Tras la divulgación del informe elaborado por una comisión del Congreso de los Estados Unidos en el que se califica al Plan Colombia como un fracaso y tomando como base un trabajo elaborado por la cadena multiestatal teleSUR, el filósofo, analista político y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela explicó en Desde Donde Sea las implicaciones de esta declaratoria en función de los objetivos que originalmente pretendió alcanzar, acompañándolas de una relación de acciones que demuestran, a contrapelo de lo asegurado por Estados Unidos, que el Plan fue un éxito para los Estados Unidos.

Desde otro ángulo, el experto ofreció una interpretación del informe desde el punto de vista de lo que significaría en términos de la relación entre Iván Duque y el recién electo presidente estadounidense, Joseph «Joe» Biden.

A su parecer, pese a la escasa relevancia mediática que mereció el tema, es de extremo interés, toda vez que el Plan Colombia «ha sido uno de los elementos más grandes de desestabilización en la región», visto que ha sido usado por Estados Unidos como cabeza de playa para avanzar en otros países de la región, empezando por Venezuela.

¿Realmente fracasó el Plan Colombia?: el Congreso de EEUU habla

Pérez Pirela refirió que la Comisión de Política de Drogas de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos, de mayoría demócrata, publicó un informe –que fue divulgado parcialmente por algunos medios estadounidenses antes de su presentación– en el que se asegura que el plan suscrito entre Bogotá y Washington «ha sido un fracaso en el control de la producción y tráfico de drogas».

Sin restar razón a los legisladores en su apreciación, comentó que el Plan había fracasado en el sentido que ellos expresaron, pero no si se consideraba que con este artilugio se había tomado a Colombia como punta de lanza para amenazar y coaccionar a otros países suramericanos.

El texto de 116 páginas se indica que en el marco del Plan, los Estados Unidos han asignado a Colombia 11.600 millones de dólares para combatir el narcotráfico, mas obvian precisar que el gobierno y el Ejército de ese país están asentados en el territorio colombiano, por medio de más de 10 bases militares, precisó.

Asimismo, en el documento se destaca que el Plan Colombia ha sido el «programa de ayuda bilateral» más grande en la historia del hemisferio, habiendo destinado para él más de 10.000 millones de dólares. Pese a eso, aducen los congresistas, desde su entrada en vigor, no se ha aplacado la violencia presente en el país, ni tampoco se han disminuido los cultivos ilícitos ni la producción de cocaína. Tampoco, reconocen, la presencia de efectivos militares estadounidenses en esa nación, no ha ayudado a estabilizar la situación política.

Haciendo caso omiso del aparente fracaso del plan, sostienen que fue un éxito en lo que relativo a la recuperación del control de la seguridad en el territorio y en la lucha contra la insurgencia, llegando inclusive a afirmar que «un Estado que desde hace dos décadas estaba al borde del colapso, es ahora el más firme aliado de Estados Unidos, con una democracia vibrante y una economía de mercado estable».

Si bien en opinión del también director de LaIguana.TV es imposible negar que hace dos décadas el Estado colombiano estaba al borde del colapso y que en la actualidad es el aliado más sólido de Washington en la región, es completamente falso que en Colombia exista «una democracia vibrante» y que su economía sea «estable».

Para fundamentar su adversación, recordó que el actual mandatario, Iván Duque, alcanzó la presidencia tras un proceso de compra masiva de votos por el cual está siendo investigado y que el país está virtualmente «quebrado» por causa de la pandemia.

En el informe se indica que el Plan fracasó, al no poder cumplir con los objetivos para los que fue creado: la lucha antinarcóticos y las 22.000 hectáreas de coca cultivadas en 2019 constituirían una prueba irrefutable de ello, a lo que se agrega que Colombia no puede asegurar la paz y controlar el narcotráfico sin enfrentar a los «grupos irregulares» –el paramilitarismo–, que controlan vastas extensiones de su territorio.

La demostración de esto son las masacres, además del asesinato sistemático de líderes sociales y exguerrilleros, un dato que puede corroborarse, si se consultan las cifras compiladas por el Instituto para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), que indican que solamente en 2020 se ha asesinado a 222 líderes sociales, ambientales, indígenas y campesinos.

