Este miércoles 16 de diciembre, el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela reflexionó en Desde Donde Sea acerca de los desafíos que enfrenta el gobierno progresista de Argentina encabezado por el presidente Alberto Fernández, al asumir la presidencia pro tempore del Mercado Común del Sur (Mercosur), mecanismo de integración regional sobre el cual ofreció una aproximación en términos de su génesis y objetivos. 
 
La deuda histórica de la integración suramericana
 
En su opinión, la integración de los países suramericanos es una deuda que ha de ser saldada con urgencia, pues se trata del único «seguro de vida» con el que cuentan para afrontar con seguridad y esperanza los desafíos del siglo XXI.
 
Empero, subrayó que históricamente ha resultado muy difícil para estas naciones comprender y asumir lo que, en alguna medida, nos legaron próceres como Francisco de Miranda y Simón Bolívar en los siglos XVII y XIX, quienes entendieron que las nacientes repúblicas liberadas del yugo español, solamente podrían conjurar las amenazas que desde Europa y desde el norte del continente se empezaban a vislumbrar si hacían frente común. 
 
El siglo XX suramericano, relató el experto, fue particularmente duro en la materia, pues en cumplimiento de la advertencia bolivariana, Estados Unidos se encargó de plagar de miserias a los países de América del Sur en nombre de la libertad y la democracia, y se encargó de fragmentar todavía más las Repúblicas en las que quedó dividida la región tras las guerras de independencia.
 
El cambio habría de llegar en los albores del siglo XXI, cuando una pléyade de gobernantes progresistas –Hugo Chávez, Luiz Inácio «Lula» Da Silva, Evo Morales, José «Pepe» Mujica, Fernando Lugo, Rafael Correa y Néstor Kirchner, más el apoyo del gobierno cubano, que resistió heroicamente el avance del neoliberalismo durante la década de 1990–, apostó seriamente por la integración regional y puso en marcha variadas experiencias.
 
Así, explicó, surgieron la Celac, Unasur, Petrocaribe, Petrosur, el ALBA-TCP y hasta la cadena multiestatal teleSUR, que en poco tiempo trajeron beneficios tangibles para los habitantes más pobres de la región y también para los países más pequeños. 
 
En su mejor momento, incluso se impulsó la creación de una moneda –el Sucre– y un banco comunes, mas estas iniciativas no lograron concretarse, apuntó el analista. 
 
El Mercado Común del Sur (Mercosur), cuya existencia es anterior a esta ola integracionista, pareció sumarse a esta nueva lógica de cooperación regional, incorporando en su seno a países como Venezuela, pero tras el fin del llamado ciclo progresista y el arribo de gobernantes derechistas como Mauricio Macri en Argentina o Jair Bolsonaro en Brasil, se demostró que esta alianza era más frágil de lo que inicialmente se pensó.
 
Pérez Pirela explicó que paralelamente «se dio un proceso voluntario, alevoso, de desintegración, alentado por los Estados Unidos», en el que países como Colombia, Argentina, Chile, Ecuador o Brasil, se encargaron de desmantelar los esquemas de cooperación regional avanzados durante la década previa, para dar paso a nuevas creaciones –siempre en papel– teleguiadas desde la Casa Blanca. 
 
El ABC del Mercosur
 
A fin de ofrecer más contexto a la audiencia, Miguel Ángel Pérez Pirela aportó algunos datos que permiten comprender el origen, objetivos y alcances del Mercosur, que cumplirá 30 años el venidero 26 de marzo.
 
En primera instancia, precisó que este bloque, que nació en plena década neoliberal, abarca a casi 300 millones de personas y ha tenido que sobreponerse a los antagonismos de los gobiernos de turno entre los Estados miembro y como en el caso de la Unión Europea, se trata de una alianza fundamentalmente económica, antes que política. 
 
Sintéticamente, desde su punto de vista, puede decirse que el Mercosur se define como una unión económica, aduanera, en el que las decisiones se toman con el concurso de todos los países miembros, con la que se pretendía impactar la vida de la región, al alcanzar pactos comerciales trascendentes.
 
El mecanismo de integración, cuyo inicio se marca con la firma del Tratado de Asunción, el 26 de marzo de 1991, tiene su sede en Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay, e inicialmente estaba compuesto por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, aunque el 4 de julio de 2006 se suscribió el protocolo de adhesión de la República Bolivariana de Venezuela al bloque.  
 
En años recientes, el Mercosur, en opinión de Pérez Pirela, se ha alejado del respeto a sus principios fundamentales, entre los que destacan la democracia, el pluralismo ideológico, el respeto a los derechos humanos, la defensa del medio ambiente y la equidad entre las naciones y justo a partir de eso es que puede comprenderse la enorme injusticia que se cometió en contra de los venezolanos cuando se suspendió a Venezuela del bloque por razones políticas. 
 
