La Corte Suprema de Estados Unidos infligió el martes 8 de diciembre un revés al presidente Donald Trump al negarse a aceptar una apelación formulada por sus aliados para bloquear la certificación de resultados electorales en Pensilvania, clave para el triunfo del demócrata Joe Biden.
La máxima instancia judicial estadounidense, en la cual tres de nueve magistrados fueron designados por Trump, no explicó los motivos de su decisión, la primera desde que el mandatario republicano lanzó una batalla judicial para cuestionar su derrota en las elecciones del 3 de noviembre.
Más de un mes después de las elecciones del 3 de noviembre, el presidente republicano aún se niega a reconocer su derrota frene a Biden, declarándose víctima de un «fraude masivo» sin presentar pruebas convincentes.
Con la ayuda de sus aliados, ha presentado demandas en varios estados cruciales para el desenlace de la contienda electoral, pero casi todas ya han sido desestimadas por los tribunales.
Luego de su rechazo por parte de la Corte Suprema estatal, los demandantes acudieron urgentemente a la Corte Suprema de Estados Unidos para pedirle que detenga todos los procesos electorales mientras exponen sus argumentos.
Al oponerse a admitirlos, los nueve jueces de la Corte ponen fin a este procedimiento y dan a entender que no pretenden involucrarse en disputas poselectorales.
Trump, sin embargo, esperaba que el máximo tribunal, que durante su gobierno reorganizó profundamente, interviniera a su favor. El día después de las elecciones, había dicho que llevaría sus reclamos ante la Corte Suprema.
Texas, gobernado por los republicanos, presentó este martes otro recurso ante el máximo tribunal del país para buscar la invalidación de los resultados electorales en cuatro estados clave, pero según los expertos no tiene posibilidades de prosperar.
(AFP)