En el final del año 2020, Miguel Ángel Pérez Pirela quiso dejar abierta la reflexión sobre la forma como la hegemonía capitalista global no solo tergiversa los hechos noticiosos, sino también altera sustancialmente el sentido de la historia. 

Mostrando varios ejemplos de mucha actualidad, probó que los gobiernos que defienden el orden dominante se apoyan en el cine, los medios de comunicación convencionales, las redes sociales y otros recursos para imponer su visión del mundo, en la que los victimarios pasan a ser víctimas y se justifican las agresiones imperiales al ser presentadas como luchas por la libertad y los derechos humanos. 

“En este nuestra última entrega del año sobre coyuntura política, pues solo nos queda pendiente el Viernes de Filosofía, y quisimos dedicar este Desde Donde Sea al concepto de historia, que reviste una importancia trascendental, incluso metafísica para los pueblos latinoamericanos”, dijo el comunicador y doctor en Filosofía. 

“Una cosa es la historia y otra es la historiografía, una cosa es la gran historia y otra, la pequeña historia, la que según Galeano se escribe con las letras pequeñas, cual nota a pie de página. No es la historia de los grandes titulares ni la que se inculca, con sentido colonialista, en nuestras escuelas. En este programa, que hemos transmitido disciplinadamente de lunes a viernes, desde que comenzó la cuarentena por la pandemia, hemos hecho un esfuerzo por desmontar esas visiones del hegemón, hemos querido recurrir al poder de la historia de los pueblos, la historia minúscula, la historia pequeña, la historia anecdótica”. 

Se apoyó en el pensador y poeta uruguayo Eduardo Galeano, quien dijo: “Nací el 3 de setiembre de 1940 mientras Hitler devoraba media Europa y el mundo no esperaba nada bueno. Desde que era muy pequeño, tuve una gran facilidad para cometer errores. De tanto meter la pata, terminé demostrando que iba a dejar honda huella de mi paso por el mundo. No importa de dónde venga la historia, la escribo si me pica la mano”. 

Comentó que, a Galeano, las palabras que le caminaban por dentro y que él plasmaba en sus diminutas libretas describían en realidad la historia más importante, la callada, la silenciada, la de las luchas populares, la de los individuos que tejen con sus manos el devenir de las sociedades. 

“Acá nos hemos dedicado a desmontar la historia oficial. Algunas veces se nos engaña con la historia de los vencedores, sobre todo cuando esos acontecimientos de la historia son contados por el cine, antes por Hollywood y ahora por Netflix. ¿Cuántas veces se nos habla del terrible genocidio del Holocausto, y cuántas veces se nos cuenta el peor de todos los genocidios, que se dio en esta región, donde fueron diezmados los habitantes originarios y los africanos esclavizados?”.

Enfatizó que las tergiversaciones de la historia deben ser analizadas sobre todo en países como Venezuela donde hay una permanente batalla hermenéutica, interpretativa. “Las librerías están abarrotadas de libros, pero tenemos que preguntarnos por quiénes han sido escritos y publicados. Las editoriales son monopolios, forman parte de la hegemonía, solo cuentan una parte de la historia”. 

El uso del cine como instrumento para cambiar el sentido de los acontecimientos no es algo nuevo. “Antes de que los vietnamitas sacaran a los estadounidenses a patadas de su territorio ya habían sacado, también a patadas, a los franceses. Pero Francia contrató a los mejores cineastas para cambiar la historia. Ya no salieron derrotados, hambrientos y harapientos, sino rozagantes, triunfadores y bien uniformados”, explicó. 

“Hoy, en medio de estas pugnas interpretativas, hermenéuticas, históricas, ideológicas y económicas en las que estamos envueltos como sociedad, la historia la sigue escribiendo el capitalismo, aquellos que de forma hegemónica nos arrebatan nuestra soberanía, nuestra autodeterminación, nuestros recursos naturales y hasta nuestro talento humano. Lo más triste es que esa historia escrita por los hegemones y que nos la cuentan a través de las transnacionales de la industria cultural, el cine y las redes sociales, está ya ideologizada, aunque te la venden como desprovista de toda ideología”, recalcó. 

Agregó que la identidad está fundamentada en la memoria, en el recuerdo de quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. “Rescatar la historia, contar esa historia de los hijos del pueblo, como diría Galeano es una responsabilidad. Si no contamos la historia, nuestra historia, la sufrida, la de resistencia, cada día, una y otra vez, ¿quién la va a contar?”. 