Por otro lado, el Mercosur se planteó como objetivos el permitir la libre circulación de mercancías, el establecimiento de arancel externo común, la adopción de una política comercial común, la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales, así como la armonización de las legislaciones y si bien muchos de sus propósitos no se han alcanzado en la práctica, se trata del mecanismo de integración regional más importante, después de la Unión Europea  y del mayor productor de alimentos del mundo, puntualizó. 
 
En esta caso, explicó, no se puede hablar de un mercado común, sino de una zona de libre comercio o de una unión aduanera imperfecta e incompleta. Esto se debe a que la liberalización del comercio no es plena, puesto que existen muchas excepciones a los aranceles comunes y los Estados miembros pueden modificar semestralmente las listas de excepciones, retirando o añadiendo mercancías según sus intereses.
 
No obstante, pese a las limitaciones antes señaladas, es innegable que el Mercosur es paradigmático, razón por la cual fungió de modelo para otras iniciativas de integración, como la Unasur, la Celac y el ALBA-TCP. 
 
Los desafíos de Alberto Fernández al frente del Mercosur
 
Durante los próximos seis meses, el gobierno progresista de Alberto Fernández (Argentina) ejercerá la presidencia pro tempore del Mercosur, pero, como acotó el también director de LaIguana.TV, lo hará enfrentado a los gobiernos neoliberales de Brasil, Uruguay y Paraguay.
 
Desde el arribo de Fernández, se han intensificado las fricciones en el seno del bloque regional, toda vez que el mandatario argentino se negó a suscribir un tratado de libre comercio con Corea del Sur impulsado por Bolsonaro y respaldado por el resto, lo que supuso que la iniciativa no pudiera concretarse, toda vez que para la firma de esta clase de acuerdos se requiere el apoyo de todos los países miembros, apuntó el experto. 
 
El presidente de Argentina anunció que durante su ejercicio Impulsará la incorporación plena de Bolivia en el bloque, un trámite en proceso desde 2013 y que, en opinión de Miguel Ángel Pérez Pirela, representaría una jugada política orientada a balancear los precarios equilibrios políticos en el bloque.
 
A su cargo también estará la conmemoración de los 30 años del mecanismo, cuya existencia ha estado sujeta a los vaivenes ideológicos de los gobiernos de los Estados miembros. 
 
Alberto Fernández asumió la presidencia pro tempore tras la reunión virtual que sostuvieran los cuatro mandatarios de los países este martes. El mes pasado, el mandatario argentino viajó a Montevideo para reunirse con su homólogo Luis Lacalle Pou y sostuvo un encuentro virtual con Jair Bolsonaro, el primero desde que Fernández arribara a la Casa Rosada.   
 
El comunicador recordó que los antagonismos entre Brasil y Argentina llegaron a su punto más álgido el pasado año, cuando Bolsonaro hizo campaña en contra de Fernández en favor de Macri y tras su triunfo, lo descalificó públicamente por socorrer al depuesto mandatario boliviano, Evo Morales, al tiempo que respaldaba al gobierno de facto de Jeanine Áñez. 
 
Según las pesquisas realizadas por el equipo de investigación de Desde Donde Sea, se trata de la primera vez que los presidentes de los países con más peso económico dentro del bloque –Brasil y Argentina–, tienen posturas ideológicas tan antagónicas.
 
Las deudas políticas de Mercosur: ¿Qué hará Alberto Fernández?
 
Pérez Pirela considera que en la última Cumbre del Mercosur, se demostró la soledad de Argentina frente a una mayoría de gobiernos conservadores en la región y que por ello vale la pena preguntarse cómo lidiará Fernández con eso.
 
Un primer indicio, insistió, consiste en garantizar el ingreso pleno de Bolivia, ahora encabezada por un gobernante de izquierda, al mecanismo de integración, tras una prolongada espera. 
 
A ese respecto, explicó que para que un Estado pueda pertenecer al bloque, su incorporación debe ser ratificada por los congresos de los cuatro países que en este momento lo conforman y en el caso de Bolivia, falta el respaldo del congreso brasileño, afín a Bolsonaro. 
 
Si se concretara el ingreso de Bolivia, el analista venezolano estima que este país y Argentina representarían un polo progresista, capaz de hacer frente al conservadurismo de los gobiernos de Brasil, Paraguay y Uruguay. 
 
Desde su punto de vista, este balance es importante, porque se estima que tanto Fernández como Bolsonaro permanezcan en sus cargos hasta 2023 por lo menos. 
 
