El jefe del Estado argentino, Alberto Fernández, acaba de asumir la presidencia pro témpore del Mercado Común del Sur (Mercosur), un hecho que podría ayudar al proceso de revitalización de la integración suramericana y latinoamericana en general, ello a pesar de que lo hará en franca minoría ideológica: los otros tres presidentes del bloque, Jair Bolsonaro, Mario Abdo Benítez y Luis La Calle Pou, son de la derecha neoliberal. 

El análisis fue desarrollado por el doctor en Filosofía y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela, en su programa diario Desde Donde Sea, en una emisión en la que también dedicó parte del tiempo a la actividad que ha desarrollado en los últimos días la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). 

“La integración es un tema capital para Latinoamérica y mucho más en estos tiempos de coronavirus. El seguro de vida de los latinoamericanos para afrontar el siglo XXI es la integración. Nos ha sido difícil entender lo que nuestros próceres avanzaron en teoría, pero también en hechos: Miranda, con la Colombeia; Bolívar con la Gran Colombia. Ellos estaban claros. A lo largo del siglo XX, Estados Unidos se encargó de fracturar más y más esos sueños unitarios. El comienzo del siglo XXI significó el inicio de interesantísimos proyectos de integración, con beneficios para los países más pequeños y los sectores pobres de los pueblos. Mercosur parecía inscribirse en esta ola integracionista. Pero los gobiernos neoliberales que llegaron luego al poder han impulsado un proceso contrario, de desintegración, guiados por la política de divide y reinarás de EEUU”, expresó el presentador en la introducción del programa. 

Fernández en Mercosur

Pérez Pirela consignó las novedades relativas a Mercosur, leyendo las noticias del día. La principal es que el presidente de Argentina, Alberto Fernández, asumió la presidencia pro témpore, durante seis meses, un periodo en el que impulsará la incorporación definitiva de Bolivia y la conmemoración del 30 aniversario del nacimiento de un bloque regional que ha estado marcado por los vaivenes ideológicos de los gobiernos de cada uno de los países miembros. 

Destacó que Fernández estará en minoría desde el punto de vista de su enfoque político, pues es el único presidente progresista de un grupo que se completa con los conservadores Bolsonaro (Brasil); Abdo Benítez (Paraguay) y Lacalle Pou (Uruguay). Los cuatro jefes de Estado se reunieron de manera virtual después de las sesiones que el martes mantuvieron sus respectivos cancilleres también de forma remota. 

Narraron los despachos informativos que con miras a su liderazgo provisorio, el mes pasado Fernández viajó a Uruguay para entrevistarse con Lacalle Pou y luego realizó una videoconferencia con Bolsonaro. Fue la primera vez, después de casi un año de gobierno, que dialogó con sus colegas. En el caso del uruguayo, las diferencias ideológicas no han marcado tanto la relación bilateral, pero sí con Bolsonaro, quien hizo campaña en contra de Fernández, y estando ya ambos en los gobiernos de los dos países más grandes del Mercosur, continuó con sus descalificaciones personales y diferencias políticas, en especial en el caso de Bolivia, ya que mientras el gobierno argentino auxiliaba al depuesto expresidente Evo Morales, el brasileño respaldaba la dictadura de Jeanine Áñez. 

Comentó el moderador que en los años 90, cuando estaba recién fundado, el Mercosur iba en bajada porque todos los gobiernos eran neoliberales. Luego, durante un tiempo, todos fueron de corte progresista. Esta es la primera vez que los presidentes tienen grandes diferencias ideológicas.  

“Argentina está sola ante estos tres gobiernos. ¿Cómo lidiará con ellos? Una primera acción es tratar de hacer entrar como miembro pleno al gobierno de Bolivia, encabezado por el economista Luis Arce. Se espera que concluya la postergada incorporación de Bolivia como miembro con derechos plenos, un proceso que comenzó en 2013 y que sigue pendiente debido a que debía ser ratificado por los congresos de los cuatro países que integran el bloque. Todavía falta el aval del parlamento brasileño”, explicó. 