En el informe, además, se desaconseja enviar a erradicadores a zonas remotas, al estimar que se trata de «una pérdida de tiempo y de recursos». También se sugiere avanzar la titulación de tierras, se recomienda que los Estados Unidos apoye en el proceso de desmovilización de guerrilleros y se añade que la Oficina para el Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), instancia dependiente del departamento del Tesoro encargada de imponer sanciones extraterritorialmente a individuos y empresas, «debería autorizar los programas de desmovilización y de reintegración en Colombia».

Este último punto demandó la atención de Miguel Ángel Pérez Pirela, quien advirtió que se trata de una intromisión evidente de los Estados Unidos en la política interior colombiana.

Finalmente, se señala que los programas para la construcción de vías terciarias deberían ser prioritarios por su capacidad para generar empleos y facilitarle a los campesinos la comercialización de sus productos. El argumento que ofrecen en esta ocasión es que las carreteras afectan negativamente la producción de coca porque facilitan el arribo de las fuerzas de seguridad.

En su opinión, puede preverse que bajo los intereses que Duque representa, podría solicitarle al presidente electo «Joe» Biden que mantenga el Plan Colombia y un indicio que apunta en esa dirección sería que, al felicitarlo por el triunfo, el mandatario colombiano aludió al Plan como un gran logro de cooperación hemisférica y le recordó el rol que él jugó en su ratificación cuando era congresista.

Empero, esta declaración alabanciosa de Duque en relación con el éxito del Plan, contrasta con lo que afirma la mayoría demócrata dentro del Congreso, que lo describe como un gran fracaso desde el punto de vista de Estados Unidos.

Las reacciones en Colombia al informe del Congreso de Estados Unidos

A pesar de la poca atención mediática que recibiera el informe divulgado por la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, algunas personalidades dentro de la opinión pública colombiana se expresaron sobre el tema y Pérez Pirela recuperó sus declaraciones, con el propósito de mostrar que, lejos de develar una verdad oculta, el documento acaso da cuenta de una realidad ampliamente conocida en Colombia.

En primer término, presentó el comentario formulado por el expresidente Ernesto Samper, que escribió en su cuenta de Twitter: «Una Comisión Bipartidista del Congreso de EEUU confirma lo que veníamos diciendo algunos desde hace años: que el Plan Colombia fue un fracaso en la lucha contra las drogas. Que la fumigación es mala, costosa e ineficiente. Que la certificación unilateral es contraproducente».

Por su parte, el senador Iván Cepeda Castro, enfrentado radicalmente con el expresidente Álvaro Uribe Vélez y uno de los principales críticos de Duque, comentó en la misma red social: «Comisión de Política Antidrogas del Congreso de EEUU produjo informe en el que dice que el Plan Colombia fue un fracaso en la lucha contra el narcotráfico. El demoledor informe marca cambio positivo que hará parte de la política hacia Colombia bajo gobierno del presidente Biden».

Para el comunicador venezolano, esta advertencia acerca del cambio de la política hacia Colombia por parte de la administración demócrata que asumirá las riendas de los Estados Unidos en enero, señala y confirma la intuición que algunos analistas tuvieron sobre las represalias que habría de tomar Biden contra Colombia, en virtud del compromiso de Duque con la campaña por la reelección de Trump en Florida, que incluso implicó el que funcionarios colombianos hicieran campaña electoral en territorio estadounidense.

Desde su punto de vista, este informe podría ser el primer paso de la venganza política de los demócratas contra Duque, con el agravante que el informe, al haber sido elaborado aparentemente por una comisión bipartidista, como destaca Cepeda Castro, contaría con una legitimidad más allá del signo político de quien sea la cabeza del gobierno.

Las críticas internas al Plan Colombia no son novedosas dentro de ese país. En 2016, la revista Semana compiló algunas opiniones sobre el tema, en las que se precisan datos que no solamente dan cuenta de su fracaso, sino que develan la agenda oculta tras esa «cooperación» en la lucha contra el narcotráfico suscrita entre Washington y Bogotá.

Entonces, Carlos Lozano Guillén, director del semanario Voz denunció que el Plan Colombia se dedicó a perseguir a los campesinos pobres que cultivaban coca por necesidad, mientras que los narcotraficantes seguían libres y lucrándose en los Estados Unidos, favorecidos por la legalización del consumo de cocaína en varios estados.

Según las opiniones de Lozano Gullén referidas por Pérez Pirela, era previsible el fracaso cuando no existía ninguna autoridad moral para imponerlo y en lugar de un Plan Colombia, defendió la implementación de un «Plan Estados Unidos» que permitiera atacar la cadena de producción en toda su extensión, en lugar de poner toda la carga sobre los campesinos dedicados al cultivo de coca, producto de la precariedad económica en la que viven.