“La importancia de este esfuerzo por no permitir que se distorsione la historia aumenta en la América Latina actual porque está en marcha una especie de movimiento conservador regional que se empeña en quitarnos, robarnos, invadirnos nuestros terrenos simbólicos, culturales, generando ese fenómeno de la despolitización al que nos hemos referido varias veces en las últimas semanas. El hegemón capitalista atenta contra los relatos y hechos simbólicos y tratan de fundamentar un imaginario colectivo fundamentado en los intereses del norte del mundo. Llegan a convencernos que los problemas de ellos son nuestros problemas y que los triunfos de ellos son nuestros triunfos, cuando en realidad casi todos sus triunfos han sido derrotas para nosotros”, expresó.  

Argentina: lavarle la cara a la dictadura

En su pase de revista a varios casos demostrativos de la tendencia señalada, comenzó por la Argentina en los aún muy recientes tiempos de Mauricio Macri, quien arribó al poder en 2015, con encarnando un supuesto cambio. “Macri negó las consecuencias de la dictadura cívico-militar que asoló al país suramericano entre marzo de 1976 y diciembre de 1983. Tuvo una relación nula con los organismos de derechos humanos, desestimó la lucha de las Madres de la Plaza de Mayo y llegó a poner en duda número de desaparecidos de la dictadura, que pasó de 30 mil. Esta es una postura propia de la derecha en Argentina. Varios funcionarios macristas han hecho declaraciones adhiriéndose a la Teoría de los dos demonios, que sostiene que en ese período, llamado Proceso de Reorganización Nacional, un determinado tipo de violencia se respondió con otro tipo de violencia. Esta maniobra le quita responsabilidad política y penal a los represores de la dictadura. Macri y su gobierno neoliberal contribuyeron así a reescribir la historia y a tratar de ocultar o relativizar los desmanes, los desaparecidos, torturados, asesinados y exiliados. Niegan que hubiera un plan sistemático para exterminar a una parte de la población y prácticamente suscriben lo que decía el dictador Jorge Videla: que no podemos hablar de asesinatos porque no hay cuerpos”. 

La independencia, según Duque

Pasó entonces a referir un caso de Colombia, país que ha batido todos los récords de masacres y asesinatos selectivos este año. El presidente Iván Duque dijo en 2019, hablando ante el secretario de Estado, Mike Pompeo, que los padres fundadores de EEUU ayudaron a la Independencia de Colombia hace 200 años.  

“Revisando hechos históricos sobre el rol de EEUU en la independencia de Colombia, tenemos que concluir que esa afirmación o es producto de una ignorancia supina como pocas se han visto, por parte de Duque, o se trata de otro esfuerzo por reescribir la historia suramericana mirando hacia el norte”, subrayó. 

“Lo cierto es que la gesta independentista colombiana fue liderada por el Libertador Simón Bolívar a pesar de la acción en contrario de EEUU. Los estadounidenses no solamente no ayudaron, sino que estuvieron en contra manteniendo una falsa neutralidad. El 29 de octubre de 1812, James Monroe, el secretario de Estado, afirmó que se encontraban en paz con España y que no podían dar ningún paso que comprometiera su neutralidad”.  

La postura de Monroe, por sí sola, ya echa por la borda las sandeces de Duque, pero hay muchos argumentos históricos más para refutarlas. “Ya en la Carta de Jamaica (en 1815), Bolívar lamentaba que los hermanos del norte se mantuvieran como inmóviles espectadores de la guerra independentista. El 3 de marzo de 1817, el presidente de EEUU James Madison logró que el Congreso aprobara una ley que prorrogaba su postura de neutralidad frente a la guerra entre las colonias suramericanas y España. Pese a ese compromiso, se violó la neutralidad. Corsarios estadounidenses traficaban armas y municiones para el ejército colonialista español. El 25 de mayo de 1820, Bolívar escribió: ‘Jamás conducta ha sido más infame que la de los americanos con nosotros’… Y entonces sale Duque, 200 años después a decir que fue el Capitán América o Supermán el que nos ayudó a liberarnos de España”. 

