Haciendo referencia a un artículo publicado en el diario estadounidense The New York Times en el año 2016, el doctor en Filosofía, analista político y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela, inventarió en su programa Desde Donde Sea las acciones guerreristas emprendidas por el expresidente estadounidense Barack Hussein Obama durante sus dos mandatos, que demuestran que el demócrata, a contrapelo de lo que puede pensarse, rompió el récord de guerras emprendidas y continuadas.

Antes que ataques directos, el exmandatario prefería atacar por medio de «operaciones encubiertas y ataques con drones», porque estaba consciente «del peligro que conlleva el escalamiento de las hostilidades», según le comentaron «sus asesores más cercanos» al Times en 2016. Aseveraron, asimismo, que habría manifestado dudas «consistentes» acerca de la efectividad de las intervenciones militares de Estados Unidos para alcanzar los objetivos con las que fueron emprendidas.

En el trabajo periodístico se precisa que Obama, al recibir el premio Nobel de la Paz en 2009 había señalado que la humanidad necesita reconciliar «dos hechos aparentemente irreconciliables: que la guerra a veces es necesaria y que la guerra es, de cierta manera, una expresión de desatino humano».

Sobre este punto, Pérez Pirela sugirió que «sería interesante hacer un análisis lingüístico sobre el concepto de necesidad de la guerra en Obama, pero también en Biden», puesto que el recién electo presidente, quien sirvió ocho años como vicepresidente de Obama, usó exactamente la misma expresión: «guerras innecesarias».

«El 21 de octubre de 2011, Obama anunció que el último soldado de combate abandonaría Irak al finalizar ese año y menos de tres años después declaró que enviaría 475 asesores militares a Irak para colaborar en la batalla contra el Estado Islámico. Luego se sabría que Estados Unidos, junto a Turquía y Arabia Saudita, financiaron y entrenaron a este grupo terrorista, en medio de un plan de fragmentación de Siria», refirió entonces el diario neoyorquino.

El manejo del conflicto en Afganistán, también iniciado por su antecesor, el republicano George W. Bush, evolucionó de una forma análoga, pues aunque anunció en 2014 que el último soldado estadounidense de combate abandonaría ese país centroasiático «a finales de 2016», apenas 17 meses después, se desdijo e informó que hasta principios de 2017 –momento en el que culminaría su segundo mandato– se quedarían en territorio afgano 5.000 combatientes, si bien, «en ese entonces, los talibanes controlaban más territorio en el país que en cualquier otro momento desde el 2001», destacó The New York Times.

«Ese Obama, dice el New York Times, en 2016, en un artículo que estoy citando, es el mismo que hoy increpa la renuencia de Trump a entregar el poder, denunciándolo por ser ‘agente de la decadencia de la verdad'», cuestionó el analista.

Así, para él es claro que este inventario de hechos demuestra que, más allá del asesinato del general iraní Qassem Soleimani en enero de 2020, «Trump no inició ni un solo conflicto armado de gran escala fuera de Estados Unidos».

«El políticamente incorrecto, el republicano, el impresentable Trump, resulta que, cuando nos ponemos a sacar cuentas, fue menos peligroso, sangriento, asesino, violador de los derechos humanos que su predecesor, el afrodescendiente, el negrito chévere, el joven, el demócrata, el premio Nobel de la Paz, Obama», agregó.

En ese sentido, advirtió que tanto demócratas como republicanos «son igualmente peligrosos» y pueden atacar, bloquear o invadir a naciones que se califiquen como hostiles a Washington, puesto que la política de Estados Unidos no la dirige el gobierno, presidente o partido político de turno, sino que reposa en grupos de poder supraestatales.

Por último, a su parecer y en concordancia con la lógica antes expuesta, los nombramientos que está haciendo Joseph «Joe» Biden permiten augurar «guerras futuras fuera de las fronteras de los Estados Unidos».

(LaIguana.TV)