Otro de los puntos álgidos a los que seguramente deberá enfrentarse el argentino, es a la situación de Venezuela en el bloque, pues aunque es miembro pleno, fue suspendido en 2017 tras una maniobra en contra del presidente Nicolás Maduro avanzada por el expresidente Mauricio Macri, a instancias de los Estados Unidos.
 
Fernández ha evitado respaldar abiertamente a Maduro, pese a las críticas del ala más progresista de su propio gobierno, aunque también ha subrayado la necesidad de que la crisis política en Venezuela se resuelva a través de una salida política y democrática, libre de la injerencia extranjera y se negó a sumarse a las voces que en la región denostaron los resultados de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.
 
Pérez Pirela comentó, asimismo, que desde 2000, Mercosur intenta negociar un tratado de libre comercio con la Unión Europea y si bien la iniciativa no ha logrado cuajar, el canciller argentino, Felipe Solá, resaltó que se trataba de «una oportunidad», de cara a la recuperación económica en el escenario postpandémico.
 
Empero, en el criterio del comunicador criollo, si Fernández decide seguir a Bolsonaro en la aventura de los tratados de libre comercio, esto no beneficiará en nada a la industria argentina –cuya reactivación prometió en su campaña presidencial–, pues se verá sobrepasada rápidamente por la gran cantidad de mercancía barata extranjera contra la cual no podrá competir. 
 
Ya en mayo, refirió, Mercosur se tambaleó porque Argentina solicitó la congelación de tratados comerciales con Corea del Sur, Canadá e India, aduciendo que debía aclararse el panorama económico en la pandemia. El resto condenó la negativa de Fernández y él respondió haciendo amagos de abandonar el mecanismo. 
 
El ALBA-TCP: el mecanismo de integración del que nadie habla
 
Miguel Ángel Pérez Pirela estimó importante destacar que además del Mercosur, en la región hay otros mecanismos de integración que están activos y produciendo resultados concretos, aunque ello no sea reseñado prácticamente en ningún medio de comunicación, como ocurre con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). 
 
Este bloque regional fue fundado en 2006 por los comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro y actualmente lo conforman: Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves. 
 
En la última reunión virtual entre jefes de Estado y representantes de los países miembros, que tuvo lugar el pasado 14 de diciembre, se subrayó la necesidad de fortalecer la Celac como mecanismo genuino de integración regional sin la interferencia estadounidense.
 
También se felicitó la victoria de Luis Arce y la reincorporación de Bolivia como miembro pleno del bloque, se saludaron los resultados electorales en los comicios parlamentarios de Venezuela y San Cristóbal y Nieves y se rechazó la aplicación de medidas coercitivas unilaterales por parte de Estados Unidos y la Unión Europea en contra de Venezuela, por considerar que «representan un castigo colectivo al pueblo venezolano». 
 
Pérez Pirela estima que en Mercosur está pendiente la resolución de asuntos de extrema importancia para el futuro de la integración regional, como la entrada de Bolivia y el destino de Venezuela dentro del mecanismo, así como el devenir de la Celac, puesto que los gobiernos que lograron esos avances no tomaron en consideración que un cambio en la correlación de fuerzas entre los gobiernos podría comprometer la supervivencia de esos mecanismos, cosa que efectivamente acabó por suceder. 
 
Así las cosas, el desafío, en su opinión consistiría en que, por una parte, los Estados están obligados a defender y aupar su soberanía, por otra, se impone la creación de espacios latinoamericanos soberanos para hacer frente a las amenazas de las potencias. 
 
En ese sentido, los gobiernos izquierdistas y progresistas de la región podrían crear los fundamentos para retomar los procesos de integración que quedaron suspendidos, tras el arribo de gobiernos derechistas, como es el caso de la Celac, la Unasur, Petrosur o Petrocaribe, cuyas fortalezas y oportunidades ya se mostraron previamente. 
 
Por ello, insistió en que la supervivencia de las naciones suramericanas depende de la integración, toda vez que los Estados Unidos ha aplicado sobre América Latina y sobre África la máxima romana: «divide y vencerás» y en nuestro continente disponen de aliados como Iván Duque y Jair Bolsonaro, que están más interesados en seguir viendo al Norte que en integrarnos para resolver nuestros problemas. 
 
Para concluir, recordó que la historia reciente demuestra que mecanismos de integración soberanos, lograron detener incluso intentos de golpes de Estado en contra de mandatarios como Evo Morales o Rafael Correa, sin necesidad de apelar a instituciones como la Organización de Estados Americanos, cuya agenda es absolutamente controlada por Washington. 
 
Libro del día
 
«Tania, la guerrillera y la epopeya suramericana del Che», de la autoría de Ulises Estrada, publicado por Ocean Sur.
 

 

(LaIguana.TV)