Añadió Pérez Pirela que en 1825, Bolívar le advirtió a Santander que no quería que hubiera presencia norteamericana en el Congreso de Panamá. “Pero ya sabemos lo que hizo Santander. Puede decirse, aunque suene impropio, que Bolívar ya le advertía a Santander que no permitiera bases militares gringas en territorio colombiano. Parece que la historia no ha cambiado en 200 años. Las declaraciones de Duque generaron mucho rechazo. Puede ser que nunca haya oído esta frase de Bolívar: ‘Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad’”. 

Complementó diciendo que, por el contrario, hombres como el caraqueño Francisco de Miranda ayudaron a que EEUU se liberara de Inglaterra. 

Almagro justifica invasión a Panamá

Siguió la revisión presentando la declaración de Luis Almagro, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, quien catalogó el año pasado la invasión de EEUU a Panamá en 1989 como una “cooperación para proteger los derechos humanos en ese país”.

“La verdad histórica es que entraron, a pocas horas de la Navidad, y bombardearon un país para sacar a un hombre que, por cierto, llegó al cargo porque era aliado de ellos, pero luego se les volteó, supuestamente por asuntos vinculados al narcotráfico. La verdad histórica que se quiere borrar es que algo tan estratégico como el Canal de Panamá justificaba esta acción de EEUU en nombre de la libertad y los derechos humanos”, recalcó. 

La bárbara agresión militar fue incluso mencionada por Rubén Blades en una de sus canciones, en la que dice que Chorrillo, un barrio muy pobre, de casas de lata, “ardió como Berlín, un fuego intenso que quemó hasta el cinc”. 

Destacó que no fue por casualidad que Almagro salió a justificar esa acción ocurrida 30 años antes. Lo hizo en tiempos en que EEUU y sus aliados regionales se empeñaban en entrar a la fuerza en Venezuela para imponer un gobierno títere, utilizando subterfugios como aquel “concierto humanitario” que en realidad fue un intento de invasión con marines y paramilitares en la frontera. 

Los reyes del eufemismo son los EEUU

Pérez Pirela insistió en que, pese a los esfuerzos de sujetos como Macri, Duque o Almagro, los políticos de EEUU siguen siendo los más descarados. 

“Son los reyes del eufemismo. La invasión de Panamá se llamó Operación Causa Justa y se trató del ingreso de 26 mil soldados para abolir los tratados del Canal y derrocar y capturar al presidente Manuel Noriega. Eso quedó confirmado en documentos desclasificados que parece que Almagro no ha leído. Ya en 1986, un memorándum admitía que el objetivo de EEUU era desestabilizar a Panamá sin arriesgar su presencia y tener una base legítima para abrogar los tratados Torrijos-Carter. En Panamá no existen cifras exactas de las muertes que ocasionó Causa Justa. Según la asociación de familiares son al menos 4 mil las víctimas fatales”. 

Bolsonaro y la restauración dictatorial

Otro de los mandatarios latinoamericanos que se empeña en reescribir la historia reciente de su país es Jair Bolsonaro, quien niega que el derrocamiento de Joao Goulart, presidente constitucional de Brasil, en 1964, haya sido un golpe de Estado. “Por el contrario, cuando se realizaba el juicio político a Dilma Rousseff, le hizo un homenaje al coronel Carlos Alberto Brilhante, uno de los principales jerarcas del aparato represivo de la dictadura, y autor directo de las torturas a la expresidenta, cuando ella era una joven militante de la izquierda. Como presidente, Bolsonaro ha convocado a las fuerzas armadas a hacer actos de conmemoración del golpe”.  

A su juicio, se trata de una restauración de la memoria golpista. “Romantiza la dictadura que dejó 450 desaparecidos y miles de torturados. Le quitó apoyo al trabajo de un grupo de antropólogos que trabajaba buscando restos en fosas comunes en un cementerio de Sao Paulo que tenía documentados 1 mil 47 casos de restos óseos enterrados como desconocidos. Bolsonaro reivindica las dictaduras de Alfredo Stroessner, en Paraguay, y la de Augusto Pinochet, en Chile, porque sirvieron para frenar una supuesta avanzada comunista en la región. Es una muestra de macartismo puro. Las cúpulas militares mantenían la memoria del golpe, pero con bajo perfil y dentro de los cuarteles. Bolsonaro los hizo sentir orgullosos de haber masacrado, torturado y desaparecido gente. Desde que él es presidente se celebra oficialmente el día del golpe”. 

España celebra su genocidio

Otra muestra de cómo los imperios actuales y del pasado se dedican a difundir su versión de la historia es lo que ocurre con España respecto a sus antiguas colonias. 