Si Fernández logra este objetivo, Argentina y Bolivia representarían el progresismo frente al conservadurismo de los otros tres gobiernos.

¿Y Venezuela?

Mientras la incorporación de Bolivia es un propósito claro de Fernández, el presidente argentino no ha dado señales es en el caso de Venezuela, país que ya era miembro con derechos plenos pero que fue suspendido en 2017, cuando Macri encabezó una embestida contra el gobierno de Nicolás Maduro, refirió el presentador. 

Uno de los reportajes sobre el tema indica que a pesar de las críticas de su propio partido, Fernández se ha negado a respaldar abiertamente al mandatario venezolano, aunque tampoco se suma a la permanente condena del resto de los gobiernos de derecha de la región y sigue apostando por una salida política a la crisis que padece el país caribeño, pero sin ningún tipo de intervencionismo extranjero. Por ejemplo, la semana pasada se negó a sumarse al coro de voces opositoras al chavismo que, a nivel internacional, denostaron los resultados de las elecciones parlamentarias.  

“La injusticia que se cometió con nosotros, bajo la presión de EEUU, no tiene nombre”, opinó Pérez Pirela. 

Recuento histórico

Para darle contexto histórico al tema, ofreció datos sobre la génesis y desarrollo del Mercosur, mecanismo que arribará a sus 30 años en 2021, ya que nació en pleno auge neoliberal, en 1991, cuando Brasil y Argentina tenían una luna de miel capitalista. Abarca un mercado de 300 millones de personas y ha tenido que sobreponerse a diferencias e incompatibilidades ideológicas de los gobiernos de turno. Su sede está ubicada en Montevideo. 

En términos de peso económico, Brasil acapara 70% y Argentina, 20%. Uruguay y Paraguay son economías mucho más pequeñas. 

El Mercosur es una unión económica y solo puede aprobar decisiones por unanimidad. Es fundamentalmente una unión aduanera considerada uno de los pactos comerciales más efectivos de la región de América Latina y el Caribe por su trascendencia e impacto en la vida económica de la zona. Es el más importante acuerdo de integración a escala mundial, después de la UE y también el mayor productor de alimentos en el mundo. 

Pérez Pirela hizo un paralelismo con la Unión Europea, un ente que tenía objetivos meramente económicos en sus orígenes y luego se convirtió en una unión política que sigue siendo muy frágil, tal como lo demostró la pandemia. Ha quedado claro que no están tan unidos, salvo cuando se trata de bombardear Libia o bloquear a Venezuela. Incluso, internamente, grandes sectores serían partidarios de abandonarla. Organismos como el Parlamento Europeo, son rechazados por la mayoría de los ciudadanos europeos”. 

Volviendo al recuento, precisó que el 26 de marzo de 1991, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay suscribieron el Tratado de Asunción con el objeto de crear el Mercosur. 

Subrayó que el 4 de julio de 2006 se suscribió el Protocolo de Adhesión de Venezuela como miembro de pleno derecho.  

Según algunos analistas, el respeto a los principios fundacionales del Mercosur ha ido perdiéndose en los últimos años: democracia, pluralismo, defensa de libertades fundamentales y derechos humanos, protección del medio ambiente y equidad entre naciones. 

Enunció los objetivos declarados por Mercosur en sus documentos oficiales: 

  • Libre circulación de bienes, servicios y factores productivos 
  • Establecimiento de un arancel externo común 
  • Adopción de una política comercial común 
  • Coordinación de políticas macroeconómicas  
  • Armonización de las legislaciones 

Muchos de los propósitos no se han logrado en la práctica por eso todavía no es mercado común, sino una zona de libre comercio y una unión aduanera muy imperfecta e incompleta. La liberalización del comercio aún no es plena. Existe un arancel externo común para muchas mercaderías, hay numerosas excepciones y los Estados-parte tienen la facultad de elaborar una lista de bienes exceptuados de dicho arancel, que se puede modificar semestralmente. 