En acuerdo con esta postura, el analista político mencionó que existe un gran silencio en torno a los cárteles de narcotráfico que operan dentro de los Estados Unidos, pues al contrario de lo que sucede con los cárteles y narcotraficantes colombianos o mexicanos, sus nombres y los de sus líderes no son nunca mencionados en público y mucho menos merecen que sus historias sean divulgadas en plataformas de ‘streaming’ como Netflix.

Es evidente que tales organizaciones delictivas existen, puesto que al ser Estados Unidos el principal consumidor del mundo,  la distribución y venta de la droga dentro su territorio, requiere de una estructura logística acaso mayor que la necesaria para trasladarla hasta dentro de sus fronteras.

Desde otro ángulo, Bonnie Kapler, exfiscal antimafia de Nueva York aseguró que si el propósito del Plan Colombia era frenar el narcotráfico, no había hecho más que trasladar «parte de la guerra» a otros países, como Honduras y Guatemala.

Estos efectos, puntualizó Pérez Pirela, se extienden también hacia Venezuela, que se encuentra atrapada entre Colombia, responsable de la producción del 70% de toda la cocaína que se produce en el mundo y con la que comparte una extensa frontera– y los Estados Unidos, el principal consumidor mundial.

Sin embargo, aunque es evidente que Venezuela no es un enclave mundial del narcotráfico, como sí lo son estos países, es permanentemente criticada por ellos por su papel en la distribución de cocaína.

Más lejos todavía llegó el periodista y escritor Germán Castro Caycedo, quien en el testimonio compilado por Semana aseguró que de acuerdo a documentos del departamento de Estado, el Plan Colombia no existe y lo que se conoce por ese nombre, siempre se ha llamado «Ofensiva al Sur» –lo que indica, ineludiblemente que pretende operar más allá de Colombia– o «Estrategia Andina», un término que, desde la óptica del experto criollo, incluye a todos los países andinos, un grupo en el que además de Colombia, forman parte, cuando menos, Ecuador, Venezuela, Perú y Bolivia.

Así, el dato ofrecido por Castro Caycedo representaría un confirmación de que el Plan toma como cabeza de playa a Colombia ese para acosar al resto de Suramérica.

Adicionalmente, el periodista y escritor colombiano precisa que la llamada «ayuda» de Washington de la «Ofensiva al Sur», se corresponde con apenas el 11% del costo total, debiendo costear Colombia el restante 89% y por si no bastara, la «ayuda» estadounidense consistiría en ofrecer herbicidas producidos por Monsanto y Dow Chemical.

Este inventario, consideró el filósofo, da cuenta de una relación en la que solamente Estados Unidos gana y Colombia lo pierde todo, incluso su soberanía.

¿Realmente fracasó el Plan Colombia?: los objetivos reales del Plan

Para responder al por qué los Estados Unidos ahora aseguran que el Plan Colombia es un fracaso, es necesario, según Miguel Ángel Pérez Pirela, repasar los objetivos reales que este perseguía, más allá de lo que se dijera públicamente.

Así, de acuerdo con lo reflejado en el portal de la presidencia colombiana, en 2000, los entonces presidentes Bill Clinton y Andrés Pastrana suscribieron un acuerdo que buscaba «luchar contra el narco, recuperar la seguridad y consolidar el desarrollo social», pero, precisa, aunque Pastrana lo presentó públicamente como un mecanismo que le permitiría a Colombia alcanzar un desarrollo económico sin drogas, ello fue una mampara para la para la implantación de fuerzas estadounidenses en su territorio.

Desde el inicio se previó que las operaciones militares serían dirigidas desde Washington e inicialmente estuvieron a cargo del excomandante en jefe de las fuerzas de Estados Unidos desplegadas en América del Sur, quien aplicó un método ya probado en Nicaragua: el uso de paramilitares contra la guerrilla.

En la práctica, el Plan estipula también que Estados Unidos se encargue de «proteger» los yacimientos de petróleo e impida el cumplimiento de los acuerdos suscritos por el Estado colombiano con las guerrillas.

Adicionalmente, se refiere que Estados Unidos es «dueño» de unos 300 sitios estratégicos desperdigados por la geografía colombiana y solamente en 2001, destinó 100.000 millones de dólares para la protección de esos sitios de eventuales ataques de las guerrillas.

