El estado de las cosas, este lunes en la tarde, no es homogéneo. Hay quienes celebran y celebran sin darle tantas vueltas a la jornada del domingo y quienes aún esperan detalles para pronunciarse públicamente. Hay también analistas tempraneros de la abstención y los que critican, a partir de los primeros resultados, campañas que estuvieron, y siguen, dirigidas a destruirse entre aliados históricos.

Más allá de los números finales que, en las próximas horas, nos dirán cómo quedó finalmente integrada la Asamblea Nacional, desde ya podemos apreciar algunas lecciones que vale la pena recordar luego de las elecciones legislativas. Veamos.

La atomización electoral no funciona

Si algo queda claro de estas elecciones legislativas es que la política electoral no solo es un ejercicio de estrategias de campañas sino también, y ante todo, un ejercicio de matemáticas electorales.

Más allá de las preferencias de los electores, la realidad indica que los votos de los partidos que no fueron parte de fuertes alianzas electorales quedaron atomizados con pocas posibilidades de resultados concretos.

Ya lo habíamos advertido en julio pasado.  Venezuela tiene un sistema mayoritario por el que la posibilidad de acceder a los cargos de diputados nominales y por lista solo es posible si los partidos en competencia reúnen una cantidad de votos tal que los acerque a los resultados de la organización que obtenga la mayoría. De allí la importancia de alianzas electorales eficientes que sumen a una misma candidatura.

Ciertamente no se conoce si los partidos hicieron modificaciones a sus candidaturas en el lapso que venció, para el caso de las listas, el pasado 26 de noviembre. Si el MAS y Soluciones por Venezuela no lo hicieron, por ejemplo, sus votos quedaron diluidos en un grupo de otros 12 partidos, llamados los otros, de acuerdo con el primer boletín oficial de la madrugada.

Tampoco se trata de cualquier alianza electoral. Por ejemplo, la Alianza Democrática -compuesta por AD, Avanzada Progresista, Copei, El Cambio, Movimiento Ciudadanos y Cambiemos- logró el segundo lugar en los resultados. Pero, hasta la tarde de este lunes, su votación representaba apenas el 26% de los 4,2 millones obtenidos por la alianza chavista Gran Polo Patriótico. En una adjudicación de los cargos por lista, esta diferencia dificulta sus posibilidades de obtener un número significativo de cargos.

De hecho, según el segundo boletín del CNE de este lunes, la Alianza Democrática tiene siete de los 48 cargos por la lista de adjudicación nacional, frente a los 36 que ya logró el Gran Polo Patriótico.

Para después quedará qué hubiera pasado si la mayoría de los partidos de la oposición que participaron en la contienda se hubieran puesto de acuerdo para ir en una única alianza, con lo que habrían podido sumar, en principio, más de 1,6 millones de votos.

A veces, perdiendo se gana

Aunque las pasiones de campaña aun se mantienen vivas este lunes, la realidad es que muchas de las organizaciones que perdieron, ya sea porque no ganaron ninguna curul o su representación en la nueva Asamblea Nacional será pequeña en relación con la del Gran Polo Patriótico, tienen frente a sí una ganancia política.

En un espacio como la Asamblea Nacional no se trata tan solo –aunque sea primordial- de ganar la mayoría, sino también de tener espacio propio en el foro político por excelencia del país, capitalizar esa oportunidad y convertirse en una referencia real de la dinámica del país.

En especial ahora, cuando estas elecciones permitieron la recomposición de este poder público, secuestrado por factores extremistas, liderados por Estados Unidos, que lograron desinstitucionarlo y convertirlo en mero instrumento de los planes para derrocar al presidente Maduro.

Este es el caso del Partido Comunista de Venezuela (PCV) que logró mantener el mismo nivel de votación de los últimos procesos electorales. Independientemente de los resultados finales, esta organización ya ganó un diputado por la lista de adjudicación nacional, siendo la primera vez en los últimos 20 años que llega a la Asamblea Nacional sin la alianza del Polo Patriótico. Esta circunstancia le otorga, a esta organización que se declara aliada del proceso revolucionario, una vocería propia que ahora deberá reflejar también a los movimientos políticos que se nuclearon en torno a su tarjeta.

La abstención no tiene resultados concretos

Desde hace 24 horas, sobran los análisis para explicar la importancia o no de la baja participación en las elecciones del domingo. Aquí solo recordaremos lo dicho hace dos semanas.

Interpretar las cifras de abstención no es fácil, pues las causas por las que un elector o grupo de electores no ejerce su derecho al sufragio son múltiples y concurren simultáneamente.

Así que otorgarle a la baja participación alguna de las muchas causas que pueden provocarla es un reto para la racionalidad política pues ¿cómo puede medirse cuantitativamente?

Lo objetivo es que la de ayer no fue la más baja participación en unas elecciones legislativas, pues la del año 2005 fue más baja, aunque las circunstancias históricas eran totalmente distintas.

Además, en Venezuela, la abstención no tiene efecto jurídico alguno, pues la Constitución no prevé niveles mínimos de participación, excepción hecha del referendo revocatorio. Ello quiere decir que, independientemente de las razones que pudieran estar concurriendo para que un número de electores no haya acudido a votar, la realidad es que la Asamblea Nacional está siendo integrada gracias a la voluntad de quienes sí asistieron, mientras que nuevos actores políticos participarán de la recomposición de este foro.

No votar también es una forma de participación. Esto quiere decir que a los actores políticos corresponde, por obligación, escuchar las múltiples voces que desde distintos sectores exponen causas sociales, económicas y políticas que explican, en parte, lo sucedido ayer. Poner atención a ello también deberá ser una tarea de la nueva Asamblea Nacional. 

A los enemigos no les interesa nuestra democracia

La más importante lección para el país es que al gobierno estadounidense, con sus países aliados y operadores locales, no le interesa ninguna salida democrática a la crisis venezolana.

Luego de una campaña sostenida de desconocimiento y boicot al proceso electoral, estos sectores extremistas intentan acallar las repercusiones de sus resultados. Precisamente este lunes iniciaron la acción mediática, denominada “consulta”, con la que intentarán la continuación de sus planes conspirativos.

Como si la voluntad de cerca de 6,2 millones de venezolanos no tuviera importancia alguna, la derecha nacional e internacional intenta pisotear unos resultados que, en menos de 24 horas, ya tiene una expresión concreta en la adjudicación de la casi totalidad de la Asamblea Nacional.

Esta actitud no es gratuita. Con las elecciones de este domingo, acaba la falsa “legalidad” de la que se había revestido el plan conspirativo, al usar para ello, la Asamblea Nacional. Y se retoma también la institucionalidad del Poder Legislativo. No es cualquier cosa.

(Taynem Hernández / LaIguana.TV)