Aun así sirvió de ejemplo para el surgimiento de otras alianzas regionales como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que han trabajado sobre las bases del Mercosur. También mecanismos muy activos en los últimos días como ALBA-TCP.

Recordó que, en mayo, Mercosur vivió una crisis dura que lo hizo tambalear, porque Argentina había pedido la congelación de tratados comerciales con Corea del Sur, Canadá e India hasta que se aclare el panorama global, en el contexto de la pandemia. Los otros tres miembros no lo respaldaron, por lo que Fernández amagó con retirarse del bloque, asegurando que sin unidad el Mercosur no tiene sentido.  

Fernández también prometió reactivar la negociación de un acuerdo con la Unión Europea que ha enfrentado muchos tropiezos a lo largo de casi dos décadas. 

Gran actividad en ALBA-TCP

Al tratar la temática de la integración, Pérez Pirela quiso resaltar el papel de ALBA-TCP señalando que es uno de esos mecanismos que no tiene apoyo mediático, por lo que sus actividades es como si no existieran.  

La Cumbre XVIII de ALBA-TCP se celebró el lunes de manera virtual ante el escenario de la pandemia de la COVID-19. 

En su declaración final, los países de este mecanismo alternativo de integración resaltaron «la necesidad de fortalecer la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como mecanismo genuino de concertación política y regional, basado en el principio de unidad en la diversidad” y reconocieron la labor de la presidencia pro témpore de México para revitalizar nuestra Comunidad con el compromiso de continuar apoyando su gestión”.  

La cumbre felicitó al gobierno de Bolivia por la victoria del presidente Luis Arce Catacora y el vicepresidente David Choquehuanca; a los gobiernos de San Kitts y Nevis y San Vicente y las Granadinas por los resultados de las elecciones presidenciales; y al pueblo y las instituciones de la República Bolivariana de Venezuela por la jornada democrática celebrada en ocasión de las elecciones parlamentarias del pasado 06 de diciembre.

Otro importante aspecto de la declaración es el que señala que “reiteramos nuestro enérgico rechazo a la imposición de medidas coercitivas unilaterales contra la República Bolivariana de Venezuela, que violan el Derecho Internacional y las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas y representan un castigo colectivo al pueblo venezolano, ocasionando indecibles sufrimientos de forma indiscriminada a toda la población”.  

Si no nos integramos, estamos muertos

En la fase de conclusiones del análisis, Pérez Pirela enfatizó que fue un gran error de los movimientos políticos progresistas el dormirse en los laureles de los procesos de integración que ya se habían logrado, como CELAC y Unasur, sin tomar en cuenta que al llegar gobiernos de otro signo político podían retroceder, como en efecto ocurrió. 

“Tenemos que aupar los procesos de soberanía, pero al mismo tiempo trabajar en la integración regional frente a los ataques de los países del norte del mundo. Se pueden retomar, en una nueva oleada, esos procesos que quedaron cortados. No son procesos graciosos o hobbies. Si no nos integramos, estamos muertos. Los gobiernos neoliberales son los enemigos internos de esos procesos porque prefieren mirar hacia el norte y boicotear la unión latinoamericana y caribeña”. 

Rememoró que Unasur resolvió internamente de manera muy eficiente intentos de golpes de Estado en Ecuador y Bolivia. “Eso es lo que EEUU no quiere que ocurra. Washington quiere que esos asuntos se debatan en la OEA, un organismo al que contralan y es dirigido por un títere. Quieren que esa sea la instancia de encuentro para aprobar decisiones ya tomadas por ellos mismos”, dijo. 

Libro

Recomendó Tania la guerrillera y la epopeya suramericana del Che, del diplomático y periodista cubano Ulises Estrada 

(LaIguana.TV)