, si no has producido el cambio a través de una negociación que permita lo que es realmente importante: resolver el problema, rescatar la democracia, pero sobre todo garantizar la estabilidad y la calidad de vida de la población.

(Panorama)