“Hace poco, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador le dijo al Papa que México sigue esperando una disculpa de la Santa Sede por el genocidio que se cometió en nombre de la Iglesia Católica. Pero en España continúa celebrando el Día de la Hispanidad, con desfile y todo, es decir, que celebran haber cometido el genocidio más grande en la historia de la humanidad”, dijo. 

Venezuela, historia en caliente

Completó el análisis con el caso de la actualidad candente de Venezuela, un país en el que los intentos imperiales de invasión, magnicidio y golpe de Estado son presentados por la historia hegemónica como luchas por la libertad. 

Refirió la declaración que hizo el 9 de mayo de 2019 el jefe del Comando Sur, almirante Craig Faller. Este oficial tuiteó que estaba a la disposición del diputado Juan Guaidó para logar una supuesta restitución del orden constitucional en Venezuela y Guaidó le respondió solicitando al Comando Sur que coopere en una supuesta salida a la crisis. 

Esas frases esconden la realidad histórica de esa fuerza militar. “El Comando Sur es uno de los 10 comandos de combate unificado que tiene EEUU con responsabilidad de ejecución de planes de contingencia. Entre 1898 y 1994, intervino en 41 ocasiones para forzar un cambio de gobierno en EEUU y fue responsable del diseño y aplicación del Plan Colombia. Hace una década, Evo Morales responsabilizó al Comando Sur por el derrocamiento del presidente de Honduras, Manuel Zelaya. Cuenta con 1 mil 200 empleados y su área abarca 30 países y una decena de territorios del Caribe. La sede está en Miami, antes estuvo en Panamá, desde donde cooperó con las peores dictaduras de América Latina”.  

Remarcó que un senador estadounidense, Lindsey Graham, dijo que a EEUU le interesaba hacer en Venezuela lo que Ronald Reagan hizo en Granada en 1983, evento que también quedó registrado en la historia como una operación de restauración de la libertad. La verdad es que el ejército más poderoso del mundo invadió en forma cobarde a una pequeña isla.  

Puntualizó que la maquinaria mediática en el tiempo presente, y la “historia oficial” que se está escribiendo, también presentan como una lucha por la democracia y los derechos humanos el intento de invasión en las costas del centro de Venezuela, la llamada Operación Gedeón, que fue parte de un contrato firmado por Guaidó con una empresa de mercenarios para asesinar al presidente de Venezuela. 

“Todo esto se disfraza de lucha por la paz, por la libertad, por los derechos humanos. Luego escriben la historia y nos convencen de que cuando nos matan es porque quieren salvar nuestras vidas y cuando nos hacen morir de mengua es por nuestro derecho a estar alimentados”, aseveró. 

Contar la historia verdadera

En la parte final, insistió en que este sería el último programa del año en lo que se refiere a temas coyunturales. El viernes 18 le correspondería el turno a la filosofía.  

Al hacer un rápido balance del trabajo realizado, manifestó su esperanza de haber estado a la altura de las expectativas de la audiencia. “Tratamos de llevarles a ustedes una historia que no es contada por otros. El año próximo seguiremos en este empeño de contar la historia verdadera, la que está a pie de página. América Latina solo será libre cuando camine con sus propias piernas, piense con su propia cabeza, escriba la historia con su propia memoria y cambie el devenir con sus propias manos. Solo con el conocimiento y el estudio, aunado a la experiencia podemos tener conciencia”.  

“Nuestra tarea fundamental es revivir la historia sobre todo para las generaciones que vienen, esas que están siendo criadas a punta de videojuegos, de redes sociales, de Netflix, de Wikipedia y de Google. Cuando alguien tiene una duda, le pregunta a Google y los gringos le responden con su versión de cada cosa. Estamos en un océano de conocimiento con centímetros de profundidad, vivimos en la banalidad, en el carpe diem, nos borran la memoria y nos impiden tener ciencia (conocimiento) y conciencia. Nuestra tarea es construir, forjar, estructurar, tejer una memoria colectiva de los pueblos oprimidos, que resisten, que seguimos caminando”, planteó. 

Finalizó con la promesa para el año próximo de profundizar en los temas de la cultura, la patria y la matria latinoamericana. 

Libro

Propuso la obra Lectura crítica de la literatura americana (la formación de las culturas nacionales). Tomo 2 de la Biblioteca Ayacucho. 

(LaIguana.TV)