Las autoridades chinas tienen previsto poner en marcha un proyecto para controlar artificialmente el clima en el 56% del territorio del país para el año 2025. Un experto aseguró a Sputnik que este tipo de interferencias en la naturaleza no son peligrosas. 

China lanzó su propio programa de control del clima en los años 60. Uno de los ejemplos más destacados se llevó a cabo en Beijing en el período previo a los Juegos Olímpicos de 2008. Entonces fue posible inducir artificialmente la lluvia para limpiar el cielo de smog.

Asimismo, las reuniones políticas clave celebradas en la capital china son famosas por disfrutar de hermosos cielos despejados, gracias tanto a la modificación del clima como al cierre de las fábricas cercanas.

El programa de China está dirigido a aumentar los rendimientos y responder más rápidamente a los desastres naturales. En enero de 2019, los medios de comunicación estatales informaron de que las tácticas de siembra de nubes en la región occidental de Xinjiang evitaron el 70% de los daños por granizo.

¿Cómo se ejerce el control climático?

La gestión del clima utiliza la tecnología llamada «siembra de nubes», que consiste en rociar yoduro de plata en las nubes.

«Las nubes son un producto de la condensación de las gotas de agua en la atmósfera. Cuando el contenido de agua de las nubes alcanza las condiciones adecuadas, es necesario pulverizar yoduro de plata para hacer que estas gotas se cristalicen y aumenten la cantidad de precipitación. Para ello se utiliza un proyectil especial, un núcleo que vuela hasta la nube, se rompe allí y rocía el reactivo», explicó a Sputnik Chen Ying, investigador del Instituto de Ecología de la Civilización de la Academia China de Ciencias Sociales.

El experto aseguró que la siembra de nubes no afecta el clima global y calificó de provocación las denuncias de que el programa de China dañará el clima mundial.

«El cambio climático artificial ocurre muy rápidamente y muy localmente, es una operación puntual. No afecta al clima global. Sin embargo, hay personas en el mundo que piensan que China tiene una tecnología de gestión de la lluvia artificial que puede afectar al clima mundial, y que China ciertamente lo hará. Esta opinión es una tontería e incluso una provocación contra China», aseguró el profesor.

Según Business Insider, en junio de 2016 China asignó 30 millones de dólares para desarrollar el proyecto de gestión del clima. Un año más tarde, se asignaron otros 168 millones de dólares para el suministro de equipos: se compraron cuatro aviones y 897 lanzacohetes para la fumigación.

La preocupación de los vecinos

El área total de operación de la lluvia artificial alcanzará más de 5,5 millones de kilómetros cuadrados, y para la supresión del granizo debe ir más allá de los 580.000 kilómetros cuadrados, según los datos oficiales.

La expansión del área del control climático les preocupa a los expertos de la India, que advierten de la posibilidad de controlar la lluvia y la nieve como un arma. Además, la agricultura del país depende en gran medida del monzón, que ya se ha interrumpido y se ha vuelto menos previsible como resultado del cambio climático. 

Sin embargo, el experto chino piensa que este tipo de declaraciones son una provocación, ya que la escala y las características de la tecnología simplemente no le permiten hacer eso.

«Provocar artificialmente la lluvia es una operación muy local. No puede afectar a ningún otro país. Sólo es posible si se hace algo así a lo largo de la propia frontera. Pero aún así, estas operaciones son tan locales que no pueden dañar a los vecinos», aseguró Chen Ying.

Proyectos de geoingeniería más ambiciosos 

Como se ha señalado en el Consejo de Estado del país, para 2035 el proyecto se encontrará ya en un nivel bastante avanzado y contribuirá a mitigar los efectos de los desastres naturales como la sequía y el granizo, así como a combatir los incendios forestales.

Algunos expertos vaticinan que el éxito en la modificación del clima podría llevar a China a adoptar proyectos de geoingeniería más ambiciosos, sobre todo porque el país sufre los efectos del cambio climático. Por ejemplo, se trata de control de la radiación solar (SRM), que, en teoría, reflejará localmente la luz solar para revertir el calentamiento global.

«La geoingeniería tiene una tecnología que aún no se ha implementado. Consiste en rociar materiales reflectantes de la luz en la estratosfera a una altitud de 10.000 metros para enfriar la Tierra», señaló el experto, al agregar que esta tecnología consiste en crear eventos climáticos artificiales.

Según su opinión, la implementación del yoduro de plata para aumentar la precipitación y el control de la luz solar son «dos conceptos completamente diferentes».

Asimismo, manifestó que la investigación china sobre la gestión de la radiación solar está en una etapa preliminar: la modelización informática.

«En la actualidad, ningún país del mundo está autorizado a realizar tales experimentos a gran escala. Esta tecnología es muy controvertida», finalizó.

(Sputnik)