El Plan también dice que se encargará de «proteger» la diversidad biológica y el banco de genes característico de la región Amazónica, uno de las más ricas del mundo, amén de constituir una de las fuentes de materia prima empleadas en las investigaciones en biotecnología e ingeniería genética, dos áreas en las que Estados Unidos cuenta con importantes desarrollos.

En 2016, el Plan fue ratificado por los mandatarios Juan Manuel Santos y Barack Hussein Obama, es decir, también por el presidente electo «Joe» Biden, quien sirvió como vicepresidente de Obama durante sus dos períodos presidenciales.

En 2020, el presidente colombiano, Iván Duque, anunció la continuación de la cooperación a través del programa Colombia Crece, pero a juzgar por los comentarios del Congreso, Pérez Pirela estima que en Washington no están muy contentos con los resultados de esa alianza y con ello, se vería comprometida su ratificación.

Se busca prohibir a Duque la aspersión de glifosatos para controlar cultivos ilícitos, el método defendido por EEUU. El Senado votará próximamente una legislación en la que se proscribe esta práctica, defendida por el mandatario neogranadino, quien además debe enfrentar la oposición interna a la erradicación de cultivos de coca a través de gliofosfatos, una práctica abiertamente defendida por el actual presidente estadounidense, Donald Trump.

En este sentido, Guillermo García Realpe, presidente de la Comisión Quinta del Senado colombiano aseguró, antes de la última discusión tras la cual se someterá a votación un proyecto de Ley con el que se persigue proscribir el uso de glifosatos, que estos son ineficientes, de alto costo y afectan la salud de los campesinos y la diversidad biológica.

El senador Antonio Sanguino, por su lado, insistió en que el uso de herbicidas no era el camino para erradicar los cultivos ilícitos y pidió, en su lugar, que se cumpliera con lo estipulado en los acuerdos de paz sobre esta materia.

Como se deduce de lo anterior, desde el inicio, el Plan Colombia solamente procuró el beneficio estadounidense y el vecino país fue tenido, en el mejor caso, como base de operaciones o fuente de materias primas para el país del Norte, por lo que es difícil concluir que fracasó en los objetivos que se planteó alcanzar.

¿Se vengará Biden de Duque por hacer campaña en favor de Trump?

A lo anterior se suma que Iván Duque y su partido, el Centro Democrático apoyaron descaradamente a Trump durante su campaña por la reelección, al punto de permitirle que inmiscuyera asuntos de la política interior colombiana –al vincular a Petro con Biden– para obtener votos latinos en Florida.

En su momento, el senador Gustavo Petro le recordó a Trump que sus aliados se habían empoderado gracias al narcotráfico y habían generado un verdadero genocidio interno, mientras que el expresidente Juan Manuel Santos denunció que funcionarios de Duque se habían contactado con miembros del equipo de campaña de Trump.

La grave denuncia de Santos se compadece con una similar que hiciera Mark Feierstein, exasesor de seguridad de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental durante administración Obama, quien aseveró que había visto a oficiales colombianos intervenir en la campaña de Trump, e indicó que esto constituiría un grave error para Colombia.

No obstante, Pérez Pirela resaltó que lo antes dicho no debería inducir a pensar que Biden desechará el Plan, pues fue uno de sus continuadores en su gestión como vicepresidente y siempre ha respaldado a los oligarcas colombianos.

Aún así, históricamente, el Partido Demócrata ha sido más crítico con Colombia que su par Republicano, pues mostraron reservas respecto del Tratado de Libre Comercio suscrito entre Washington y Bogotá, alegando que no se garantizaba protección a sus trabajadores.

También han expresado preocupación por la situación de los derechos humanos en ese país, han criticado la presunta participación de Colombia en las elecciones de noviembre y han indicado que, de comprobarse el hecho, habría consecuencias, pues constituye un delito desde el punto de vista del Derecho Internacional.

Por su parte, desde el triunfo de Biden, Duque dijo que aspiraba llevar una relación bipartidista con los Estados Unidos y, además, quiso desvirtuar lo que llamó «ataques de participación electoral», cuando se acusó a miembros de su partido de formar parte de la campaña de Trump en Florida.

Para concluir, Pérez Pirela comentó que si bien es muy probable que Biden tome represalias contra Duque, lo hará atendiendo a las formas y sin los alardes que habrían caracterizado la actuación de Trump en una situación semejante.

Libro del día

De la narradora venezolana Teresa de la Parra, su novela «Ifigenia», editada por Monteávila.

(LaIguana.TV)